Entrevista a Juan Arabia, editor de la revista Buenosairespoetry y ferviente admirador de John Fante
Juan Arabia nació en Buenos Aires en 1983. Tiene 28 años y es un admirador ferviente de John Fante: uno de los autores ligados al “realismo sucio” y, como si fuera poco, inspiración de Charles Bukowski. Estudió Ciencias de la Comunicación en la U.B.A., y dirigió la Revista Literaria Megafón, y actualmente edita la revista de poesía Buenosairespoetry (www.buenosairespoetry.com). “John Fante. Entre la niebla y el polvo” (El fin de la noche, 2011) es su primer trabajo fuera del género poesía. Tuvimos una charla con él, para que nos cuente de qué se trata el universo “fantiano” y como fue su experiencia de escribir sobre él.¿Cómo fue que te acercaste a la lectura de John Fante?Yo editaba una revista que se llamaba “Megafón”, con una tirada de 3.000 ejemplares, y un amigo en Uruguay, escribía reseñas para la revista. Si bien no le había hecho una crítica muy positiva, me insistía mucho para que lo leyera. “Leé a Fante, leé a Fante”. Obviamente no le hice caso. ¿Viste cuándo alguien te recomienda algo tanto? no le haces caso…Y bueno, pasó un año y medio, y me acuerdo que un verano, salí a comprar algo para leer, para ver si encontraba algo y apareció el mismo John Fante. Leo la contratapa y contaba que era la historia de un chico problemático, lector de Schopenhauer y de Nietzsche – y para mi en su momento, eran autores muy importantes – y en la solapa, aparecía la cara de Fante… ¡y era impresionante! todo peinado para atrás, una cara de escritor maldito, y me dije a mi mismo “esto lo tengo que leer”. Llegué a mi casa, empecé a leerlo y creo que llegué a leer la mitad de la novela esa misma noche. Así fue como empecé con él.¿Cómo se llama el título que empezaste a leer?“Camino de los Ángeles”. Te pasa muy pocas veces en la vida, que te llega un autor y decís “qué bueno esto”. Lo más lindo de todo era que era una tetralogía, entonces eran cuatro novelas del mismo personaje, y me dije “esto lo tengo que leer todo”.Fabián Casas, hablando de Andrés Caicedo, decía que hay un momento particular en la biografía de cada lector: ese momento ocurre cuando éste sale a buscar los libros de un autor al que admira, como una especia de caza. ¿Vos identificás ese momento de búsqueda de material con Fante?Si, de todas maneras, el problema con su obra era que ya supuestamente estaba todo editado con Anagrama, pero tiradas muy reducidas. Pero de a poco, empecé a conseguirlos a todos.¿Cómo se te ocurrió empezar a desarrollar este ensayo?Salió solo. Lo empecé a principios del 2009 y ahí escribí de un tirón los primeros cuatro capítulos, hasta que conocí a la editora de “El fin de la noche” (http://elfindelanoche.com.ar/), Carolina Sborovsky, por medio de un amigo, Luis Benítez. Cuando él presentó “Manhattan Song” –libro del cual Carolina es la correctora – le comentó que no habían publicado nada de ensayos, ahí le comenté que tenía algo escrito sobre John Fante. Me miró y me dijo: “¿John Fante? Ni bien te vi, te vi toda la onda John Fante” y bueno, quedé en mandarlo. Solo tenía cuatro capítulos y no estaban corregidos. También coincidió con que justo estaba leyendo muchos Estudios Culturales, Raymond Williams y Hoggart y se dio todo para escribir la última idea, que es la que cierra el libro, todo de manera muy espontánea. Así fue como al mes escribí el último capitulo y mandé todo el libro. ¿Y cómo te sentiste publicando ensayo?Bien, es mucho más arriesgado, lleva más trabajo, pero es un trabajo que llevó su tiempo y mucha pasión.En el segundo capítulo afirmás que Fante, escribía para cambiar el mundo. ¿Cómo arribas a esa conclusión? ¿Vos compartís ese mismo objetivo al momento de escribir?Le pregunté a Dan, el hijo de John, por qué pensaba que escritores como su padre, escribieron para cambiar el mundo, y él, con una síntesis brillante me dijo “mi padre escribía desde su corazón y no desde su máquina de escribir” esa es la razón. Cuando lo leés a él o a muchos autores que son así, te das cuenta de que no eran simples escritores. Ellos vivían la vida de esa forma, tomando a la literatura como una forma de vida. Como una filosofía de vida. Vas a encontrar lo mismo, en materia literaria o en su vida misma, es decir, no hay una separación, yo creo que pasa por eso, que son escritores que escriben para cambiar al mundo, porque viven para cambiar al mundo.