Antilibros: la otra faceta de los barcelonenses
Al pensar en quienes hacen la revista Barcelona, muchos de nosotros los imaginamos, sin pensarlo dos veces, como unos locos creativos que desde que se despiertan hasta la hora de dormir piensan toda su vida en el mismo tono ácido que tiene la revista. Pero no es así. A los que caímos en esas suposiciones, la edición Antilibros, lanzada hace unos meses, nos demuestra la equivocación.Pablo Marchetti, Mariano Lucano, Fernando Mazzeo y Daniel Riera -por orden de foto- llevaron adelante el armado de una editorial con un concepto no sólo original, sino además libre de las pautas que rigen hoy el mercado de los libros. Para Riera, su objetivo es “desmitificar la idea de que los libros tienen que ser caros. Y que cuando son baratos tienen que ser feos. La escasez es una virtud. Tiene que ver con el artesanado, con trabajar entre amigos, cosas que son parte del espíritu de Barcelona”.Con sólo cinco mil pesos, iniciaron su proyecto: ediciones cuyas tapas son de cartulina y fueron selladas por sus autores. Así, los primeros cuatro títulos de Antilibros son, en su aspecto artesanal, una crítica a la comercialización de libros que prometen mucho, pero dicen poco. Sin embargo, en el contenido, todos hacen arte: hay poesía, cuentos y dibujos de producción original en esos pequeños ejemplares.El estilo de los tomos es diferente al de Barcelona. Estas obras rústicas son producto de otras facetas artísticas de estos cuatro miembros del staff barcelonense. “Estamos todo el tiempo generando cosas. Tenemos inquietudes que abarcan la revista y que también la exceden”, nos cuenta Riera.En “Dialecto pequeño burgués”, Marchetti ironiza algunas costumbres y la idiosincrasia de la clase media. Uno de los versos, titulado “Dialecto vanguardista” es un buen ejemplo: alcen los puños/y construyan/un mundo en donde se pueda vivir/ que yo/mientras tanto,/bueno,/no,/lo siento,/mejor no,/ ahora tengo mucho sueño.Lucano no ahorra en “Caprichos”. Dibujó sobre religión, sexo, la sociedad. Además de ser un excelente dibujante, tiene un tono irónico y ácido que no falta en su libro.“Ejercicios para la mano izquierda”, nombre que eligió Mazzeo para su compilado de cinco cuentos, recorre con su estilo las vidas de personajes tan (en algunos casos, escalofriantemente) propios.Por último, Riera nos describe a los argentinos. Aquí va uno de los versos de “Familia y propiedad” y “La vergüenza nacional”, los dos títulos del libro: “Andreas dice que su madre/le pintó el dormitorio/de azul grisiciento/Había soñado otro azul/un azul azul/un azul no grisiciento/para su dormitorio/pero este azul/el azul final/el grisiciento azul/es lo que hay/y ‘es lo que hay’ es/siempre/por definición/grisiciento.”(Un niño aprende la lección).Estos cuatro muchachos tienen algo para contar. Y su trabajo no viene de hace poco. Es empuje y creatividad en el intento (no en vano) de romper las reglas que privan de publicarse a las buenas ideas. He aquí sus resultados.Por Carolina Quirós