Ya no soy esa niña asustada pidiendo protección donde nunca la encontré, después de pasar por todas la violencias que se puedan imaginar, donde pisotearon todos mis derechos, donde callaron mi voz y donde llegaron a sacarme hasta la ganas de vivir… Donde el miedo se hizo mi gran aliado, porque las personas que debían cuidarme no lo hicieron y me entregaron como un animalito sin importarles qué sentía yo o qué quería yo. Pero ESO YA ES TIEMPO PASADO.
Hoy soy una mujer que logró sanar y salir adelante. Hoy soy un futuro nuevo de lucha, un amanecer distinto con un sol brillante. Hoy soy la lucha de mujeres que fueron calladas, y hoy sé que cambié la historia, que le busqué un futuro diferente a mis hijos, y que yo renové mi fe.
Soy una mujer de 41 años y ya no soy la víctima, ahora soy la lucha. Tengo dos hijos: uno de 25 años, ya todo un hombre lleno de sueños y mucho amor, quien a todo lo que hace le pone la pasión de un nuevo vivir, y tengo una hija de 18 años que está abriendo sus alas a un mundo nuevo. Yo soy feliz si ellos son felices.
Actualmente estoy cursando el último año del secundario para adultos, y tengo el honor de integrar el cuadro de honor. Además soy la segunda Escolta de la Bandera de Argentina. Por otra parte cuento con una diplomatura de acompañante Contra la Violencia de Género, así como también otra sobre Conflictividad Social. Además realicé un curso de Atención Humanitario para Víctimas de Trata de Personas y muchas capacitaciones y cursos, los cuales me fortalecieron y fortalecen para ayudar a otras personas abandonadas por un estado ausente. Muchas veces me preguntan de dónde saco tanta fortaleza, a lo cual les contesto “de mi ganas de vivir y de Dios” que ayudaron a cambiar mi vida junto con personas que nunca me dejaron sola.
Voy demostrando que a pesar de las dificultades, nada es imposible.
Hoy me reconozco como una mujer fuerte y soy feliz de lo que estoy logrando.
Esta soy yo: Daniela.