Los devoran los de afuera
Con el último punto ganado el domingo a la tarde, Fernando Verdasco le dio a España su tercera Copa Davis, y le negó a la Argentina conseguir la “Ensaladera de Plata” por primera vez en su rica historia tenística. Ese punto significó la última puntada para un bordado de desprolijidades, que comenzó con la designación de la sede donde se disputaría la final, y terminó con las manos vacías del equipo argentino.Las especificaciones de la Federación Internacional de Tenis (FIT) son muy claras con respecto al tipo de escenario que se requiere para recibirla. Para empezar se requiere un estadio de 12 mil localidades como mínimo, además de otras comodidades para los visitantes. Una vez consumada la victoria ante Rusia en las semifinales, y sabiendo que el rival en el último compromiso sería España, con la presencia de Rafael Nadal, número 1 del mundo, se decidió que el partido debería jugarse en una superficie rápida: la carpeta indoor. El primero en alzar su voz para proponer un lugar fue David Nalbandian, estandarte del equipo argentino en los últimos 5 años. El Orfeo de Córdoba era para él el mejor lugar para recibir a los españoles. Esta opinión no era solo altruista, el tenista de Unquillo tiene como uno de sus principales sponsors al banco de la provincia de Córdoba, y el premio por ganar la Davis iba a ser prácticamente para el solo. La política terció en la decisión de la sede y levantó las banderas de Mar del Plata, pretendiendo que la final se jugara en territorio oficialista, contando con el apoyo de la nueva estrella del tenis argentino, el tandilense Juan Martín del Potro. Luego de analizar las dos sedes y con una substancial cantidad de dinero mediante la FIT se inclinó por “La Feliz”. Esto provocó la ira de Nalbandian con Del Potro y los dirigentes de la Asociación Argentina de Tenis por no haber aceptado su pedido. El cordobés está acostumbrado, en el equipo de Copa Davis, a que su palabra tenga mucho peso. No solo en la conformación del equipo, si no también en decisiones diligénciales.El viernes, luego de que mucha agua pasara bajo el puente, con la negativa de Nadal a jugar la final debido a una merma física, Nalbandian salió a jugar el primer punto de la final hecho un león. Borró de la cancha a un impresentable David Ferrer en tres sets y la gente ya se imaginaba un sábado de festejo anticipado. Pero Feliciano López dio el batacazo y se llevó el segundo punto venciendo a Juan Martín del Potro en cuatro sets. El de Tandil llegó más tarde a los entrenamientos luego de haber participado en el Masters de Shangai, y terminó lesionado, con una contractura producto del cansancio de una temporada agotadora, y de los nervios que genera un compromiso como la final de la Copa Davis. Llegó el sábado y con él el dobles. Este era quizás el punto más endeble de la Argentina, ya que contaba con dos singlistas, Agustín Calleri y el propio Nalbandian, que no acostumbran a jugar de esa manera. Por el lado español, Feliciano López y Fernando Verdazco habían jugado diecisiete torneos de dobles en el año. Argentina jugó un primer set notable, el segundo fue para los españoles, y en el tercer set, luego de remontar un 1-5, y llegar a estar 5-1 en el tie break, los argentinos dejaron escapar el triunfo y de pronto España ganaba la serie 2 a 1. El domingo José Acasusso jugó por el lesionado Juan Martín del Potro, y Fernando Verdazco hizo lo mismo por David Ferrer. A pesar del esfuerzo de “Chucho”, perdió el partido en el 5º set, y en la península Ibérica hubo fiesta para celebrar la obtención de un trofeo que creían perdido por la ausencia de su as de espadas. Mientras tanto en la Argentina, como siempre, a la hora de hacerse cargo de la parte que le toca a cada uno en la derrota todos miran hacia otro lado y señalan con el dedo.Federico García del Corro