Corazón contento
Para superar una tarde fría o lluviosa de invierno, no hay nada mejor que una buena merienda calórica que alegre estómagos y corazones a la vez. Los porteños tenemos una variedad de opciones para disfrutar de un tentempié o zambullirse por completo en la marea de infusiones y maridajes.Los orígenes criollos jamás deben ser despreciados. No existe recuerdo de tarde lluviosa que no se relacione con una abuela haciendo tortas fritas, acompañadas por el inevitable mate amargo. Algunos lugares donde se puede disfrutar de ellas son, por ejemplo, la feria de Mataderos, y si las ganas de viajar acompañan, en el final del viaje de la Trochita en Esquel.El mate también se lo puede tomar fuera de casa. Están los Mate Bar de una marca conocida de yerba, pero también hay restaurantes, como Las Cholas en Palermo, que incorporaron esta bebida a sus cartas. Hay otros que también ofrecen pastelitos, como es el bar Mister Mate en San Telmo.¿Cómo se hacen unas buenas tortas fritas? La grasa de pella es fundamental, se la mezcla con harina, sal y agua, se hace una masa, se le da forma y se las fríe en aceite o grasa. Nunca deben quedar muy crocantes ni quemadas. Algunos derriten la grasa de pella antes de hacer la masa y la mezclan con la harina.Las tortas fritas son de origen germano, pero fueron introducidas en América por los españoles en el momento de la conquista. Ellos las conocían gracias a los árabes, que las preparaban desde tiempos inmemoriales: las llamaban sopaipilla, que significa “masa frita”.Otra pareja inseparable del frío es el chocolate caliente con churros. Su receta es simple: a la leche caliente se le agrega chocolate (en barra o en polvo) y azúcar si se lo prefiere muy dulce. Las panaderías ofrecen churros comunes, bañados con chocolate y rellenos de dulce de leche.Al chocolate caliente también se lo llama submarino y es común encontrarlo en los cafés y confiterías porteñas. Se pueden probar tradicionales chocolates con churros en el café Tortoni, en la Avenida de Mayo, donde es servido en jarra de cobre. En el café La Giralda, de la Avenida Corrientes, el chocolate sale servido con churros frescos (importante a la hora de la calidad). Las Violetas, en Medrano y Rivadavia, es otra opción a la hora de las meriendas en general. Y finalmente, el clásico de los churros es Manolo, el local playero por excelencia en Mar del Plata.Una variación del chocolate caliente es el chocolate espeso. Tiene una preparación menos simple pero con resultados deliciosos. Se derrite manteca y chocolate amargo a fuego mínimo, revolviendo con cuchara de madera, y se le va agregando de a poco leche tibia mientras se revuelve. Se le puede agregar ¼ de crema, para que quede con una consistencia más pesada, justo un momento antes de ponerle la leche. Un lugar especial donde probar el chocolate espeso es el bar Acatraz en Almagro, que se lo puede pedir hasta de madrugada y su textura es casi la de una ganache de chocolate. No apto para diabéticos, claro.Si la idea es merendar con un té, hay muchos lugares donde se puede tomar esta infusión. Tea Conection tiene una gran variedad de opciones de té en hebras, además de comidas naturales. El Gato Negro, sobre la Avenida Corrientes, también ofrece una carta de diferentes blends donde el de chocolate y naranjas es el must.En los últimos años, la moda de tours gastronómicos ha creado propuestas para recorrer la Ciudad de Buenos Aires tomando café. No pueden perderse de probar un buen cortado a nuestra usanza en los más tradicionales: Los Angelitos, El Tortoni, La Perla, Los 36 Billares, Las Violetas.AutorAyelén Cisnerosayelen@medioslentos.com