Encuentro del tipo musical
El sábado tocó en el CAFF Wadner Wildener, ex cantante de Os Replicantes. Estuvo girando por Buenos Aires, tuvo fechas en El Archibrazo, Lucks y Club Cultural Matienzo, mostrando un lado B para los que le habían perdido el rastro en los 90s. A continuación, unos trazos para no entender nada pero esperar que algún día vuelva.Os ReplicantesFue (es, ahora siguen con otro cantante pero sólo vamos a tomar el período con Wildner) una banda de punk brasileña. Debutaron en 1984 y alcanzaron cierto reconocimiento, aunque hoy en día las nuevas generaciones de adolescentes y veinteañeros la ignoran.Punk grasaEl punk brega (punk grasa) se le atribuye a Wildner dado que fue quien empezó a mezclar compositores clásicos y para toda la familia, como Roberto Carlos, con algo cercano a los Sex Pistols. Pero como dijo el propio protagonista: “Sid Vicious cantando My Way de Sinatra es punkbrega… no inventé nada, apenas hice encajar las cosas” (*). Irrefutable.Aventura de dos locosLlegó a Buenos Aires por primera vez acompañado por su amigo Flu, músico brasileño conocido en su tierra por haber sido el bajista de De Falla. Más allá de alguna nota o mención en Página 12, La Nación y Clarín, en la última fecha que dio en el CAFF apenas había unas treinta personas. Como por casualidad, un pibe de 24 años entró. Se pidió una copa de vino y se sentó atrás de todo. Wildner recién se subía al escenario.PurgaciónWildner hizo sus temas de cierre pero en versión electroacústica. Bebiendo agua y hablando en portugués entre tema y tema entretuvo a todos. Al chico de 24, ignorante del artista, le dio algo más. A la tercera canción sintió la voz del gaucho que le afinaba la garganta y esas finas cuerdas que le manejaban el moco. “Es un punk que está cansado. Está de vuelta. Ahora nos está enseñando más que nunca”, dijo el chaval. Explicó que se sentía como si Nirvana estuviera haciendo otro unplugged. “Nada conmueve más que un duro diciendo: ‘no doy más’”, agregó. Cuando tocó Bebendo vinho las lágrimas dijeron permiso, pero no lo pidieron, y salieron de sus ojos. Miré alrededor y noté que, aunque estaban atentos al espectáculo, nadie se mostraba tan emocionado como éste joven. Bebía de su copa y aplaudía. Mientras Wildner mostraba la franqueza en su estado musical, Flu aportaba el acompañamiento ideal con sonidos eléctricos.“Siento como si la sinceridad de su tono de voz me dijera: ‘está todo bien’, con el tono más maternal posible”, explicó el chico antes de irse.Atrás quedaron melodías preciosas de un brasileño que vino a Buenos Aires para ver qué onda y no sabemos con qué se fue. Tal vez, vuelva.(*) Página 12, jueves 11 de marzo de 2010.Por Nicolás Melandri