Trata en primera persona: el conmovedor relato de tres jóvenes que fueron rescatadas de la red y cuentan detalles de su propio infierno
Medios Lentos tuvo la posibilidad de acceder a estas entrevistas en México, pero el problema es global. Por seguridad, no hay fotografías y sus nombres son ficticios. Abortos, violencia, drogas, intento…(Leer más)
Trata en primera persona: el conmovedor relato de tres jóvenes que fueron rescatadas de la red y cuentan detalles de su propio infierno
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Medios Lentos tuvo la posibilidad de acceder a estas entrevistas en México, pero el problema es global. Por seguridad, no hay fotografías y sus nombres son ficticios. Abortos, violencia, drogas, intento de asesinatos, modos de enamoramiento para ser captadas, mujeres que consumen a otras mujeres y hasta a niños varones también explotados. “Sentimos que ya no queremos vivir, a veces consideramos el suicidio, por mi parte lo intenté cinco veces. Fuimos violadas, pero en un momento llegás a no sentir nada. Te sientes vacía, sientes que tu vida va a ser esa y que lo vas a hacer toda tu vida”.
Sé que es horrible lo que vivieron, pero lo interesante es que ustedes que fueron rescatadas hablen. Así, están ayudando a muchas para que no les pase, es prevención.
La primera en hablar es una joven delgada, cabello moreno y largo, cada frase la terminaba con una sonrisa, sus ojos enormes y negros hablan por sí solos. Su nariz y mandíbula fueron destrozados por los golpes, tanto de sus captores como de los clientes.
Joven I: Me llamo María, Tengo 24 años. Hace dos años y medio lo conocí a él en Oxes, una tienda. Yo trabajaba ahí, él era repartidor de Coca Cola y me empezó a enamorar, me llevó con toda su familia, conoció a mis papás, a mi hermano y después me dijo que me juntara con él. Me junté y a los tres meses empezaron los maltratos: me quería humillar todo el tiempo. Decidí irme, pese a que me tenía vigilada por todo el mundo. Aún así, me escapé con mi mamá. Pero él me estaba buscando. A los 20 días me fui al centro del pueblo a buscar trabajo y luego me secuestró, amenazándome con una navaja y todo. Me dijo que me suba al taxi con él y me fuera a su casa. De ahí me fui a trabajar a Puebla, a Veracruz, a México, en varios lados. Obviamente, amenazada por él y bien vigilada para que no me pudiera escapar. Me decía que si me iba, le iba a hacer algo a mi familia, no podía irme. Hasta que por fin, una compañera de trabajo en México vio como me maltrató y ella fue la que me detuvo, no me dejó irme y habló con un licenciado de la Procuraduría General de la Justicia (PGJ): ella me rescató. Luego, lo arrestaron.
Joven II: Mi nombre es Matilde (ella es la más desconfiada de las tres, la que mas alerta se la ve, observa cada movimiento, cada cosa que le digo a ella o a sus compañeras). Tengo 23 años
¿Me resumes cómo llegaron a secuestrarte?
Yo soy de Sinaloa (N. del E: Estado ubicado sobre la costa Oeste del país). Estaba trabajando en una zapatería de una prima. Lo conozco un 21 de abril, me invita a comer y yo no acepto. El día que acepto a salir con él, no me lleva a comer y me trae al pueblo Tenancingo Tlaxcala. Cuando ve que me llama mi mamá, él me quita el teléfono. Hasta el mes le hablo a mi mamá, le digo que estaba con un muchacho, que no se preocupara por mí, etc. A los dos meses voy a hablar con mi mamá y se lo presento, pero estaba ahí conmigo pero ya no me quería regresar con él. No se me despegaba y me dijo que si yo decía algo, iba a matar a mi familia. De ahí no regresamos y a los 3 meses me pone a trabajar. Le decía que no quería trabajar de eso y me amenazaba con matar a mi familia. Ahí tuve 4 abortos, me los provocaba él.
¿Cómo te rescataron?
