Halloween: más que una calabaza
El estereotipo argentino de mate en mano (compartido con los uruguayos) y asado un día de sol está muy cimentado como para ser amenazado por fuerzas externas, pero lo cierto es que a medida que se acerca el 31 de octubre, la temática en las calles se adecúa a la festividad de Halloween, cuyo origen y epicentro quedan muy lejos de este lado del mundo.Las películas de terror llegan a las salas de cine y se implanta una moda de fiestas temáticas y celebraciones en colegios, en los que niños y no tan niños se disfrazan de brujas, monstruos, villanos.Pocos saben que Halloween es una celebración que proviene originalmente de la cultura celta, llamada Samhain, y que llegó a Estados Unidos con los inmigrantes irlandeses a mediados del siglo XIX.Samhain significa “fin del verano” y estaba relacionada con las celebraciones realizadas al levantar las cosechas, acto que fue y es celebrado de las más diversas formas alrededor del mundo.Como sucede generalmente, las tradiciones se van modificando hasta convertirse en prácticas que no parecen tener una relación directa con sus fundamentos iniciales. Recién en 1921, comenzó a celebrarse Halloween se forma masiva en Estados Unidos y, a partir de ese momento, comenzó a difundirse de manera gradual en otros países. La influencia de la cultura anglosajona a nivel mundial, de la mano del desarrollo de redes de transmisión culturales producto de la globalización, provocaron que en la actualidad muchos países que no cuentan con un nexo común con la festividad, lleven a cabo en mayor o menor medida alguna ceremonia.Si bien en Argentina Halloween no está radicada, la excusa del disfraz, del juego, del consumo de películas temáticas llega cada año y no es raro encontrar por las calles niños con sombreros que no van de casa en casa pidiendo golosinas, pero que sí pasan un tiempo en el colegio contando historias de terror.AutorCarolina Quiróscarolina@medioslentos.com