Elecciones, cobertura y el derecho a elegir


Elecciones, cobertura y el derecho a elegir

Por Eva Marabotto*En pleno enero, con 37 grados a la sombra y las redacciones diezmadas por las vacaciones, 75 periodistas de toda América Latina participan de un curso on line sobre el modo de cubrir las elecciones, organizado por el Centro Knight de la Universidad de Texas. El objetivo es garantizar que los ciudadanos tengan las herramientas necesarias para ejercer su derecho a elegir. Un tema de rigurosa actualidad en función del año electoral que vivirá Argentina.La pregunta del millón es cuál es el rol del periodismo en el juego de la democracia. Entonces habrá que recordar aquella frase de Sócrates «Dios me puso sobre vuestra ciudad como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto y definir a los medios como los instrumentos de control de las acciones de Gobierno». Pero quizás valdría la pena plantearse la necesidad de que diarios y revistas, noticieros y páginas web se ocupen también de contarles a los lectores quién es cada candidato, a qué intereses responde, cómo financia su campaña y cómo llega cada distrito a la elección. En este último sentido surgirán historias de desempleo consuetudinario, de barrios sin cloacas, agua potable ni colectivos, de madres e hijos del paco, proyectos truncos y promesas incumplidas. Y la posibilidad de que, más allá de hacerse eco de las chicanas con las que se fustigan los candidatos, los medios generen un debate sobre políticas de gobierno y medidas concretas para lograr la igualdad de derechos y la solución de los problemas que más preocupan a la población.Es cierto que en un sistema que favorece la concentración cada medio responde a distintos intereses y quienes trabajan en ellos estarán sometidos a las necesidades de las empresas que les pagan el sueldo, pero las cosas no son muy distintas entre quienes adhieren a proyectos independientes. Quien no debe responder a la tabacalera y el intendente de turno, reporta a una ONG y al comerciante barrial. «No puedo contar que el quiosquero de la esquina tira la basura fuera de hora, aunque lo vea, porque él pone publicidad en mi programa. Y tampoco criticar al Defensor del pueblo porque es uno de mis auspiciantes», suele reflexionar un colega de una radio comunitaria. Por eso los periodistas enfrentan el desafío diario de defender la pluralidad de fuentes y «colar» en las coberturas políticas la información que el lector no puede dejar de conocer.En ese camino existen dos extremos bien identificables. La militancia de Rodolfo Walsh, quien llevó su compromiso político a la búsqueda de la verdad para esclarecer hechos de violencia política como el asesinato de Rosendo García o la masacre de José León Suárez, o incluso a denunciar la barbarie de la última dictadura en su Carta abierta a la Junta militar. U optar por una solución más sencilla, la adhesión al poder, como hicieron los corresponsales de las agencias de noticias estadounidenses en la Nicaragua sandinista que se agenciaron diversos puestos como recaudadores de impuestos e interventores de la Aduana y, a la vez, promotores de las noticias sobre el crecimiento de un foco comunista en América Latina. Aunque son bien diversos, ambos modelos tienen sus adeptos. Por algo la pregunta que más respuestas ha tenido en el foro del curso del Centro Knight indaga en los nombres que se da en los diversos países a los hombres y mujeres de prensa que se dejan tentar por las mieles del poder político y económico, desde el mexicano chayotero al argentinísmo «sanguchito» que popularizó Diego Armando Maradona para nominar a un periodista televisivo que estaba siempre «al lado de la torta».El riesgo siempre está. Y la decisión de mantener la objetividad o comprometerse con la información es personalísima e intransferible. Y resulta difícil sacarle el cuerpo para esquivar la injusticia, la mentira y la miseria. «Los que hacen de la objetividad una religión, mienten. Ellos no quieren ser objetivos, mentira; quieren ser objetos, para salvarse del dolor humano», alertó alguna vez Eduardo Galeano desde las páginas de El libro de los abrazos. * Eva Marabotto es Periodista, Licenciada en Letras, UBA y Master en Periodismo Clarín-Universidad de San Andrés. Desde 1994 trabaja en Clarín. Escribió en la revista Viva, la Segunda Sección y el suplemento Zona y los suplementos Zonales. Fue docente de Literatura argentina en la UBA. Es docente de la escuela de periodismo ETER. Durante enero y febrero es alumna del curso Cobertura electoral y democracia del Centro Knight de Periodismo de la Universidad de Texas. Pueden conocerla más visitando su blog http://lasotrasvoces.blogspot.com/Es un placer contar con la pluma de Eva Marabotto para Medios Lentos. ¡Gracias Eva!