“Soy un empresario al que nunca le interesó actuar en política. Por esto suspendo mis comentarios en twitter o entrevistas durante la campaña”. El mensaje lo twitteó Franco Macri el viernes 6 de marzo. Pocos días antes, recibió a Medios Lentos en su propia casa y no esquivó la actualidad. Opinó del comercio con China, hizo un repaso de su infancia, su vida como empresario y sobre la candidatura para presidente de su hijo Mauricio: “Con el corazón, no quiero que sea presidente. Con la mente, sí. Es capaz de ser un gran presidente”.
A sus 85 años, 67 después de llegar a Argentina, aún conserva su tonada italiana. Siempre mira a los ojos, sonríe, se mantiene atento, no pierde detalle. Mantiene la buena onda, es apasionado e increíblemente ‘joven’. Hijo de padres divorciados, madre romana y padre calabrés, su infancia se prolongó como pupilo en un colegio militar y luego en uno jesuita.
Llegó a Argentina a los 18 años, sin ayuda de nadie y siempre trabajó solo. Cuenta con orgullo que ha tenido 600 empresas, y destaca que fue “el mayor empleador durante décadas». Su influencia lo llevó a recibir al presidente Chino en su propia casa. Impulsor de los negocios con los asiáticos, culpa a los empresarios de mucho de los males de este país. Apuesta por los jóvenes y cuenta su relación con el Papa Francisco.
¿Cuál de tus nietos se parece más a vos? ¿Te identificas con ellos?
Me identifico con los hijos de mi hija Sandra, que lamentablemente falleció. Los cuido con mucho celo porque se quedaron sin madre.
Si tu hijo Mauricio llega a ser presidente….
Mi posición es muy clara. Pedí que no hablen de mi hijo, en China me hicieron la pregunta y finalmente dije: “Con el corazón, no quiero que sea presidente. Con la mente, sí. Es capaz de ser un gran presidente. Con el corazón no, porque va a sufrir locura, sufre la familia. Cada vez que alguien asume ese sacrificio, no tiene vida. Dedica la vida al país, preferiría que mi hijo no sea presidente”.
Usted es un padre protector.
Absolutamente protector.
Cuando dicen algo de Mauricio usted debe sufrir…
Pero en definitiva debo aceptar que sería un gran presidente. Puede haber mejores o peores, pero él sería un gran presidente. Como dije hace 2 ó 3 años, él iba a hacer de la Ciudad de Buenos Aires, París. Y pasó, es París. Creo que París se quedó corta. Con Mauricio tenemos poca relación, pero uno de los regalos grandes que inesperadamente me hizo, fue subirme a una camioneta, él manejaba, y me fue llevando a cinco lugares que yo conocía y me mostró como quedaron después de las transformaciones. Terminé conmovido, le dije “Increíble Mauricio”, que iba a ser una Paris y creo que se le fue la mano.
¿Su hijo sería un político confiable para los empresarios?
Sí, pero momentito. El político, como político, tiene que pensar en los ciudadanos, no en los empresarios ni en el campo ni nada. En los ciudadanos. Tiene que saber interpretar la voluntad de los ciudadanos y ser capaz de satisfacer eso que no va a ser fácil.
Su infancia en Italia, sus padres y su llegada a Argentina
“Llegué al país a los 18 años, y lo que puedo decir de todos estos años, es que empecé el primer día a trabajar. Ni siquiera acepté que mi padre -que ya estaba acá y era asociado de los Rocca- me recibiera en su casa. Quise ir de entrada a un campamento que se estaba construyendo en el camino a Ezeiza y de ahí en más no paré de trabajar”, describe Macri, y agrega: “Había estudiado lo suficiente en Italia. Allá me mandaron de interno en un colegio militar, porque mi padre estaba divorciado y era una posición difícil en esa época, aunque hoy en día no es nada”.
A lo largo de la entrevista, menciona varias veces la separación de sus padres. “Como no se ponían de acuerdo quién estaba con quién, fui interno de un colegio militar y el fin de semana no iban a visitarme porque estaban peleados. Por eso después fui a vivir con mi padre, porque mi madre se volvió a casar, con un político. Antes, terminé mi colegio superior con los jesuitas. Por lo cual: padre divorciado, colegio interno, militar y jesuitas… Bueno, fue duro”.
Esa situación hace que sus añoranzas vayan por otro camino y lo induzcan indefectiblemente hacia la actualidad. “Recuerdo muchísimo más lo de Argentina, a pesar de que lo otro fue muy intenso y tan duro llegar a los 85 años. Tuve 600 empresas, fui el mayor empleador durante décadas. El mayor aporte de impuestos que he hecho al país durante muchos años. Habiendo hecho todo eso tengo recuerdos, pero los años pasaron: estoy viendo el presente de una forma muy intensa. Desde que empecé con China realmente para mí fue un aprendizaje también y podría serlo para Argentina, lamentablemente mucho más de lo que se hizo”.
Sobre su relación con el gobierno de China, cómo recibió en su casa al presidente y el “préstamo Macri”
¿Cuándo empezó tu relación con China? ¿Por qué esa obsesión?
