Entrevista a Eduardo Aliverti


Entrevista a Eduardo Aliverti

 “Yo más bien soy una radio con forma humana, que un tipo que hace radio”Estar frente a Eduardo Aliverti intimida. Es un hombre elegante, cortés, sólido e impredecible. Además uno de los pocos intelectuales lúcidos de la Argentina.En una entrevista mano a mano confesó, entre otras cosas, ser amante de la soledad como de  las mujeres y obsesivo de las palabras, con las que admite seducir más que con su voz, la misma que lo catapultó en la historia como la “voz de la democracia”.Aliverti es locutor, periodista y profesor universitario. Hace diez años que es el conductor de Marca de Radio (sale los sábados por La Red), programa reconocido por el público y los especialistas como uno de los más emblemáticos y prestigiosos del periodismo político de opinión y de investigación. Obtuvo doce premios Martín Fierro por su labor radial y televisiva. Es autor de cuatro libros, nucleados en la colección “El Archivo de la Década”, que condensa algunas de sus principales notas de investigación y opinión radiofónica. Dirigió videos de corte documental y produjo el largometraje “Sol de Noche”, sobre la historia de Olga Aridez, el film más visto de su rubro en nuestro país, durante 2003.Desde 2006 es la voz institucional de la FM 2×4, la radio de tango de Buenos Aires. En Radio Nacional conduce “Dos Gardenias” y “Decime quién sos vos. Efectuó coberturas en América Latina, Estados Unidos, Europa y Asia. Posee un archivo periodístico considerado como uno de los más importantes del país. Dirigió Tango de un Lagarto (1990), sobre la realidad cubana; Volviendo a Washington (1991), acerca de la historia de la moneda argentina, y Malajunta (1996), en torno de la última dictadura militar y filmada en Suiza lo cual motivó en Europa el surgimiento de la agrupación HIJOS, integrada por los descendientes de detenidos-desaparecidos exiliados en el Viejo Continente. En 1997 creó la Escuela Terciaria de Estudios Radiofónicos (ETER), la primera institución argentina en su tipo. Aliverti es además uno de los columnistas principales del diario Página/12, donde trabaja desde su fundación. Durante una entrevista que le hizo el periodista Ricardo Fonseca para canal 10 de Córdoba , usted respondió algo que espero que se acuerde… ¿Qué dije? Y tuteame – responde Aliverti (rascándose la barbilla mientras busca un cigarrillo).Que es un buen seductor…Es cierto, soy un seductor, pero más allá de lo mujeriego que soy, no creo que pueda haber radio sin seducción, siempre lo tuve absolutamente claro, no es la condición suficiente pero es de base y la necesaria para hacer buena radio. En general en 9 de cada 10 entrevistas siempre la cosa pasa por la política, la economía, la ideología, y la verdad que a veces me gusta relajarme y que me pregunten cosas de la vida personal, no se si de la vida íntima. … Yo más bien soy una radio con forma humana que un tipo que hace radio. Por ejemplo, sobre todo en los casos de las cosas de fondo, editoriales, clips opinativos, etc, me estudio hasta último momento la pausa, el silencio, cómo cargar cada adjetivo, cómo recargar tal verbo, y eso es seducir. Me parece que se perdió mucho eso en la radio, sobre todo cuando la radio quedó presa del vértigo que le imitó a la televisión .Pero sí, está bien, soy un tipo que sabe trabajar la voz y lo uso para la radio del mismo modo que lo puedo usar para las minas, no es que hay dos Aliverti.