Pasó agosto, el mes del calor. El octavo del año, en el que la mayoría de las españolas y españoles gozan de vacaciones. Pero agosto no solo dejó cifras sobre turismo o altas temperaturas. También dejó alarmantes cifras sobre muertes por violencia de género.
Ocho mujeres asesinadas. Ya son 41 en lo que va del año. En la segunda semana de agosto, llegaron a sucederse dos asesinatos de mujeres en el mismo día. Lo mismo se repitió en la cuarta semana del mes.
En agosto, no hay clases, ni casi actividad política. El Congreso y el Senado cierran sus puertas. La mayoría de los pueblos y comunidades de toda la geografía española viven sus fiestas por antonomasia. Las calles se visten de fiesta. Se les rinde honores a patronas y patronos. También hasta al mismísimo diablo. Hay ferias, kermeses, corridas de toros…
De las 41 mujeres que han asesinado, según las cifras oficiales, 27 convivían con quienes decidieron ponerle punto final a sus vidas. Trece estaban en fase de rupturas con sus parejas, 11 de ellas los habían denunciado y solo 2 habían retirado la denuncia. https://www.msssi.gob.es/ssi/violenciaGenero/portalEstadistico/docs/VMortales_2014_05_09.pdf .
Si uno lee a Miguel Lorente, exdelegado para el Gobierno para la Violencia de Género, en http://linkis.com/www.eldiario.es/meKoK, es fácil entender porque es tan banal querer asignar a una circunstancia particular como es el verano y todo lo que lo rodea para “recuperar el argumento circunstancial de tiempo para reducir la violencia contra las mujeres a determinados contextos. El análisis de una conducta criminal como la violencia de género debe ser más amplio. El informe (2012) publicado por el Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer recoge la medida de homicidios cometidos cada mes desde 2003. Una media general de 5,6 femicidios al mes, pero que cuando observamos lo ocurrido en los meses de julio y agosto comprobamos cómo es ligeramente más alta, aunque no suponga una diferencia significativa respecto al resto de meses.
Los datos nos muestran cómo, efectivamente, hay un ligero aumento de homicidios en los meses de verano, pero a diferencia de quien trata de sacar estos homicidios de la intencionalidad, voluntad y conciencia de cada uno de los agresores, lo que nos indica el análisis de los hechos es todo lo contrario; y que cada agresor utiliza, si así lo decide, las circunstancias que proporcionan estos meses para elaborar su conducta criminal.
El verano no mata, pero sí puede facilitar la presencia de elementos de riesgo que cada agresor podrá utilizar para elaborar su homicidio. La diferencia para conseguir una buena prevención y protección pasa por poner el acento y la acción sobre los agresores, no sobre las circunstancias”.
En la búsqueda de respuestas, una se pone a leer y es imposible traer aquí todas las voces de profesionales, estudiosas y estudiosos “seri@s” que explican y también se preguntan el porqué. Imposibles no hacerlo desde una mirada de género. Si se mira hacia adentro, no es difícil descubrir que la explicación está en la propia cultura machista, que la violencia hacia las mujeres no son casos aislados que dependen del contexto o de ciertos grupos sociales, ni tan solo a la pobreza, o a la “falta de educación”. Pero, ¿cuál educación? Si desde las aulas aún se hace una tímida mirada con perspectiva de género (que en muchos sitios, aún ni tímida) es lógico que en la calle la mirada machista-sexista siga siendo la predominante.
“En los últimos treinta años 2.500 mujeres han sido asesinadas, en cálculo aproximado y conservador dada la ausencia de datos fiables. El número de apaleadas, violadas y acosadas sexualmente es desconocido. Ustedes pueden imaginar un escenario en el que esas cifras correspondieran a las víctimas del terrorismo y estarían seguros de que el gobierno habría declarado Estado de Excepción en el país y el Ejército patrullaría por las calles.
Pero estamos hablando de víctimas mujeres, la clase social y económica más pobre y oprimida del país, que han cometido la enorme torpeza de enamorarse o de relacionarse o de dejarse amedrentar por un maltratador, al que incluso todavía quieren o que han querido, con el que conviven o han convivido, en el escenario privado del hogar conyugal donde no hay testigos, y por tanto el drama o la tragedia se desarrolla en el secreto y el encubrimiento. No en el silencio porque tantas veces después del asesinato los vecinos y familiares declaran que a ella se la oía gritar a menudo y también se entendían claramente las amenazas de muerte con que él la amedrentaba.