Porque recibí al presidente hace 27-30 años (desde atrás le acotan: “En el ‘89 Franco, al que era presidente de China en aquel entonces). Ese presidente, que después fue muy famoso porque tuvo que terminar con la revolución de los jóvenes. Él en ese momento me dijo: “Macri, yo conozco su trascendencia, su importancia, quise venir a su quinta y le doy algunos mensajes importantes”. Uno de los mensajes que me dio, fue: “Cuando usted se ocupe de China, de que China pueda comprar cereales y soja a precio razonable, será todo un objetivo”. Ese objetivo permitió que, cuando el presidente Néstor (Kirchner) empezó a querer que los chinos participen, hicieron que el presidente me haya pedido avanzar en todo esto. Así como se hizo una reunión, yo hice una reunión con él y una reunión de la presidenta en China. En esa reunión le dieron a la presidenta 10.000 millones de dólares de préstamos. Hu Jintao (N. del E.: presidente de China de 2003 a 2013) dijo: “Eso lo llamamos el préstamo Macri”. Era para que China pudiera comprar los cereales a precios lógicos, así empezó mi relación fuerte con ellos, después que descartaron una licitación importante energética que es la que se hizo ahora. No se hizo más porque los empresarios prebendarios de siempre me descartaron con los chinos. Nos quitaron los derechos a seguir con todo eso para hacer licitaciones, se anularon, y en definitiva no le hemos dado a los chinos de lo que más pidieron: ayuda para comprar cereales a buenos precios y tener una relación muy fuerte.
¿Cómo ves la relación actual?
Los chinos tienen una buena relación con la presidenta, pero en realidad, algunos de sus ministros no y eso les ha cortado permanentemente la posibilidad de ayudarnos. No sólo vendiendo o viniendo a construir, sino dando trabajo a los empresarios locales para que hicieran las obras. Esa imagen de que los chinos quieren venir acá a hacer todo, solamente tiende a existir en Argentina… están totalmente locos. Están en Brasil: se fueron allá porque Argentina no les dio bolilla. Y a Brasil no entra cualquiera, entran porque tienen financiación, fuerza, apoyo político. A nivel mundial fuimos los primeros en querer hacer un ferrocarril. En estos momentos los chinos están haciendo todos los trenes de los países más importantes del mundo. Nosotros los hicimos 15, 20 años antes. A los señores empresarios prebendarios –como yo los llamo- , les preocupaba la competencia externa de los chinos e inclusive ha habido manifestaciones recientes, y todos se olvidan lo que los americanos y el mundo han hecho durante décadas: apoyar a los países que necesitan. Pero evidentemente, en lugar de eso, han llegado en un momento en que el país era algo difícil de entender, con muchos cambios políticos y realmente –y esto lo digo y lo repito- Argentina no tiene empresarios serios y por eso no pudieron entrar. Hicieron que no entraran los chinos porque era demasiada competencia.
¿De ahí viene su twitt: “El problema no son los políticos corruptos sino los empresarios corruptos”?
Sí, lo que digo desde que nací: sin empresario corrupto no hay gobierno corrupto. ¿Quién les paga? Aunque corrupto es una palabra demasiado fuerte, los empresarios no son corruptos, defienden su precio, su posibilidad de hacer cosas y si los gobiernos les permiten que los precios sean un poco más altos o permiten que se elimine una competencia china, el gobierno lo tiene que aceptar porque sus empresarios son una fuerza importante que hay que protegerla, pero dentro de lo lógico. Pero Argentina ha tenido la gran mala suerte que desde la época de Menem en adelante, no ha habido empresarios argentinos grandes y serios nacionales, ha habido extranjeros. China avanzó hace 12,14 años en algo que Argentina necesitaba y que los empresarios quisieron no aceptar, afrontar la energía de todo el país. Esos empresarios lo impidieron y después no pudieron darle una oferta importante a (Julio) De Vido, que estaba a cargo de ese tema. En China intenté convencerlos a último momento que podían hacer esas obras, expliqué que la empresa que yo había presentado, asociado a esa empresa, estaba perdiendo, arriesgaba capital propio, pero no dieron acceso. Y fue una noche de mucha discusión con los ministros para mantener la oferta. Dijeron que sí, luego dijeron que no, y durante 12 años no se hicieron los diques: esa es la actitud de Argentina. La actitud de Argentina no está cambiando porque hay algunos ministros… Todos hablan de De Vido como si fuese el todo. Creo que es un esforzado político para que el país crezca, pero creo que el mal del país son los empresarios. No tenemos empresarios serios y que realmente usen el apoyo internacional ante Estados Unidos, fondos de inversiones, China o Rusia. Hay que usarlos. No hay que tener miedo de la competencia.
El futuro de Argentina, la apuesta por los jóvenes y su relación con el Papa Francisco
¿Cómo ves a futuro a la Argentina? ¿Cómo apostamos?