Por una llamada anónima y una carta.
Un ángel. ¿Cómo fue tu rescate?
Hacia medio año no le hablaba a mi mamá. Ese día me habla y dice que viene a visitarme. Él se molesta mucho. Viene mi madre, se queda conmigo una semana. Lo detienen a él y a mí me traen a la PGJ. Claudia (Joven III) tiene carácter fuerte, escuchó a sus dos compañeras atentamente, se ubico a mi lado para observarlas. Se la notaba tranquila y atenta.
¿Cuánto estuviste secuestrada?
Casi 5 años.
¿Cómo es la vida dentro del secuestro? ¿Qué te conecta con el afuera?
Nada. Llegas a escuchar música, como corridos, puras bandas. Los corridos son músicas para narcos. La vida es muy fea, descansaba dos horas diarias nada más. Trabajaba día y noche (contesta Matilde, quien le cuesta hablar, lo hace pausado, mirando fijo a los ojos, otro par de ojos enormes y tristes)
¿Las mujeres también consumen?
Sí, con los chavos (niños). Si son lesbianas también. Querían que me acueste con dos mujeres y un hombre. ¿Y la droga? Me drogaban. Me obligaban por medio de amenazas.
¿Y vos?
Le pregunto a María No, yo nunca probé la droga.
¿Se dan cuentas que son un grupo de representantes, que hay muchas que no vuelven?
Claudia: Lo tenemos claro. Hay gente que la ves y luego, ya no la ves.
¿Cómo queda el corazón y la confianza?
La confianza se te va. Es muy difícil que llegues a platicar normal como antes, cuando eras una chica normal que ibas con tus amigos. Olvidas hasta los días festivos. Cada día festivo tiene una promo de dinero, en Navidad tienes aguinaldo, te va muy bien, sacas más de lo que tienes que sacar.
Pero no se festeja nada ahí…
No. A veces los dueños de los hoteles llegan y cierran media hora, y festejan con nosotras para convivencia de todas nosotras. Cada padrote tiene a su chica, cada uno la maneja como le parece. A veces la hacen trabajar todo un día y al día siguiente no. O empiezas a un horario y terminas a otro. Algunas no trabajan con la menstruación y otras sí. Te tienes que taponear, o te tomas unas pastillas.
Claudia, es elocuente, quiere hablar, así que le digo: Preséntate.
Yo me llamo Claudia, tengo 20 años. Me obligaron a prostituirme desde los 12 años hasta los 16. Estuve 4 años en la prostitución. Caí de la manera del enamoramiento.
¿Tenés un bebé?
Si, lo tuve a los 15, todo fue como mega-rápido. Al principio yo tenía problemas con mis padres, eso me hizo ser muy independiente. Confié en cualquiera que me decía “te quiero”. Cuando empiezo a salir con amigos, me valía todo. Llego a conocer a un chavo y me identifiqué mucho con él. Había pasado algo similar a lo mío. Él me había contado de sus problemas, de su familia, yo le conté los problemas de mi familia. Pasó que habíamos pasado algo similar. Eso me hizo confiar, decirle, contarle mi historia. Pasó una semana, me fui con él. Duré tres meses y me dice que yo tengo que trabajar, me empieza a amenazar, me lleva a Guadalajara y a Puebla. En esos lugares empecé a trabajar, me empezaron a golpear. Tuve también un aborto de gemelos y tenía que trabajar en menstruación, aún si tenía moretones.
¿Cómo sabías que eran gemelos?
Tenía tres meses de embarazo: me dieron una pastilla oral y una vaginal. A las 8 horas me despierto manchada, me paro, voy al baño y me bajan dos coágulos grandes, como si fueran tus propios riñones, tu hígado: de ese tamaño. Ya tenía los fetos formados. Los recogí de la taza del baño: vi dos fetos que se asemejan a un camarón. Ahí los vi y los recogí.
¿Qué pasa por la cabeza, siendo tan chiquita?
