Huellas de una joven literatura que anhela eternidad nacional
Argentina es idolatrada por ser patria fundadora de grandes escritores, ensayistas y pensadores. Madre de una historia literaria apasionante, propulsora de movimientos narrativos que mantienen vigencia en tiempos posmodernos. Medios Lentos y todos nuestros Borges en una nota de pasados, presentes y futuros artistas.Oscar Wilde alzó sus pupilas hacia el norte y dijo: “No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”. Simple, ¿no es así? Es posible que, para un literato de grandes imaginaciones ficticias, el mundo fuera una caja colorida de figuras elementales. Sin embargo, me atrevería a puntualizar nuestro estudio en un objeto adjunto: la historia. ¿Y qué hace la historia? Construye. Riega el césped de la República. Nuestro pasado narrativo ha construido puertas para jóvenes viajeros, aquellos ángeles de las letras. Un cubo mágico de cuentos y novelas. En la actualidad, nuestro país ofrece una cantidad inimaginable de recursos literarios para quienes deseen aventurarse en la travesía de la semántica.Si acotamos –momentáneamente- nuestro hemisferio en América Latina, podremos observar que la Argentina es una de las naciones más fértiles en cuestiones de literatura. Grandes escritores de índole universal han nacido en nuestras tierras: Leopoldo Lugones, Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, entre otros tantos. Pensadores de habla Hispana que han sido influenciados por las corrientes españolas que conquistaron nuestros caminos, lenguas y costumbres. Con el paso del tiempo, en las provincias del interior (Santiago del Estero, principalmente), comenzó a surgir una expansión cultural que desarrolló y conjeturó nuevas formas de escribir y poetizar campos del saber y la experiencia del sentido. Muchos historiadores opinan que fue Ulrico Schmidl el iniciador de la materia, con sus polémicas crónicas profundamente traducidas y estudiadas. Pese a todo, fue la Universidad de Córdoba (Siglo XVII), aquella institución póstuma que promulgó la metodología y el incentivo propio del género. La cronología nacional marcaría, tiempo después, una fecha clave para nuestra literatura madre: año 1812, creación de la primera biblioteca pública de Buenos Aires, impulsada por Mariano Moreno, la cual permitió sintetizar contactos con materiales de índole mundial, como obras francesas, españolas e inglesas. Toda ésta movilización cultural desembocó en el desarrollo de la literatura gauchesca, la expansión del criollismo, y la aparición de grandes exponentes ilustres como Esteban Echeverría (“El Matadero”), que impulsó la era Romántica, progenitora de expresiones artísticas del siglo XIX, tales como la Generación del ‘37. Lo que vino a continuación es de público conocimiento: José Hernández con su “Martín Fierro”, Domingo Faustino Sarmiento con su “Facundo”, las vanguardias literarias del nuevo siglo, los salones literarios, entre otras tantas renovaciones del espacio en análisis.Jorge Luis Borges (escritor argentino, cuentista, ensayista y poeta. 1899-1986) afirmó su conciencia, y exclamó: “Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo; hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos”, y emprendió un recorrido cual aventurero en la filosofía mental del pensamiento y la sensibilidad de los nuevos lectores de la posmodernidad. Encubiertamente, ha sido uno de los primeros en emblematizar, con una frase histórica, las particularidades genuinas del nuevo mercado narrativo: “En mi época no había Best Sellers y no podíamos prostituirnos. No había quien comprara nuestra prostitución.” Un maestro de la filosofía cotidiana. Y podemos adelantarnos al proceso del fin, y conjeturar que estuvo en lo cierto. Actualmente, la literatura universal se ha convertido en un gigante demoledor, pese a que el avance de la tecnología mediática suponga lo contrario. La creación de nuevos soportes mediáticos (como los Smartbooks) no han podido demoler la histórica presencia del libro códice. Y los grandes emprendimientos económicos, tanto de la cultura como del entretenimiento, hoy tienen un suculento sostén narrativo: películas cinematográficas, series de televisión, radio, discursos políticos, publicidad y marketing, diarios y revistas, todo el comercio de la literatura, entre otras tantas. Todo comienza con el lápiz y papel, pese a que luego eso se proyecte en una tecnología 2.0 o en la pantalla más espectacular del universo. Y la Argentina no está exenta de todo este paquete. “La eternidad es una de las raras virtudes de la literatura.”, nos confiesa Bioy Casares.La contemporaneidad nacional es una maquinaria de primer nivel en obras literarias. Hoy en día, somos honorables testigos de artistas como Guillermo Saccomanno, Juan José Saer (fallecido en el año 2005), Federico Andahazi, Alberto Laiseca, Beatriz Sarlo, Liliana Heker, Guillermo Martínez, Alejandro Dolina, Alicia