Apostando a los jóvenes, esa es mi teoría. Y está ocurriendo -como dije a través de Twitter- en Italia, Grecia, España y acá. La Cámpora tendrá una imagen buena o mala, para mí son jóvenes y van a aprender. No va a interesar la comisión. Son jóvenes y tienen la obligación de ser naturalmente entusiastas y eso da resultados increíbles. En Italia, un hombre de 37 años revolucionó el estado del Euro. En Grecia está recuperando el país. En España también. Tenemos que usar a los jóvenes. Los funcionarios públicos que están 50 años sentados en una silla, al final no tienen la fuerza de tomar decisiones difíciles. No es que sean malos o corruptos, hay siempre de todo. Les falta empuje, no tienen empuje. Yo soy un viejo, no digo de mierda pero… no estoy en condiciones de poder luchar, pero lucho. Me encanta.
¿La juventud tiene que ver con la edad?
No tiene que ver con la edad.
Pienso que hay gente valiosa de 60 años que es mano de obra que se está perdiendo.
Totalmente. Absurdo. El Hospital Italiano lo armamos mi hermano y yo, y se ha transformado en un hospital increíble. ¿Por qué es tan importante todavía? Porque los viejos los jubilan, pero siguen trabajando igual por arreglos personales, como el sistema.
Pienso igual. Me gustó un twitt que decía “Voy a cumplir 85, pero estoy faltando en los próximos 5” ¿A cuántos como vos se les corta por políticas?
Espero que hasta los 90 pueda seguir haciendo cosas. Soy muy creyente. En un episodio de los que me pasan, porque soy bastante atropellado, fui a Italia para después seguir a China. Me olvidé los 15 remedios diarios que tomo. Estaba dormido y me desperté sin aire: tuve 2 infartos y 7 operaciones. No tenía el remedio justo. Necesitaba aire, por suerte en el avión no había demasiada gente. Me trajeron una bomba de oxigeno para darme aire y me pude recuperar, pero estaba a menos de mitad de camino. Se acababan uno, dos, llegaron al cuarto y no había más. Estaba el capitán y el médico y me miraban asustados. Les dije “¿De qué se asustan? Me estoy muriendo pero sé que Dios me recibe muy bien, porque no he hecho daño a nadie”. Por suerte, mi asistente Nuria Quintera, que me acompañó 12 años en China, buscó y me dijo que encontró uno más y me salvó. ¡Y me salvó! Soy un descuidado no menor.
¿Qué me podés contar de tu paso por el colegio jesuita? Conocés a Jorge Bergoglio, ¿qué opinas del Papa Francisco?
A los 14 empecé en colegios jesuitas. No hay duda que siempre han sido lo más culto y, de la religión, son los que ven más el futuro, más concretos. Tuve el honor de que el ahora Papa me pidiera, cada 15 días o un mes, que almorzara con él para que le informara cómo vienen los temas empresariales y de los gobiernos, y todo eso. Finalmente ha sido nombrado, viajamos mucho a Italia y tuvimos tiempo para hablar horas. Creo que es un gran Papa que está revitalizando la Iglesia. Nos quedamos en la vejez, acostumbrados y los empresarios prebendarios: no damos nada. Si hacemos bien las cosas, damos mucho.
¿Tienen la misma mirada respecto de la juventud?
¡¡Absolutamente!! La juventud… (Hablan del Congreso de la Juventud, muestran remeras y fotos), fue una reunión importante.
Para finalizar te voy a hacer las preguntas de Bernand Pivot.
¿Cuál es tu palabra favorita?
Sueño.
¿La que menos te gusta?
No
¿Qué es lo que más te causa placer?
El trabajo.
¿Qué es lo que más te desagrada?
La falsedad, algo que no tolero. La incapacidad se puede resolver, la falsedad no.
¿El sonido que más te gusta?
Como soy sordo me gustarían todos los ruidos. Que entraran por los poros.
¿Y el que menos te gusta?
El sonido estridente.
¿Cuál es tu grosería favorita?
¡Vaffanculo! La verdad no uso grosería, la peor grosería es no servir para nada.
¿Qué profesión tendrías si no fuera la actual?
Ser empresario lo tuve en la sangre. Es la mezcla de los jesuitas, el colegio militar y el padre político muy duro con la educación de los hijos y de un divorcio que en ese entonces era una mala palabra.
¿Qué profesión nunca ejercería?
No tengo algo que no me gustaría para nada. La mentira, la mentira es algo absolutamente destructivo.
¿Crees en Dios?
Sí. Creo en Dios y me tiene bastante preocupado porque estoy cerca y espero que me reciba.
¿Qué pensás que te puede decir?
Bienvenido.
Nuestra web se llama Medios Lentos ¿En que sos Medio Lento?
Soy sordo, soy medio lento en eso. Cuando tenía 30, me rompieron el oído en una paliza, se fue desgastando y tengo pilas que no me permiten detenerme. El oído me ha producido preferir la soledad o la soledad de dos. Hombre y mujer. O socio-socio. Cuando son 3 se complica todo.
Edición: Maximiliano de Mingo
Edición de audio: Nicolás Seijas