¿Y vos? ¿Lo vivís así también? Si, y sobre todo la poesía. Es una forma de vida, pero es muy difícil en la sociedad en la que vivimos. Aparte no es lo mismo estar en el siglo XVIII siendo poeta que hoy en día. Hay muy poco espacio. El espacio académico se llevó todo, al poeta, al escritor en sí. Está totalmente desprestigiado, hoy se reivindica lo académico, en otro momento no pasaba eso. Todo muy burocratizado, todo profesionalizado.Mercantilizado…Si, obvio. Y genera un poco de tristeza, y más cuando vos ves escritores como Fante que nunca vivió de eso, fue reconocido una vez ya fallecido. En el ´83 murió y en el ´85 comenzó a ser Fante. Y gracias tal vez a Bukowski que lo rescató, si no, no sería lo que es. Cuando a él le preguntaron quien era su maestro, respondió: “Fante”. En el prólogo dice que alguna vez iba a contar la verdadera historia de John pero lo deja como un enigma, él no cuenta nada, digamos que no lo traiciona.¿Cómo fue el encuentro que tuviste con Dan Fante?Fue todo vía e-mail. El vive en California y mi amigo Luis Benítez, ya cuando el libro estaba casi en edición, me dice:”encontré el e-mail de Dan, fijate, es un delirio, no te va a contestar pero fijate, podés probar”. Y escribí un mail realmente muy sincero, un mail literario, con el corazón, e inmediatamente me llega la respuesta contándome que estaba de viaje en Madrid, que a su regreso me iba a contestar, pero a las dos horas ya tenía respuesta. Me felicitaba por el libro, que casualmente él estaba presentando el que fue su primer libro, “Chump Change”, y que si tenía preguntas para hacerle no había ningún problema, que él me las contestaba. ¿Y que le preguntaste?Y… hablar con el hijo que también es escritor, fue como hablar con él. Y de alguna manera, la literatura dejó de ser literatura para ser realidad. Tenía acceso a preguntar cosas a una persona que para mi era un Dios, no en el sentido mítico, pero era muy importante. Tenía acceso y obviamente tenía preguntas que me hubiese gustado hacerle, pero no se las hice, por eso jugué un poco con los límites, con lo que se podía y no, así que hice seis preguntas, que son las preguntas que luego volqué en el libro. Además agregué alguna que otra personal; por ejemplo, una pregunta para mi importantísima, era saber como se sentía John Fante, como se sentía él, como escritor, cómo se valoraba él mismo. Esa fue una pregunta hermosa y su respuesta fue al otro día, muy rápida y muy corta. Fue una desilusión de alguna manera. Eran correctas las respuestas y muy sinceras algunas, me llegó a decir que su papá no era para nada afectuoso, que sólo le exigía obediencia y respeto, y hablar así de un padre… muy sincero de su parte. Las preguntas forman parte del epílogo del libro.Si tuvieras que recomendar algún título de Fante a modo de iniciación ¿cuál sería?Y yo recomiendo con la que empecé. De todas maneras, son todos muy accesibles, creo que él escribió para eso, para ser escuchado por todos, pero yo empezaría por “Camino de los ángeles”, que es el primero de la saga Bandini. Después se puede seguir con “Pregúntale al polvo”. Fante recién se está descubriendo, está empezando a circular, no sé si a nivel masivo, pero yo ya hice un aporte, para que se pueda llegar a él desde un cierto lugar, porque tampoco estaría bueno que cuando se ponga de moda como Bukowski, sea por el lado superficial, diciendo por ejemplo que es sucio, que incluye insultos…¿Conocés otros trabajos sobre Fante en Argentina?No, en Argentina, no. Si, se han hecho comentarios, por ejemplo Alessandro Baricco, pero unas menciones, y sé también que hay una biografía circulando en Estados Unidos, pero es más bien breve.AutorNatalia Mansuetoinfo@medioslentos.com