Invernar, una buena forma de pasar el invierno

Diciembre, enero y febrero son meses en los que Europa se congela e inverna. Dependiendo del país y de la zona geográfica donde nos encontremos, el panorama “inviernístico” puede cambiar radicalmente. Si partiéramos el continente al medio de manera longitudinal, podríamos decir que en el sur es más tolerable y en el norte se vuelve polar. De todas formas, en toda Europa los autos se congelan por las noches y lleva tiempo descongelar el parabrisas por las mañanas, hay menor cantidad de gente dando vueltas por las calles y un día de sol es considerado como un regalo que se debe apreciar.De todas formas, esta época del año tiene su encanto. Por un lado, a los que nos gusta lo “fashion”, el invierno nos permite asistir a un desfile de moda todos los días mientras caminamos por la ciudad. Es verdad que hay ciertos lugares que marcan tendencia más que otros, como es el caso de Paris, Milán o Barcelona, pero también es el común de la gente el que nos impacta con la forma en que muchos se animan a llevar un estilo. Europa, por supuesto, está mucho más preparada para el invierno que nosotros, pero sus colecciones de invierno no se limitan a abrigar sino que saben mezclar elegancia, glamour y confort.

Otro aspecto importante a la hora de señalar los “salvavidas” del invierno Europeo es, sin lugar a dudas, la cocina. Vivir en Francia me ha dado la posibilidad de probar múltiples platos que pueden llegar a dejarte sin aliento: el cassoulet, una especie de cazuela a base de porotos, salchicha de Toulouse y pato…¡imperdible si viajas al sur de Francia!; el canard (pato) en todas sus formas; el agneau (cordero) asado; y por supuesto, el fois gras, un paté de pato infaltable en el apéro (en argentina: la picada). Además, en este caso y sin entrar en detalles, no puedo pasar por alto a la pâtisserie (la confitería) y a los postres que en mi primer mes en Francia me hicieron engordar casi cinco kilos.Este frío furibundo está acompañado por un sistema de transporte público, en la mayoría de las grandes ciudades, desarrollado y confortable. Los buses circulan en base a horarios predeterminados, llegan a las paradas puntualmente y los chóferes son, en casi todos los casos, seres amables y al servicio del pasajero. Los metros también circulan sin sobresaltos y con una frecuencia de sólo minutos entre uno y otro, pero las condiciones de higiene y mantenimiento de los vagones y estaciones no son sublimes sino que simplemente cumplen su función. El único problema o aspecto negativo a remarcar es el precio de los boletos, entre 1€ y casi 5€ (en Londres) por un billete sencillo. Sin embargo, existen, a su vez, pases especiales a precios módicos para estudiantes, desempleados y jubilados. Para el turista, la opción de pase diario o semanal es la recomendable por costo y practicidad.

El invierno Europeo es duro, largo (dura casi 6 meses) y gris. Por suerte, el sistema pone a nuestra disposición numerosos beneficios que vuelven esta época menos ardua y más llevadera. Eso si, para los amantes del hogar, las series y las películas, esta es, sin ninguna duda, “SU” estación del año.AutorFlorencia Gaudenziinfo@medioslentos.com