Pero nadie de su entorno la protegió antes de la última agresión ni denunció a la policía la situación. Y si tal cosa se produjo, en un porcentaje innumerable de casos, las fuerzas del orden que tienen encomendada la seguridad de los ciudadanos, antes de recoger la denuncia e iniciar el atestado, recomendaron a la víctima y a la familia que llegaran a un acuerdo con el denunciado, que lo comprendieran si estaba estresado o borracho o drogado o desempleado o era enfermo mental, que pensaran en las consecuencias de una denuncia que lo internaría en prisión, con lo que perdería el trabajo y separaría al padre de los hijos arruinando a la familia.”
Luego de leer el siguiente análisis en http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2014/09/07/cuarenta-y-una-victimas-mas/ que hace Lidia Falcon, una reconocida feminista licenciada en Derecho, Arte Dramático, Periodismo y doctora en Filosofía, me cuestiono: ¿No alcanza con denunciar? Entonces, ¿dónde fallamos como sociedad? ¿En el procedimiento?
Denunciar no es solo un verbo
No hay tiempo para seguir esperando. Las mujeres que viven a diario situaciones de manipulación y violencia psicológica, ya no solo física, no pueden seguir esperando. ¿Denunciar o no denunciar? Desde los organismos estatales dicen que sí, desde el Ministerio de Sanidad, Políticas Públicas e Igualdad se insististe en que “Hay Salida” (ese es el nombre de la campaña que se viene llevando adelante) y se recuerda por todos los medios el número 016, el teléfono gratuito que no deja huella en la factura telefónica. http://bit.ly/Telf_016 http://bit.ly/HaySalida.
Vuelvo a Miguel Llorente, “Estudios internacionales, como el de Johnson, Ollus y Nevala (2008), indican que se denuncia menos del 20% de la violencia de género, de ellos un 1-7% son investigados, y de estos sólo terminan en condenas entre el 1 y el 5%. O lo que es los mismo, más del 99.9% de los hombres violentos que atacan a las mujeres terminan impunes en esta “feria de violencia” contra las mujeres y contra una sociedad democrática a la que impiden alcanzar la Igualdad.
Basta ya de silencios y de palabras para que las mujeres “hagan algo”. Basta ya de festejar las detenciones puntales sin hacer lo suficiente contra las causas que dan lugar a que exista la violencia de género. Hay que dirigirse a los hombres para que renuncien al machismo, para que se incorporen a la Igualdad, para que aprendan a convivir en paz y sin privilegios… Y hay que trabajar para erradicar la desigualdad de nuestra sociedad, y señalar a los responsables de esta situación: a los agresores, a sus cómplices en el silencio y a sus aliados con las palabras”. http://miguelorenteautopsia.wordpress.com/.
Llegó septiembre y parece que por fin desde el gobierno estatal, empiezan a tomar nota sobre la necesidad de proponer soluciones, y ya están tardando. Cuando se esperaba una propuesta estudiada, lo que apenas se oye de boca de la ministra de Sanidad, Políticas Públicas e Igualdad, Ana Mato, es lograr una puesta en común con todos los grupos parlamentarios -digamos la oposición- escuchar sus propuestas y analizar cómo se puede mejorar la norma, teniendo en cuenta que la actual ley se aprobó hace 10 años, y “el maltrato- según palabras textuales de la ministra – sigue siendo una asignatura pendiente de la sociedad española”.
Habrá que esperar para conocer qué dispone el Ejecutivo, y cuáles son las nuevas medidas para “actualizar la Ley”. Lo que hace falta para la oposición, (PSOE; CIU; Izquierda Plural) es aumentar las partidas presupuestarias porque el cambio de medidas, de los contrario, no servirá de nada.
¿Y l@s hij@s?
Esas otras víctimas. 24 menores han quedado huérfanos por la violencia de género en agosto.https://www.msssi.gob.es/ssi/violenciaGenero/portalEstadistico/docs/VMortales_2014_05_09.pdf . Ahora toca que el Consejo General del Poder Judicial incluya una modificación elemental en la Ley, la de considerar a los menores como víctimas directas de la violencia de género.