El habano y el placer, en clave femenina


El habano y el placer, en clave femenina

Para los que fuman habanos, este es un placer y un disfrute muy diferente al cigarrillo. Pero no sólo es un consumo de hombres de negocios, cada vez está más extendido a la platea femenina. Cómo son los pasos para fumar un habano y la historia de una mujer que sabe mucho de ellos y sus ritos. Una guía para conocer el mundo de este objeto de deseo con firma cubana.A la hora de fumar un habano hay que explicar que conlleva todo un ritual con varios momentos. El primero es la elección del puro: uno más fuerte, uno más suave, robustos, largos o más cortos. En PuroTabaco, tienda que comercializa habanos, recomiendan que a la hora de decidirse por uno “el color debe ser uniforme en todo el puro y la hoja de capa debe tener cierto brillo. Hay que palpar al habano suavemente, presionándolo ligeramente entre el dedo gordo e índice para verificar el estado. Lo debe notar firme pero no duro al tocarlo”, describen.Blanca Alsogaray, dueña de la Casa del Habano, recomienda a la hora de elegir:“Que el habano no esté seco ni demasiado húmedo, que tenga la capa en condiciones y sobre todo es fundamental que el habano sea auténtico ya que hay muchísimos habanos falsos dando vuelta por Buenos Aires y todo el mundo, y hay una diferencia muy grande con uno original”. Y además agrega: “Hay que fijarse muy bien dónde comprarlos, elegir, si es un buen lugar, que tiene habanos auténticos y tiene un buen humidor (lugar donde se almacena el habano) no va a haber problemas.”La historia de Blanca y su amor por el habano comienza desde joven: “Mi padre fumaba habanos y fue lo que más me gustó cuando trajimos unas cosas de Cuba, me quedé con ese tema. Esto fue hace 25 años”. Desde aquellas épocas fuma habanos y se le ocurrió poner una distribuidora, Puro Tabaco. “Empecé con un socio con el que éramos dueños y luego comenzamos con la casa del Habano en el mundo. La casa del habano de Argentina fue la cuarta y ahora hay alrededor de 150 en el mundo, pero esto fue hace muchos años” cuenta Blanca desde su local en la calle San Martín.Luego de elegir el habano, hay que cortarlo sin romper la capa, con un cortador “uña de gato” o guillotinas de doble hoja y hacer una apertura amplia. “Todos los momentos del habano son importantes pero se lo tiene que prender bien porque después no tira o se tienen problemas para fumarlo”, comenta Blanca. Después sigue el ritual de encenderlo, con fósforos de madera o encendedor de gas butano, nunca de bencina. Acercar la llama pero no quemarlo, luego aspirar. El humo tiene que pasar por la lengua, el paladar y luego largarlo. Si se apaga hay que sacarle la ceniza y encenderlo de nuevo. El humo no se inhala y hay que dejar que la ceniza caiga sola.Según Alzogaray, hay una variedad de 40 vitolas, que son los tamaños de los habanos. Y las mujeres no quedan afuera de la fumata. “Tengo varias clientas que fuman habanos, incluso he hecho degustaciones y maridajes con mujeres. Han venido muchos tipos de mujeres, hemos fumado, hemos hecho maridajes con vinos y quesos. Tengo muchas clientas y he conocido muchas mujeres en el mundo que fuman habanos”, cuenta la dueña de la Casa del Habano.“Hace 25 años que fumo habanos. Sí, claro en esa época te miraban bastante cuando fumabas algo, acá en Buenos Aires o en algún lugar por ejemplo… No era muy común que hubiera mujeres fumando habanos en público”, recuerda Alsogaray sobre sus primeros años de cigarros. Asegura que ahora se han incorporado muchas mujeres al consumo del habano.Asimismo, las trabajadoras femeninas en la fábrica de Cohiba, en Cuba, son mayoría, donde más del 80% de sus 300 empleados son mujeres y la jefa también lo es. Hace tiempo, las únicas fumadoras mujeres eran las que trabajan en su elaboración.¿Y por qué tipo de habano se puede comenzar? Blanca Alsogaray nos guía:“Recomiendo para hombres y mujeres, porque para mi no hay diferencias entre una mujer fumadora y un hombre fumador, que hay empezar siempre con habano suave con cuerpo. Un Rafael González que es un tabaco que no es demasiado fuerte pero que sí tiene sabor, que no es muy grande y que también tiene un precio normal, no es caro”. Y comenta además: “Luego ya uno va ir creciendo y degustando otros tipos de sabores. Hay que probar todos para al final terminar de decidir qué es lo que le gusta a uno”.Pero, ¿qué fuma una mujer que sabe de habanos? “Fumo Edmundo de Montecristo, es un robusto un poco más grande y  más largo, me gusta el tabaco fuerte”, explica Alsogaray. “Si fumo a la mañana por regla general no fumo un Edmundo, fumo un Hoyo de Monterrey o un Rafael González, depende del tiempo que tenga es lo que fumo”. Ella agrega: “El habano no es como un cigarrillo, yo fumo cuando tengo ganas de fumar o tengo tiempo para disfrutar un habano”.Así como el vino tiene su acompañamiento para hacer un disfrute armonioso y variado, los habanos también se combinan. Alsogaray por la mañana lo acompaña con un café. “Pero a la noche con un ron, un whisky, un coñac. También los vinos tintos con cuerpo y con madera se pueden combinar” describe la mujer. “Hice un curso de maridajes con quesos muy fuertes, vinos y habanos. Cada habano tiene un acompañamiento, el vino y el queso también para que no se tapen los sabores.»El habano puede ser una buena compañía para una reunión o para disfrutar con una música en especial. “Depende de que estés haciendo, con quien estás –si es con amigos o sólo, leyendo un libro- todo depende del momento. Nada que ver con un cigarrillo que es una cosa casi automática y se traga el humo”, concluye Alzogaray.AutorAyelén Cisnerosayelen@medioslentos.com