¿Qué hay detrás del periodista, dónde nació, cómo fue su infancia?Nací entre Paternal y Caballito, en una casa de familia, en Gaona al 2300 … no tengo bien la dirección. Eran los tiempos de las parteras en las casas, que creo que ahora ha vuelto como cosa “cool”. Colegio del Estado, secundaria del Estado.Mi viejo era un busca, limpieza a seco, que alguna vez me llevó a laburar en eso, y que a mi me venía bárbaro porque mientras giraba la ropa en el solvente yo leía. Mi vieja era empleada administrativa, perito mercantil. Siempre fui un solo, un solo en el sentido de gustarme estar solo. Siempre jugaba solo, además en la infancia fui el gordo boludo… Mi pasión era el fútbol, Boca y la geografía, en términos de andar siempre con mapamundis y atlas. Desde esa época yo no puedo no analizar las cosas sino en función de las extensiones territoriales, economía política, demográfica y demás.Leí que estudió medicina…Sí, casi 2 años …¿No cree que la medicina y el periodismo están ligados, porque la clave para ambas profesiones es la prevención? ¿Un buen periodista no tendría que prevenir?Nunca lo pensé así. Lo de medicina tenía que ver con que mi vieja quería que yo fuese pediatra. A ella le gustaba que yo fuese pediatra, creo, porque estaba enamorada de mi pediatra, pero no estoy seguro (se ríe). En realidad, y esto tampoco lo he contado mucho, por esta cosa que nunca surgen estos temas en general en las entrevistas, mi vieja rompió las bolas con que yo fuera médico desde el secundario, pero yo quería ser locutor. Pero bueno, qué se yo… si hay una cosa que no me gusta son los nenes, o sea, de ninguna manera podría ser pediatra. Y debo confesar, bizarro chanchamente, si tuviera que ser médico sería ginecólogo, porque aparte me gustaría ver minas, de ahí que me interesé en la ginecología durante el secundario, que aparte la usaba como educación sexual. Me acuerdo que íbamos mucho a la biblioteca de Devoto los sábados a la mañana a mirar vellos púbicos (se ríe y juega con el encendedor ). Mirá, se produce también un episodio muy loco: en el ´74, tenía el examen de ingreso en el Iser , en el San Martín. Di el examen de ingreso en Marzo. El mismo día que yo daba por descontado que entraba, era el día de inscripción en Medicina. Y me acuerdo hasta cómo estaba vestido: saco negro y pantalón celeste. Di el examen y me bocharon. Me dijeron que tenía la respiración un tanto entrecortada, no se qué mierda, que capaz era cierto, (hace una pausa, mira hacia la puerta y relata exultante). A la vuelta de los años, quien me bochó viene a tomar también exámenes aquí a Eter, mientras yo soy el rector… Cuando terminé de dar ese examen, desde Corrientes y Paraná, desolado, me fui caminando por Junín hasta la Facultad de Medicina y me anoté, el mismo día al mediodía.¿Y qué pensaste en ese momento?Yo estaba desesperado. Después pegué alguna buena onda con gente de medicina, Mi secundario fue espectacular, imaginate que empezó en el ´69 con el Cordobazo y terminó en el ´73 con Cámpora, fiesta. Y en el ´74, en Medicina, metí materias como: neuroanatomía, medicina social, que era una materia que creo que ya no existe que tiene que ver con la función social de la medicina. Y después me bocharon otra vez en el segundo intento en el Iser, pero ahí ya pude dar en Cosal y entré.Que bueno lo que contás, porque hay personas que tal vez tienen condiciones pero se asustan y se dejan vencer.Y, después de dos fracasos, sobre todo en algo que es artístico, tipo lo locutivo, después de dos veces, y sí, es probable que te venza. No soy de vencerme con esas cosas. En líneas generales los fracasos me estimulan, pero reconozco que son estimulantes del fracaso algunos fracasos.