Pues, primero: odio, rencor. Te sientes culpable por lo que te pasa, las decisiones que has tomado. A veces no vemos si es una decisión correcta o no. Ya cuando estás ahí y estás pasando lo que estás pasando, sientes que es tu culpa y te hacen creer que es tu culpa. Tú dijiste que sí, tú estabas aquí, tú querías estar conmigo, tú dependes de tu familia y ahora depende tu familia de ti. Con eso te amenazan. Supuestamente esa es la decisión que tomamos. Nos sentimos culpables, sentimos que ya no queremos vivir, a veces consideramos el suicidio. Por mi parte, me quise suicidar muchas veces, que nunca me saliera es diferente. Llegué a tomar rencor a mis familiares por no prestarme atención o a lo mejor, mi mamá me pegaba mucho o yo quería atención que él me daba y ellos no. Sentía que por ellos, estaba aquí. Que por ellos tomé la decisión incorrecta de mi vida.
Nosotras fuimos violadas, pero en un momento llegás a no sentir nada. Te sientes vacía, sientes que tu vida va a ser esa y que lo vas a hacer toda tu vida. Hay personas que llegan desde muy chicas hasta ser unas señoras ya grandes. Y que tienen hijos y los hijos vuelven a repetir esa liga.
¿Vos has visto eso?
Sí. De hecho, hasta las propias hermanas, unas gemelas trabajaban para uno. Son familia y sus propios padres, llegan de Oaxaca. Venden a niñas, las venden… son muchas cosas.
¿Cómo te rescataron?
A mí me rescató un cliente. Estuvo 3 años haciéndose pasar por mi cliente pero ese cliente no iba por sexo sino para platicar, me pagaba una cierta cantidad de dinero. Solo para hablar de qué hay, de por qué estás aquí, etc. Me alzaba el ánimo pero lo mandaba a la chingada para que me dejara de molestar. Con tal de que me diera dinero, seguí con él. Después me compró ropa, le empezó a comprar ropa a mi bebé.
Tuviste a una bebe en cautiverio. ¿Qué edad tiene ahora? ¿Su papá quién es?
Ahora ya tiene 5. Su padre es el padrote.
¿Qué sentís por tu hija?
Respeto, cariño, no puedo sentir otra cosa por ella. Al principio, no le das tanta importancia: no la llegas a conocer, te las quitan. Te preocupas porque no están contigo, si les han dado de comer, si las bañaron, si les pegan o no, si las visten.
¿Hay mucha violencia allí?
Sí. Prácticamente es un círculo de violencia.
¿Qué perfil tiene el cliente?
Hay de todo tipo: desde el más joven hasta el más viejo, el que se baña, el que no se baña, el que suda con perfumito, el que es drogadicto, el que es borracho, el que te pega, el que te quiere matar. Un cliente me quiso matar como cinco veces.
¿Iba con un arma?
Sí. Te defiendes tú sola porque allí nadie se mete.
¿Eran hoteles?
Eran hoteles, algunos hoteles como casas en donde hay muchos cuartos, te ven, te eligen.
Están todos en la misma.
Si.
¿Qué mensaje pueden dar? ¿Qué le dirían a la sociedad?
La vida no es tan compleja, la vida no es tan compleja. Hay cuestiones que también por la propia familia, pasa por la mente, que de igual manera no nos llegan a entender a cierta edad: no te comprenden y no te hacen caso. Lo único que queríamos era confiar en alguien, esa es nuestra equivocación. Cuando nuestros padres no nos comprenden, nos terminamos ahí: ese ha sido el problema en muchos casos. Depende de la educación de los padres. A veces depende de lo económico, te sientes que estás por el suelo y lo único que vas es a drogarte o prostituirte. Hay muchas: pueden ser 30 ó 50 hoteles en cada ciudad o estado.
¿Hoteles lujosos también?
Sí, en casas de citas, hoteles de paso, hoteles bonitos, etc. Es más peligroso que te lleve un cliente que un padrote que te está vigilando.
Autor Luciana Mazza Toimil
Edición Maximiliano de Mingo