Steimberg, y la lista es interminable. Me refiero, como su obviedad lo indica, a aquellos escritores que, al presente, contribuyen a la producción de arte. Todos continuadores de la gran descendencia ilustre del siglo pasado, todos buenos hijos de la Patria escritora que nos heredó una pasión por la escritura y la literatura.Y claro, el mundo nos observa, nos analiza, nos invita a participar del todo. El claro ejemplo es Guillermo Martínez, un matemático que alimentó su imaginación con historias apasionantes. Así lo demuestra en “Crímenes Imperceptibles” o “La muerte Lenta de Luciana B.” donde profundiza el escenario diario que transita un escritor de renombre. Y el aparato mercantil del cine no trastabilló en su búsqueda. En el año 2008, Gran Bretaña estrena su “Crímenes de Oxford”, dirigida por Alex de la Iglesia, protagonizada por el héroe de “El Señor de Los Anillos” Elijah Wood, acompañado por John Hurt y Leonor Walting, basada en la obra primeramente mencionada del famoso novelista y cuentista argentino en cuestión. La película recibió fascinantes críticas, y fue una prestigiosa ganadora de varios premios en la XXIII Edición de los premios Goya.Muchos contemporáneos apasionados de la literatura no dudan en destacar a Federico Andahazi como el mayor representante nacional literario del momento. Autor de “El Anatomista”, “Las piadosas”, “Pecar como Dios Manda”, entre otras tantas, es un talento nato de la creación imaginativa. Criticado duramente desde las más ortodoxas instituciones religiosas por su contenido sexual, y examinador hacia la Iglesia y otros poderes hostiles de la especie, ha logrado conseguir su popularidad y prestigio sobrellevando numerosas dificultades en el campo. Sin embargo, los frutos han sido eternos, convirtiéndose hoy en uno de los más traducidos en cantidad de lenguas a lo largo del globo terráqueo. Su fuerte, sagaz e inteligente mezcla de ficción con psicología, se recibió de Licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos Aires, ha permitido ubicarlo como uno de los mejores escritores de la historia de nuestro país.Como podemos observar, somos ciudadanos de una Nación artista, propulsora de maravillosas Bellas Artes. Hubo extraordinarios ayeres, hay varios hoy, y nos esperan grandes mañanas. Día a día, surgen instituciones, colegas, jóvenes, adultos, adolescentes, ancianos, seres humanos que contribuyen con el alimento diario que se necesita para madurar un espacio cultural como éste. Y la oferta disponible en la Argentina es cada día más numerosa:Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Buenos Aires (Capital Federal, Rosario, La Plata) son centros fundadores de grandes escuelas, universidades e institutos académicos que contienen carreras, posgrados, maestrías y cursos referidos a la Literatura y Escritura, como es el caso de la licenciatura en Lengua y Literatura de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (UCEL), o la Maestría en Literatura Española y Latinoamericana de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Con respecto a la escritura, existen talleres formadores (Como Taller Punto y Aparte www.tallerpuntoyaparte.com.ar), o bien Cursos de Escritura, como son los ejemplos del Centro Cultural Rojas o la Universidad de San Martín (UNSAM), entre otras miles de opciones que recorren la provincia de Buenos Aires y el país entero. La oferta es increíblemente extensa, y se aglomeran según las edades y la temática. Asimismo, los concursos literarios en nuestro país son moneda corriente en la cultura. Diariamente, se proponen centenares de ellos, respaldados por asociaciones de gran escala y literatos y escritores de renombre mundial. Generalmente, se bifurcan en novela y cuento breve, aunque la poesía mantiene fuertemente su vigencia. Son acompañados con premios y medallas, en lo habitual, brindan viajes por el resto del mundo para el autor de la obra triunfante. La escritura es una fiel amante del artista argentino. Sitios de internet de otros países también sustentan concursos literarios provenientes de nuestro país, tal es el caso de www.escritores.org (de origen español) que presenta en su extensa lista de oportunidades, interesantes propuestas que todo atrayente del ámbito debe investigar y conocer.¿Por qué tengo que creer que un subsecretario es más real que un sueño? Se pregunta Borges. Si un sueño es posible en el papel, trázalo. Porque la escritura, nuestra deliciosa literatura nacional nos abriga con resplandores de belleza. Medios Lentos ampliará estos conocimientos en entregas futuras, porque estamos convencidos del don argentino en el arte y la cultura de las letras. Estoy enamorado del orgullo colectivo por nuestras composiciones textuales, nuestro lamento y felicidad en las hojas de tinta y la mágica observación mental del lápiz. Tan solo las Bellas Artes podrán conducirnos al sueño real.AutorPablo C. Sturbapablo@medioslentos.com