¿Y tu padre llego a ver tu crecimiento profesional?Eso fue muy duro para mi. Mi viejo nunca me alentó a estudiar locución. La verdad de la milanesa es que, como él provenía de un ambiente humilde, nunca se imaginó que su hijo pudiese destacarse en un ambiente artístico periodístico. Pero yo me recibí de locutor muy joven, en el ´77, y ya a mis 21 años empecé a trabajar en el informativo de Continental de manera fija, y a conducir “2 en la noticia” con Magdalena. Más adelante, justo antes de morirse, eso siempre me lo acuerdo (Aliverti se toma un tiempo para contestar, dueño de los silencios, hace uno y sigue) y no siempre lo he contado, o nunca lo he contado, me dan un programa propio en abril del ´81, Anticipos, con Liliana en Continental, el famoso programa crítico respecto de la dictadura de aquellos años. El 4 de abril del ´81 empezó el programa, el último sábado de abril del ´81 y le hago una nota a Sábato (respira hondo, prende el tercer cigarrillo y retoma), y ahí recién cayó mi viejo: “el nene le hace una nota a Sábato”. Mi padre era un bohemio, comunista, gran lector, le chupaba un huevo la tele, era el tipo de la calle Corrientes, del morfi y el vino. Como te contaba , el último sábado de abril del ´81, le hice la nota a Sábato, mi viejo estaba enloquecido. Se murió el 5 de mayo del ´81. Eso me jodió. Me hubiese gustado que lo viera. En cambio mi vieja sí lo vio (se entiende que estoy hablando de mi crecimiento), incluso la puse a laburar en cosas de radio, cosas para mi. Murió recién en el ´97.¿Y el amor por la radio?Y el amor por la radio es lo que casi te diría, tengo más presente de la infancia.Yo me acostaba a dormir la siesta con mi abuela, que vivía en mi casa, porque era una familia grande: viejo, vieja, abuelo, abuela, hermana… y mi abuela a la tarde escuchaba los radioteatros de Chiape, en Radio Porteña. Estamos hablando de mis 8 años, 10 como mucho. Y a mi me alucinaba eso de los radioteatros, no podía creer, y le daba muy poca bola a la tele, siempre, salvo para ver fútbol.Lo segundo que recuerdo era ir anotando en un cuaderno todo lo que pasaba en las fechas del campeonato: expulsados, recaudaciones, goles. No sé si no debe estar todavía en la casa de mi vieja.Después, como vivencia, es en el secundario. Ya desde primer año mi vieja quería que yo fuese a la mañana porque a ella le convenía,…Y yo ya no podía estudiar a la mañana sin escuchar el Fontana Show. Cualquier cosa que yo estudiara, así fuese matemática, que siempre fui un queso, era con el Fontana Show detrás. Y siempre aclaro que más que Fontana me impresionaba el ritmo locutivo de Rina Moran y Beba (María Ester) Vignola.A pesar de ser un hombre solo, “un tipo solo”, siempre lo acompañó la radio…Sí, absolutamente. Es más, yo ahora vivo solo también y en la cama siempre está la radio. Si me sacás la radio no puedo respirar. Pero también hoy me costaría mucho no escribir en un diario o algo de eso, porque realmente le tomé muchísimo el gusto a la gráfica, tiene mucha repercusión. La tele es una puta con la que me gusta encamarme de vez en cuando, más como invitado que como otra cosa, touch and go. Pero sin la radio no podría respirar. Sin ella en el sentido de hacerla y sin ella en el sentido de tenerla de compañía en la cama. Ninguna mina entra a mi cama si no entiende que la radio va a estar en el medio, o como mucho, a mi derecha.¿Conduciría un programa en televisión?Sí, de hecho lo hice varios años con Varela en América y en cable. Me gustó pero me terminó estresando mucho, la tele es muy estresada. Me quedó la idea de que algo de eso debe haber influido para que tuviera un linfoma hace ya casi 10 años (frunce el ceño y juega con el celular). Pero sin la radio no podría respirar. Nunca estuve sin radio, salvo una vez, pero parecido. Cuando los radicales levantaron “Sin anestesia”, en el `86, yo medio que me refugié yendo y viniendo a Rosario los fines de semana donde tenía un programa, pero que también me terminaron levantando. Después en algún momento del 88, hacía columnas telefónicas, nada que ver, pero también, caminaba por las paredes. Esos son los únicos registros que