Con la música de la isla en las venas
“En Cuba se respira musica en todos lados”, Rene Baños Pascual, músico cubano. René Baños es cantante y director musical de Vocal Sampling, una banda cubana que obtuvo…(Leer más)
Con la música de la isla en las venas
{metadata}
Baños Pascual, músico cubano.
René Baños es cantante y director musical de Vocal Sampling, una banda cubana que obtuvo tres nominaciones para los premios Grammy Latinos que se entregan en Estados Unidos, con la carga emocional y política que eso representa históricamente. “Si bien es cierto que hay ciertos prejuicios hacia los músicos cubanos, los que votan son jurados”, remarca el artista.
En una entrevista exclusiva con Medios Lentos, Baños repasa sus inicios, sus primeros viajes fuera de la isla, las letras que compone y su relación con La Colmenita.
Quiero que me cuentes, ¿cómo te vinculas La Colmenita y cómo te hiciste músico?
Con La Colmenita nos juntamos desde que se fundó hace 22 años, nos conocíamos de la escuela. Cuando cumplimos 20 años las dos bandas nos unimos para subir el Pico Tuquino, la montaña más alta de Cuba. La Colmenita y todos los integrantes de la banda de Vocal Sampling. Nos propusimos hacer cosas juntas, colaborar. Mi hija de once años, en aquel momento tenía ocho y entró a La Colmenita. Hace algunos años han dejado de ser solamente un grupo de teatro y han incorporado también la música: los mismos niños actores son músicos. Comenzamos a colaborar con ellos en la parte musical, en materia de arreglos, montajes y ensayos. De tanto en tanto, también tocamos junto a ellos en el escenario y hemos hecho muchísimas funciones juntos.
Ayer vi a Habana Station, película para la cual hiciste la banda sonora y hasta participás en el inicio de la misma. Ahí te saludan por un tema que se llama “California”, ¿por qué es en inglés el nombre? ¿Me podrías contar acerca de la banda? Al principio, ninguno de nosotros estudiaba canto sino distintos instrumentos musicales. Comenzamos a jugar con los sonidos vocales en broma: no surgió como propuesta estética. Era simplemente pasar un buen rato y divertir a los demás compañeros de la escuela y divertirnos nosotros mismos. Poco a poco nuestros profesores y amigos se fueron dando cuenta que resultaba interesante todo el asunto. Artísticamente era interesante desarrollar un poco más ese trabajo: tanto en cuestiones vocales como en el repertorio. Una de las cosas que hicimos fue la música popular cubana bailable sólo con las voces, intentando lograr el sonido orquestal. Así se fue desarrollando y después empezamos a tener compromisos más serios: conciertos, festivales y viajes al extranjero, especialmente a Europa. Así fue consolidándose la carrera del grupo.
¿Fue la primera vez que compusiste una banda sonora? Fue mi primer largometraje. Pero también hice la música de un documental acerca de La Colmenita, que narra la última visita que hicieron el año pasado a los Estados Unidos.
Me hacen acordar a Bobby Mcferrin ¿Han llegado a tocar con él? Nos reconocemos como grandes admiradores suyos, es uno de los más grandes de la música vocal. En 1992, tuvimos la suerte de conocerlo y de hacer actuaciones juntos en festivales de Europa. Hemos actuado con él en cinco oportunidades y siempre que nos encontramos nos divertimos mucho: es una persona que toma todo esto de la música, del arte y la actuación en público a manera de juego. Lo más importante es pasarla bien, tenemos esa misma filosofía. Siempre que nos encontramos tenemos tremenedos buenos momentos: aprendemos muchísimo con él.
¿Recordás el primer viaje fuera de Cuba? Especialmente quiero que me cuentes tu vivencia tras haber nacido bajo el régimen cubano y sus particularidades.
