Los fantasmas del Eden: reseñas de un hotel enigmático


Los fantasmas del Eden: reseñas de un hotel enigmático

El Eden Hotel se convirtió en un mito histórico argentino. Con más de cien años de antigüedad, logró consolidar la oligarquía nacional y extranjera, como así también el resguardo del nazismo en plena actividad y desarrollo. Medios Lentos viajó a Córdoba y visitó los caminos de un lugar con tradiciones y misterios.El Eden Hotel no puede considerarse, únicamente, como un edificio arquitectónico vacacional de turismo veraniego. Desde 1897, contribuyó a la conformación y crecimiento de un pueblo entero, La Falda. Con el paso del tiempo, albergó a personalidades de renombre universal, a la aristocracia mundial y, a pesar de su decadencia servicial, hoy es asilo de visitas guiadas por sus leyendas y su deslumbrante contenido histórico.En la segunda mitad del siglo XIX, las sierras de Córdoba lograron una popularidad masiva por sus condiciones climatológicas que promovían la curación de enfermedades pulmonares y respondían a un proceso de relajación prominente. Sin embargo, su característica más significativa fue la de conservar propiedades saludables para la detención de la Tuberculosis, padecimiento de psicosis colectiva que amenazaba a todo el planeta y que, en su momento, no ostentaba soluciones ni antibióticos provenientes de la medicina tradicional. Es por ello que se recomendaba a la oligarquía nacional y extranjera reposar varios meses en dicho sector de nuestro país, a fin de recuperar su bienestar.El 19 de agosto de 1897, el alemán Roberto Bahlcke compró la denominada Estancia La Falda y en 1898 construyó, con la fuerza de 500 obreros, el Eden Hotel que contaba con 900 hectáreas al servicio del turismo adinerado, con todas las innovaciones tecnológicas europeas (grupos electrógenos que producían 110 corrientes continuas, logrando su electricidad propia), las maquinarias del momento, como la fabricación de hielos y cremas heladas; su autoabastecimiento completo, con su quinta, frutales, tambos, ganado, embutidoras, entre otras, y todo al servicio del hospedante. Una arquitectura prominente, repleta de lujos, canchas de tenis, pileta profesional para el confort elitista de la generación.A comienzos de siglo XX, la sociedad que integraba la recepción se quebró por motivos financieros, y tomó el mando la señora María Herbert de Kreautner, capacitada en hotelería con la sabiduría necesaria para regenerar los réditos suficientes. Ella consiguió nuevamente darle prestigio del edificio pero en 1911 viajó a Alemania con motivos de visita familiar y es allí cuando vendió la propiedad a los hermanos Eichhorn, en mayo de 1912. Su principal tarea fue la de realizar un plano de urbanización que permitió vender lotes y recaudar dinero para saciar la demanda, producir oferta y consolidar la estabilidad económica ya que las deudas del hotel eran moneda corriente. Todo ese movimiento administrativo consintió a la formación, en 1934, de un pueblo entero conocido como La Falda. Las tierras fueron compradas principalmente por alemanes, porteños y santafesinos, quienes dejaron su descendencia en dichos territorios donde hoy habita una población inmensa, con su propia economía y turismo.La Primera Guerra Mundial favoreció completamente al Hotel. La aristocracia argentina no podía veranear en Europa, y los mismos europeos necesitaban un refugio seguro. Personalidades históricas elementales fueron huéspedes del Eden: Albert Einstein, Julio Argentino Roca, Carlos Pellegrini, Juan Domingo Perón, el Che Guevara en su niñez, el poeta Rubén Darío, entre tantos otros. Durante la Segunda Guerra Mundial, el panorama cambió rotundamente. Los hermanos Eichhorn eran extremos partidarios del nazismo, y se habían dedicado a contribuir económicamente a la campaña de cancillería de Adolf Hitler en la Alemania de 1933, condecorados en Berlín por sus acciones. Eran amigos de muchos integrantes del personal nazista, y es por ello que habían decidido albergarlos en su hotel: era, como se decía entonces, “una prisión de lujo”.En 1945, se decidió incautar la propiedad por ser un establecimiento Nazi. Los exponentes de dicha corriente llegaron al país disfrazados de frailes y curas, en búsqueda de asilo en el Eden. A pesar de que dos años después se les devolvieron los derechos a los hermanos Eichhorn, éstos decidieron no continuar con la explotación del mismo: el rechazo social era masivo, y para ese entonces, los antibióticos para la Tuberculosis eran un producto accesible. Desde ese momento, el Hotel pasó de una sociedad anónima a otra, por manos estatales y privadas, de pérdida en pérdida. Llegaron los años de destrucción y saqueos constantes.En 1988 se lo declaró como Monumento Histórico Municipal. Un año más tarde, de Interés Provincial. En la actualidad, se lucha por conseguir que se lo nombre Monumento de Interés Nacional. Desde 1998, se comenzó con un proceso de restauración edilicia, reconstruyendo sectores fundamentales del Eden Hotel.Los avances continúan. No se espera un nuevo servicio hotelero, pero sí un museo histórico, con visitas guiadas y exposiciones culturales. Asimismo, hoy en día el Eden Hotel ofrece dos recorridos con profesionales en la materia: uno matutino, de contenido informativo, y otro nocturno, de carácter espiritual y secreto, ambos de abono accesible. Este último, es una propuesta apasionante sobre los misterios, leyendas y cuentos sobre los fantasmas que habitan allí. Es un camino sobre el interior y exterior del edificio, completamente a oscuras, donde se rememoran esas situaciones acerca del famosísimo “creer o reventar”: el bebé muerto, la dama de blanco y hasta el mismísimo Adolf Hitler. Las historias son conmovedoras y extremadamente palpitantes. El escenario es tétrico pero llamativo. Ideal para aquellos aventureros, fanáticos de los enigmas y creencias populares. Lo interesante del Eden Hotel, es que reúne una descomunal tradición que recorre paralelamente nuestra historia como país. Se conservan fotografías de aquellos años, utensilios, cartas escritas por los mismos protagonistas, aparatos de funcionamiento edilicio, entre otras infinitas propuestas. Del mismo modo, conserva una cantidad impensable de misterios y relatos fantásticos que, a más de uno, le hacen temblar las piernas y lo llena de escalofríos. El Eden Hotel, el nacimiento de un pueblo, un pasado verídico, una incógnita… secreta y argentina.Fuentes: Gentileza de Fuente Archivo Eden S.A.AutorPablo C. Sturbapablo@medioslentos.com