tengo en más de 30 años de profesión.En una entrevista que le hiciste a Dolina éste dijo que la radio ahora está “mecanizada, invasiva,” y hace que el oyente esté solo. Este habría dicho que “están tan grabadas las voces en la radio que el oyente no presupone una presencia, cristaliza una ausencia”…Bueno, yo creo que en la mayoría de los casos el oyente cristaliza una ausencia. Lo que pasa es que es esa cosa del lugar común de la imaginación. La mejor definición que yo escuché de la radio es eso de que es el teatro de la mente, no está registrado a quien pertenece, pero eso es fascinante. Vos fijate que cuando arranca la etapa multimediática, a comienzos de los 90´, y los que trabajábamos en radio pasamos a hacer cosas en tele, se creyó que parte de esa magia se iba a perder, porque vos le ibas a ver la cara al tipo o la mina que te seducía o que te ratoneaba y que escuchabas por radio. Sin embargo no pasó. La radio es algo tan obvio y sin embargo se conoce pero se sabe poco. Es el único medio donde solo interviene un sentido, que es el oído, lo que no pasa con la tele, donde está la visión, no pasa con el diario donde está el tacto.Además se puede hacer cualquier actividad a la par de consumirla, y eso representa la invencibilidad de la radio, en términos de la decodificación del mensaje al que te obliga, y me parece que siempre fue así. Como compañía es un medio insuperable. Pero no estoy seguro de que el vértigo de los últimos años haya cristalizado más la ausencia que siente el oyente. Es una hipótesis doméstica que puede ser cierta, no la pensé. Y este oyente, con Facebook, ¿lo pudo ver? ¿Está de acuerdo con esta nueva herramienta?Por supuesto que estoy de acuerdo, no reniego de ninguna tecnología, sería muy necio de mi parte. A mi lo que me pasó con el Facebook, cuando lo instalamos en Marca de Radio, es que me vino muy bien para detectar un tipo de oyente que no es el oyente alivertiano típico, que está atento a mis bajadas ideológicas o cosas por el estilo, y en cambio sí me encuentro con cosas que después de mucho tiempo me han sorprendido, no porque no las imaginara, sino porque no las había constatado. El otro día, por ejemplo me sorprendió muchísimo… siempre jodemos con Pedro Brieger, que es mi columnista de internacionales, que siempre viaja y cuando vuelve lo jodemos con que trajo, si caramelos… por ejemplo vino de China y trajo unos caramelos que eran espantosos, y jodimos mucho al aire con eso. El tipo ahora fue a Kuwait, volvió la semana pasada, y un oyente en Facebook escribió “che, avisen qué caramelos trajo Pedro”. Y vos decís ¿cómo es? Uno hace un programa clásico, de 3 horas, y éste presta atención también a eso, se la presta a los caramelos de Pedro, y como eso te puedo poner otras anécdotas. Eso no solo me impresiona mucho sino que me ha hecho bien, porque es como que me habilita a mi, que soy un culposo en algunos planos respecto de la coincidencia que tiene que haber entre el mensaje ideológico y mi imagen, a distenderme más, con respecto a estar más chistoso, de habilitar más improvisaciones al aire y esas cosas.¿De que te arrepentís periodísticamente?No, arrepentirme no. Seguramente la frontera es difusa. Si hiciese de vuelta “Sin anestesia” sería más inteligente para pegarle al radicalismo. Yo le empecé a pegar muy duro al gobierno de Alfonsín por sus defecciones antes de tiempo, en el sentido de cuándo eso podía ser asimilable. O sea, la historia me dio la razón, para decirlo maximalistamente (medio que se ríe). Pero si yo hubiera sido un poco más vivo, era un equipo con Lanata, con Zlotogwiazda, un equipo irrepetible, no me hubiera quedado tan mudo como me quedé, en términos de reprecisión pública, hasta el ´93 cuando gané el primer Martín Fierro (en realidad el segundo). Eso fue lo que me rehabilitó en los medios, “el zurdo ganó el Martín Fierro”, me acuerdo que fue el 7 de mayo del ´93. Pero ese período, entre el ´86 y el ´93, para mi fue muy jodido porque tuve poca repercusión mediática. Pasó que llegué a hacer un radio sólo por teléfono, y esa factura me la pasaron por haberle pegado muy duro a Alfonsín. O sea, no me arrepiento ni política ni ideológicamente de lo que hice, pero en la ejecución periodística lo haría con mucha más inteligencia.