La Plata: epidemia ricotera


La Plata: epidemia ricotera

“Les pido que lo reciban como yo recibiría a un amigo suyo”, dijo el Indio Solari, y el Estadio Único de La Plata entero miró al piso y sintió un poco de culpa ante aquello que pensaba. El amigo que iban a recibir, no era nada más ni nada menos que Andrés Calamaro, ex líder de Los Rodríguez y solista reconocido en toda Latinoamérica, que cayó como balde de agua fría a todos aquellos que iban a ver más a la ilusión de los Redondos que al espectáculo de los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, banda que acompaña a Solari.El rechazo se notó pero fue más leve que el del día anterior, en el que a falta de introducción se escucharon abucheos y se lo vio al invitado esquivando misiles del público. Ahora sí, con Calamaro y todo, la gente cantó y disfrutó los tres temas, esperando siempre el último, no solo por hacer finalizar la participación especial, sino por ser “Esa estrella era mi lujo”, clásico ricotero.Entre estos últimos se encontraron Mariposa Pontiac, Un ángel para tu soledad, Juguetes perdidos y el pogo más grande del mundo con Jijiji. Entre otros invitados, que no merecieron tanto debate para ser aceptados, se encontraron Martín Carrizo en la batería y percusión, y las voces de Débora Dixon y Luciana Palacios en los coros.La Plata se preparó para el espectáculo desde temprano ese día en el que llegaron micros llenos de familias y amigos desde el mediodía. Hicieron el mismo ritual que en 2005 al desfilar por la avenida 32 abarcando todo su ancho desde cuatro cuadras antes de la entrada del estadio, y siempre sin perder el espíritu, cantando los clásicos y agitando las botellas.Para asombro de viejos seguidores que no buscaban más que los clásicos de los noventas, temas como To beef or not to Beef, Pabellón séptimo y El tesoro de los inocentes de su primer disco, y los más recientes Bebamos de las copas lindas, Y mientras tanto el sol se muere y Flight 956 se aclamaron muchísimo, más que nada por los más jóvenes.El estadio se vació con alegría, tras un recital de rock como pocos y añorando los viejos tiempos, aunque agradeciendo que sean menos violentos en algunos casos. Quedaron ganas de más y como siempre se volvió a escuchar el “solo te pido que se vuelvan a juntar”.