Colecta para el merendero “Narices Chatas” en Tartagal
En Tartagal cerca, muy cerca de donde fue el alud los otros días, Fabiola Soria, promotora de boxeo, casi de casualidad nos contó una historia de vida, que nos sigue dando la firme convicción de que cuando se quiere, se puede y que todavía existe gente solidaria.Hace 7 años que tiene un gimnasio de boxeo y hace un año que se encarga de un merendero llamado “Narices Chatas”, que funciona en su propia casa y en donde les brinda atención a muchos chicos aborígenes. Se sostiene solo con la ayuda de personas que por voluntad propia donan, “y porque es evidente que las buenas acciones se mantienen solas”, comenta Fabiola entre orgullosa y resignada.El alud pasó y aunque muchos políticos fueron por Tartagal, se sacaron fotos y dieron discursos, “la ayuda” nunca llegó”.Nos contó además que allá conviven 7 etnias aborígenes: Guaranís, Matacos, Chorotes, Chulupis, Chaguancos, Chiriguanos y Tobas: “Ellos viven, votan y trabajan como todos, pero también tienen sus propias costumbres y sus instituciones. Por ejemplo ahora IPPIS (Instituto Provincial de los Pueblos Indígenas de Salta), manejado por gente aborigen, que administran sus propios fondos, lo van a ayudar a Ceferino Montenegro; un chico de 21 años, segundo cacique de la comunidad guaraní “Cuña Muerta”, que participará en el campeonato barrial salteño (ver recuadro). Lo ayudarán con la comida e indumentaria para que pueda estar bien para participar. Ellos están orgullosos de tener su primer aborigen puro boxeador».También explicó que al merendero van chiquitos, “indiciecitos” sobre todo, que salen a pedir, pero desde que ellos están ahí ya tienen un lugar. Todos los sábados a la mañana hacen actividades especiales. Un ejemplo fue el día de la Raza, en el cual salieron a pasear por las calles subidos a un trencito. En dichos días comen pizza o sandwichs de milanesa. En invierno hacían chocolate, pero ahora solo les alcanza para alguna comida y gaseosa, porque el chocolate está caro y no pueden darse ese “lujo”.“Acá a la fuerza tenés que ayudar porque viviendo donde tantos chicos aborígenes son pobres no podés dejar pasar las cosas sin hacer algo. Además de que ellos tienen muchas menos oportunidades que cualquier otro chico pobre”, expresa Fabiola.También, el gimnasio de Fabiola es muy especial, porque los boxeadores que entrenan ahí, se acostumbran a participar y a colaborar con el merendero. Fabiola los estimula para que ayuden y den una mano en la causa.“Más allá de que los pibes del gimnasio sean chicos pobres, igual tienen oportunidad de hacer algo por los que tienen, aún, menos que ellos. Eso a la vez les permite sentirte bien, porque ayudan y eso hace que levanten la autoestima. Porque no todos servirán para boxear… pero podés hacer de ellos un mejor pibe, al menos con un corazón más generoso” concluye FabiolaDesde Buenos Aires y a través de “Medios Lentos”, “High Kick” y “Ring Side”, se coordinó para hacer una colecta de alimentos, ropa, libros, etc, que enviaremos en el mes de julio. Aquel que esté interesado en hacer alguna donación comunicarse al 156-390-4124 o al mail mciciolihotmail.com o bien dejar la mercadería en “Corti” ubicado en Castro Barros 83. Desde ya nosotros nos encargaremos de que la mercadería llegue y sea distribuida a quienes más lo necesiten.Campeonato Barrial salteño y su función socialA través del diario “El tribuno” desde el año 1965 se llevaron a cabo los campeonatos barriales con records históricos de boxeadores anotados. Pero más allá del encuentro deportivo es curioso cómo este tipo de actividades cumplió a lo largo de la historia una función socializadora. Humberto Rajal de la comisión municipal salteña, un hombre del boxeo quien participó en uno de estos campeonatos cuando tenía 14 años, nos contó lo positivo de este campeonato:“Esta iniciativa deportiva llegó a tener 1200 inscriptos, un record total nunca visto. Duraban un año los campeonatos y cumplían una función social muy importante porque se hacían relevamientos sanitarios en las villas y a consecuencia de los estudios se encontraban chicos con sífilis, Chagas, parásitos y se los trataba. Los gobernantes hacían relevamientos a través de los torneos de boxeo que desempeñaron una función sanitaria muy importante. Hoy el boxeo, como gran parte del país, está sumergido en la pobreza y los chicos no tienen otra forma de surgir que ganarse la vida a las trompadas. Lo bueno es que con este tipo de trabajo logramos rescatar a pequeños delincuentes de las calles y tratamos de encaminarlos para que tengan una mejor vida. Es por eso que el boxeo cumple una función que otros deportes no lo hacen». “El tribuno” cumple 60 años y en su aniversario, decidió regalar 100 estudios completos a los boxeadores salteños que lleguen a cuartos de final, ya que los inscriptos totales llegaron a 350. En Salta a pesar de la pobreza, el alud, el dengue y la falta de recursos, sigue habiendo gente dispuesta a colaborar solidariamente. Una alegría y un ejemplo que muestra que no todo está perdido.Por Micaela Cicioli