¿Por qué usted, quizás Lanata y algunos periodistas más parecen tan valientes en comparación con los periodistas de ahora, si es que es valiente el adjetivo? No es una cuestión de valentía, éramos los únicos. Era una cuestión, para mí, de cantidad. Eso se quiebra en el segundo lustro de los ´90 cuando es gratis pegarle a “Mendez” y aparece todo el tema de la corruptela menemista. Ahí también aparece toda la cosa del periodista “superman” como salvador de la patria, que te va a arreglar los problemas antes que la justicia, y ahí ya es fácil aparecer ¿no? Por cierto que también aparecen cosas muy interesantes, aparece Verbitsky en Página 12, aparecen algunos trabajos en la propia televisión interesantes… Pero en ese momento éramos los únicos, y además digo, si lo ves en términos históricos, era un soplito lo que había transcurrido desde la dictadura. Entonces un Lanata, un Aliverti, un poco más, o casi nada más, tardó mucho en haber un recambio generacional respecto de los periodistas de la dictadura. Digo, Neustad siguió laburando, Grondona sigue laburando, alguna otra gente también sigue laburando, y entonces bueno, éramos los impolutos. Por lo tanto, yo no sé si era una cuestión de valentía, era una cuestión quizás de ser vistos como los más osados. Cuando entrevisté a Vicente Romero, periodista español premiado internacionalmente por sus investigaciones y autor, entre otros, de “ El alma de los Verdugos”, sobre la última dictadura militar Argentina, libro que compartió en autoría con el ex juez Baltazar Garzón – me pidió que le preguntara ¿Cómo hace Eduardo Aliverti para mantener el entusiasmo? Porque Romero se autodefine como un “desencantado”…Soy absolutamente gramsciano, o sea, voy adelante con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. No creo en Dios, ni siquiera recurrí a Él cuando estuve jodido de salud. Soy un tipo de mucha energía, seguramente menos de la que tenía, en términos físicos, a los 20 años. Ahora tengo 54, pero vivo en proyectos, me gusta mucho el día a día. La primera que te hice es la respuesta macro, mi voluntad es naturalmente optimista y siempre creo que puedo con todo, hablando de los proyectos que encaro. Nunca me meto en alguno que crea que va a fracasar o que no vaya a tener un piso… no hago cosas que no me apasionen.Por supuesto algunas cosas me apasionan, como hacer asados, manejar o seducir, y otras, las profesionales del tipo vivir leyendo en voz alta, ya que no puedo ver nada escrito que no lo piense en términos de cómo se dice.Como se organiza la vida Aliverti?Y, vivo el día a día, soy un tipo que no cree en el futuro, por lo menos de largo plazo. En ese sentido, ni siquiera le encuentro mucho sentido a la vida, creo que tiene finitud. O sea, lo que me jode macroestructuralmente de lo que pienso de la vida, la política, los sistemas y demás, no son cosas que me jodan espiritual lúdicamente, porque incluso cuando quedo al borde de que me pase eso, que es raro o inexistente, gozo con el hecho de que me doy cuenta que me doy cuenta.Recordaré a Bernar Pivot a través del famoso cuestionario que le hacía a sus entrevistados y pregunto:¿Cuál es tu palabra favorita?(Silencio, piensa) Mi palabra favorita… mi palabra favorita… Eh… Radio, pero también Seducción. En general mis palabras favoritas son las agudas.