La primera vez que salí de Cuba fue con un grupo de la escuela de música y gracias a formar parte de ese coro, surgió Vocal Sampling: nos zambullimos en el mundo vocal. Esa vez hicimos una gira en Suecia, en el verano, y fue una experiencia muy reveladora en muchos sentidos. Yo tenía 19 años y conocí un país con otra temperatura, con otra cultura, con otro lenguaje, con otra infraestructura y otra manera de vivir. Nos nutrió mucho la experiencia, pudimos compartir con otros artistas y coreutas suecos. Se creó una relación de reciprocidad muy linda. También hacíamos talleres con instrumentos típicos para mostrar un poco cómo funciona la música cubana y nuestras tradiciones. Ellos, por su parte, también nos enseñaron su folklore y, asimismo, nos mostraron la riqueza de su música vocal y coral. Fue maravilloso e impactante. Eso fue en 1989, y en 1992 salimos por primera vez con Vocal Sampling a un festival en Finlandia. Nos impactamos por la manera en que el público se impactó. Como les llevamos una propuesta novedosa que allí no se ve muy a menudo, el público se quedó boquiabierto: para nosotros era normal y para ellos, excepcional. Allí estaban Chick Corea y Sonny Rollins, entre otros, y nos agasajaron mucho. Nos amarró un poco más, nos enlazó a hacer las cosas mejor y ampliar el repertorio.
¿Es cierto que empezaste a hacer música desde los 8 años?
Sí, con el violín. En Cuba se respira música en todos lados: en las puertas de las casas, la gente es muy musical, se reúne, hacen rumba, descargas con guitarra; la trova es muy popular y muy diáfana: a todo el mundo le gusta y todo el mundo la canta en la calle a toda hora. Eso se une a que en Cuba hay una estructura de enseñanza artística en general y musical que es muy efectiva. Comienza desde edades muy tempranas y encamina a los muchachos a tener una formación bastante sólida. Yo tuve la suerte de comenzar desde los ocho años pero en realidad mi tía era pianista y me daba algunas lecciones. Tenía la costumbre de unir a todos sus sobrinos y enseñarles algo, y hacer audiciones y juegos con música. Entré en la escuela de música con el violín, no es que sea mi instrumento favorito pero me gusta mucho el piano, la guitarra y la percusión. Me metí al violín de niño para llevarle la contraria a mi tía, ella siempre pensó que sería el piano. Quería obligarme a hacer la prueba de ingreso en la escuela de música pero yo no quería ir y así fue como estudié 9 años de violín. Cuando se incrementó demasiado el nivel para mi gusto, yo estaba en el nivel medio y quería hacer otras cosas. Me gustaba mucho bailar breakdance y andaba con las pandillas del barrio bailando. De todas formas, me había desarrollado tocando el piano y tenía una banda de jazz en donde yo tocaba, se llamaba Banda de Jazz de la ENA (Escuela Nacional de Arte). El mismo Festival de Jazz de La Habana se interesó mucho por nuestra banda: mostraba el desarrollo del jazz en las escuelas, fue así que en el marco del festival se creó un espacio para ellas. Pasó como inadvertido pero nos dio la suerte de encabezar un movimiento que se generó. Como estaba tan enamorado del piano decidí cambiar de carrera, hablé con los profesores y les dije que me quería nivelar para ese instrumento, me dijeron que si cumplía tal programa –gigantesco- en dos meses, podría entrar en el próximo curso y graduarme de pianista, y así fue. Como yo había hecho el segundo año de violín, hice mucho hincapié en trabajar más con la banda de jazz y luego entré al coro de la escuela. Tenía mucho tiempo libre, porque muchas materias las había aprobado con violín. Aproveché mucho el tiempo: desencadenó todo en Vocal Sampling.
¿Cómo te inspiras para hacer las letras?
Me gusta mucho hacer canciones con contenido literario. Como mi fuerte es lo musical, me cuesta trabajo aceptar o conformarme con una letra que haya hecho. No tengo mucha fuerza literaria pero me gusta. El tema final de Havana Station lo escribí por una necesidad de darle un cierre musical a la película. El director no tenía una canción para cerrar con el carácter que él quería y funcionó la mía, le gustó. Y luego, para los créditos, entró otra de otro autor: Israel Rojas. Me inspiré en la historia: las diferencias y los contrastes que hay en la película.
Tu banda fue nominada tres veces a los Grammy Latinos, ¿cómo se sintió?
Muchos cubanos han sido nominados y algunos hasta lo han ganado como, por ejemplo, Chucho Valdez. Si bien es real que hay ciertos prejuicios hacia los músicos cubanos –sobre todo por una falta de información acerca de Cuba por parte de Estados Unidos-, los que votan son jurados.
Autor Luciana Mazza Toimil
Las fotos pertenecen a Emilio Marolla. Desde ya agradecemos su gentil colaboración
Ver también:
La Colmenita argentina: un sueño en marcha La Colmenita cubana: una forma de vivir el arte