La Alegoría de la Caverna es una linda caricatura: Platón y Medios Lentos en el rincón de las verdades artísticas
La posmodernidad ha transformado el ejercicio del periodismo a través de mundos inesperados. La evolución de los dispositivos técnicos y la revolución mediática nos han conducido al desarrollo de nuevos significados, y ¿cientos de interrogantes académicos inexplorados? El día del Periodista lo adjuntamos a las Bellas Artes y nos ofrecemos, acompañados de Van Gogh, a la libertad de la palabra y la enunciación. El mundo nuevo. Milenio. Redes sociales y Web 2.0. Participación informativa e Internet, revoluciones conceptuales. Muerte a disciplinas ortodoxas, nacimiento de otras tantas que hoy son grandes populismos. De la Guerra Fría a la paz cibernética, que no abandona la explotación mental. Y la búsqueda, la eterna constancia del periodista apasionado que no se abstiene de invocar por más caminos de luz. Muchas citas célebres han surgido del sol para la Tierra humana. Nuestro método de comunicar y advertir ha sido fuertemente criticado. Schopenauer decía: “Con el periodismo ha surgido un cuarto estado”, mientras que Thomas Jefferson apostaba aún más sobre la polémica de los jueces: «Los periódicos han degenerado: ahora se puede tener absoluta confianza en ellos.»Valores morales. Julio Cesar emitió el Acta Diuma y la Edad Media se encargó de profundizar el campo. La historia es larga, y los procesos de cambio mayormente intensos. Sin embargo, pese a la modificación generacional, el periodismo mantiene sus banderas en movimiento inmutable, estableciendo reflexiones, infiernos, batallas y paraísos comunicacionales. Es una pieza de dominó que genera reacciones, es un verso al estribillo. Es el primer paso al efecto.Permítanme un pequeño atrevimiento: el periodismo es una Bella Arte. Si Rodolfo Walsh ofreció una vida por el conocimiento verdadero, y el repetible Jefferson explica que la libertad de pensar y de publicar lo que se quiera es el origen de muchos males, estamos situados frente a un cúmulo de energías disimiles que transforman nuevos mundos de meditación, especulación y contenido. El Arte es el sinsentido que consta de un motor compositor de nuevos imaginarios que, posiblemente, denoten en la existencia de verdades posibles. Y el periodismo actúa cual universo adolescente, otorgando maravillas y descifrando caóticos pensamientos, muchas veces con un costo altísimo de ética y respiraciones vitales.Platón era un poeta que se pensaba como un orador de verdades. La verdad no existe, sólo podemos aferrarnos al conocimiento verdadero (parafraseando a la querida Agnes Heller), y la Caverna no es más que la realidad cotidiana de los miles posibles, independientemente de sus semánticas. Por ello, nuestro pasado ha tenido periodistas de renombre espiritual, hoy estamos en proceso de evaluación. La información ha sepultado intereses intelectuales para negociar con economías y monopolios. Jugar al póker con multinacionales, idolatrar despotismos y hegemonizar sociedades. Otros confiamos en la libertad y el pensamiento puro. Pero entonces, ¿Platón era un sujeto maquiavélico? ¿No descifró verdades sino que construyó mentiras reales? El periodismo, lamentablemente, suele acomodarse como un poder absolutista. Pese a todo, nuestra intención no es generalizar motivos de cartón, sino sacudir los cabellos de nuestra querida profesión para alentar al suspiro y el análisis de sus raíces nobles.La libertad de prensa es un triunfo sin cumpleaños ni festejos. No, no puede ser un Cuarto Estado. Debe ser nuestra gloria comunicacional, aquella que destrona los poderes para realzar los valores de unidad social. Y grandes exponentes y pensadores han dejado sus futuros, artistas con salud de redactores, cronistas, fotógrafos… han buscado al sujeto detrás de la careta del control, y se encontraron con una trágica respuesta. Hoy no escucho debate, que las cadenas del silencio no nos atosiguen con ignorancias.El hombre es un animal sistematizador. Todo lo que encuentra, lo transforma en significado y, a su vez, en términos parafraseados de manual enciclopédico. Pienso que el periodismo ha sido gran víctima del hombre, pese a que ha nacido por él y para él. Hemos aferrado sus ánimos de conquista en moldes ortodoxos que generan billetes, soberbias y mediocridades. Recuerdo mis tiempos libres de lectura editorial sobre tiempos anteriores: relevar hechos sociales de fundamental valor comunitario a razón de desenmascarar misterios y enigmas propios de nuestra comunicación vital. Paralelamente, hoy son minorías. Millones de usuarios consiguen “La Razón” convencidos de poseer un medio versátil, amante de los valores morales (recordemos que es gratuito, de venta pública principalmente en vías de transporte de masas como trenes y subtes) y poeta de la libertad. Pese a todo, hay un malabarista monopolio detrás que construye mensajes al compás de la insignificancia. Nuestra querida disciplina se ha convertido en un peligroso enemigo que debemos analizar con total atención y cordialidad. Nos llena de satisfacción, orgullo y placer, eso no quita que haya constructores de placeres, orgullos y satisfacciones reciclando inmundicias “hegemonizadoras”. ¿Qué pensará Arlt de todo esto? Pobre hermano de tinta.Igualmente, nuestro país abraza referentes pensantes, buscadores de ética y conocimientos verdaderos, honorables camaradas que se convierten en compositores de oraciones, pintores de fotografías, poetas de la calle y escultores de la opinión considerada. Tengo esperanza y creo en la profesión, porque nos ha consagrado de historia y delimita caminos de riquísima pureza a flor de explorarlos con dedicación y fogosidad. Quiero dormir afirmando que la noticia es una Sonata en La Mayor, y el periodismo un trazo de tempera azul coloreando una dulce capa de cielo sobre la tela ingenua. Las Bellas Artes arraigan a los continuadores de tal magnificencia intelectual, convierten al periodismo en imaginación, materialidad empírica y mundos constructores de saberes. Quiero dormir leyendo a nuestros Padres y rendirles homenaje con mi sintaxis. Quiero dormir con anhelos de tiempo a fin de convertirme en un receptor del fulgor exterior de la gente que aclama.Les deseo un muy Feliz Día del Periodista a todos mis colegas artistas que, día a día, me obsequian una pieza más del rompecabezas infinito. No olvidemos la cultura que tanto nos ampara de orgullo, no dejemos de escribirla y tararearla, aunque sea en un silbido al viento. Algún día, esa infinitud será eterna pero congruente. Algún día, el baile de las Máscaras deberá llegar a su fin. Y Platón deberá reconocer que la Caverna es una linda caricatura.AutorPablo Sturbapablo@medioslentos.comIlustraciónEduardo Altubeealtube@gmail.com