¿Qué palabra odias?Las que juntan mucho las enes, las eses y las tes, como “institutos” y ese tipo de cosas que me cuesta mucho, sobre todo de corrido. Vos sabés que en general no odio palabras sino construcciones, todo lo que sea cursi lo odio, todo lo que no sea construir de una manera diferente al lugar común lo odio.¿Qué te motiva?La radio y las mujeres¿Qué sonido o ruido te gusta más?El crujir de la leña cuando prendo el fuego, pero solo leña, no carbón¿Qué sonido o ruido odiás?Cualquier chirrido, y definitivamente odio la gente con agudos estentóreos, y sobre todo en las minas.“Las minas” te han marcado, desde tu madre hasta la radio, porque ésta última es mujer ¿o no?La radio es mujer, absolutamente.¿Cuál es tu Mala Palabra favorita?(Piensa) Eh… La concha de tu madre, pero muy con el acento prosódico en la o. Y la T de pelotudo, yo creo que en ese sentido lo de Fontanarrosa fue insuperable.¿Qué profesión diferente a la tuya te hubiera gustado ejercer?Viajero, viajante, sí, yo soy una road movie, me gusta agarrar el auto, tomármelas solo y parar en parrillas ruteras con mi auto.De verdad, ¿qué te gusta?Me gustan los silencios, me gusta el tango, me gusta la música clásica, me gusta lo melódico, no siempre me hago acompañar de la música, solo escucho música en el auto. En casa solo escucho AM, y en el auto solo escucho FM.¿Que te obsesiona?Soy muy obsesivo, soy casi enfermizamente obsesivo de que no se repita tal palabra, de que no haya tal cacofonía, eso me lleva mucho tiempo. Muchas veces me digo “éste no es el esquema que yo debería seguir”. Pero por ejemplo, suponete, yo escribo una nota, no puedo seguir si no encontré la oración y lo correcto sería seguir. Pero no, no puedo. Si a medida que lo voy haciendo no noto que está perfecto lo que hice… no puedo.¿Y hay ningún momento del día en que se inspire más?No, no, no tengo ningún momento del día. A ver, si te referís por ejemplo a mis dichosas editoriales, entonces serían los viernes, que no me muevo de casa ni quiero que nadie me hable.La editorial de “El odio” la han subido en youtube muchas veces…(Riéndose) ¿Querés que te cuente una intimidad de eso? Había empezado dieta y era el primer viernes que no podía tomar vino, y lo escribí con Terma Light, eso sí, en vaso grande con mucho cubito, de manera tal de pensar que… (agrega Luciana: parezca más). Pero eso fue muy impresionante, ahí te favorece tener mucho vocabulario también. En definitiva, el lenguaje es el efecto de la organización del pensamiento. Me da la sensación de que también algunas notas en particular, o si querés, en general, provocan impacto por el buen uso de la lengua. Además del cómo se dice, en contraposición a lo que se ha devaluado el mensaje. Y también es cierto que el vocabulario se ha devaluado terriblemente.Últimamente encontré una cosa que impacta mucho, sobre todo en clase, que es preguntarle a los alumnos si al cabo del día sacan la cuenta de cuántas palabras y cuántos términos usaron para relacionarse. ¿Cuántos? Además de “na”. .. boludo” ¿200? Supongamos, una persona medianamente preparada maneja alrededor de 3500 vocablos, de ahí para arriba 5000, 6000 y se puede hablar de una persona culta ¿Cuánto maneja hoy un pendejo? ¿200 vocablos? No sólo un pendejo, saquen la cuenta ¿Cuántas palabras use hoy?” y les digo “eso les va a sacar la foto del laburo en el que están, la pareja que tienen, las relaciones que tienen, qué ven, qué leen y qué escuchan”, y me está sirviendo, es como que se chocan con la mediocridad que conllevan. Lo estoy usando porque los golpea.Esto me recuerda al entusiasmo al que se refería Romero Te voy a decir una cosa con respecto al entusiasmo: yo no puedo tener un día en donde algo no me haga muy feliz, (silencio) siempre. Por ejemplo, hoy tengo una cena que no me copa demasiado, pero antes tengo cosas que me copan. Mañana tengo una reunión que tampoco me copa demasiado pero se que me va a dejar tranquilo en cuanto a sus resultados. A la noche puedo comer solo, como leyendo, me resulta casi imposible comer sin leer. Por ejemplo, mis sucesivas parejas tuvieron que acostumbrarse a que yo como leyendo. No me rompas las bolas cuando leo, ni hablar de la mañana, eso ya sería el colmo.Y cuando te agarran ganas de viajar, ¿plantás todo y te vas? Eso es un problema. Al exterior viajo muchísimo, lo único que me falta conocer, que creo que lo voy a hacer este año es Palestina, Medio Oriente. Virtualmente como sistema social, como zona, es lo único que me falta.¿En qué ciudad del mundo le parece que podría vivir?Sólo Madrid, porque es como la Avenida de Mayo, es como casa, y por el morfi también. No quiere decir que sea la ciudad que más me gusta o que más me impacte, si es por impacto entonces es Londres. Nueva York me encanta, pero no creo que viviera, y en segundo lugar, después de Madrid, probablemente viviría en Roma, pero en realidad sin Buenos Aires meno respiro.Soy medio raro. Vamos a ponerle que, como a mi me gusta la soledad, me mandás a un pueblito con una radio donde pueda hacer algo. La naturaleza me chupa un huevo, a mi me gustan los paisajes urbanos, no me vengas con la montañita, me encanta, pero a las 2 horas me embolé. Por ahí me metés con Internet y todos los chiches y yo que se… y si pudiera comer mucho sin engordar en un lugar que fuese el centro de círculos concéntricos para recorrer… ponele que ahí me la bancaría.Bien porteño, como el tango…Sí, sí, soy demasiado porteño. Por ejemplo, ahora hace rato que no voy al teatro, pero yo tengo que tener un teatro cerca, o un cine o algo, pero cerca.No me gusta mucho la nueva dramaturgia, más bien me gusta el teatro clásico. En ese sentido me gusta más el cine pero antes me gustaba más el teatro.¿Y el cine? Me gusta el cine yankee, básicamente me gusta el cine yankee a la cabeza. Me gusta mucho también el cine inglés, amo su humor, amo la corrosividad inglesa. Me gustan las comedias italianas. Detesto el cine argentino. Me han gustado unas cosas del cine mexicano, y por cierto algunas, no muchas, del español, si saltamos la barrera del pésimo sonido que tienen.Y para finalizar ¿a qué le tiene miedo Aliverti?A enfermedades jodidas.¿Y con respecto al linfoma, te molesta hablar? No tengo problema. El linfoma es un proceso cancerígeno pariente de la leucemia. Tuve una recidiva (N. de R.: es la reaparición del tumor maligno tras un periodo más o menos largo de ausencia de enfermedad) me la traté con quimio, y después hice un autotransplante de médula en Fundaleu, no es cadavérico sino que te sacan tu propia sangre.Adolfo Castello ya enfermo, un día durante su programa puteó y dijo que por qué el tenía que estar enfermo y morirse y había tantos hijos de puta vivos ¿usted se planteo esto?Yo me lo planteé cuando estuve enfermo pero no fue una pregunta que me haya llevado demasiado tiempo.¿Estás bien ahora?Sí, estoy perfectoSi el cielo existiera, cuando llegue a la puerta del edén ¿qué creé que le diría Dios?Si el cielo existiera… supongo que me dirían “qué mina te vas a traer”¿Muchas minas?(Guiña un ojo y sonriendo contesta) “No hablo mucho de eso”…Eduardo Aliverti conduce además“Dos Gardenias”, un programa de boleros y literatura que se emite los lunes de 23 a 24 y “Decime quien sos vos” de entrevistas, los domingos de 10 a 11. Y en televisión abierta, co-condujo en 1999 “Palabras Cruzadas”, por América TV, luego de que el ciclo se emitiera de varios años por Cablevisión NoticiasAutorLuciana Mazza Toimilluciana@medioslentos.com