Libros con mensaje
Cada año, para esta época, el predio ferial de La Rural se llena de stands de editoriales, librerías, ministerios, bancos, diarios, países, provincias, clubes de fútbol y ONGs. El eje está puesto en los libros de todos los géneros, que llenan los estantes. Los hay de todo tipo: los nuevos, los reeditados, los estoqueados y los saldos.Con el lema Festejar con libros 200 años de historias se inauguró el trigésimo sexto aniversario de la exposición anual de la industria del libro, y como 2010 no es un año cualquiera para nuestro país, era evidente que la Feria del Libro no iba a pasarlo por alto.Es curioso observar como mutaron los lemas desde 1975, cuando surgió la idea de hacer una exposición que fomentase la cultura y el encuentro del escritor y el lector. A lo largo de todo este tiempo, la feria fue fiel reflejo de lo que la coyuntura reglaba. En sus inicios, existía un lazo fuerte entre el concepto de libro y el de tradición: en 1979, lejos de mensajes reflexivos sobre el sentido de la lectura, el lema era “A la Universidad. Advocación: Año Internacional del Niño y Centenario del Inicio de la Campaña del Desierto”.Tres contradicciones encerradas en este mensaje estremecen a quien asocie la época con el contenido del título. Por un lado, la dedicatoria a una institución educativa que justamente en el ´79 estaba intervenida hasta la médula por la dictadura militar, limitada en cuanto al libre pensamiento y la expresión, y restringida con respecto a los contenidos. Por otra parte, la mención del niño, con sus derechos y consideraciones, en años donde 500 neonatos fueron robados a sus padres y entregados a familias, muchas de ellas ligadas al Estado de facto. Por último, y no menos atroz, la conmemoración del exterminio de aborígenes del centro sur de Argentina, denominada con el eufemismo “Campaña del Desierto”.Otro ejemplo claro de esta relación se da en 1985. En el despertar de toda una generación hasta dos años atrás silenciada, la Feria utiliza el lema “Al escritor y la libertad de expresión”.Con el correr de los años, el foco de las temáticas se fue corriendo hacia los libros y sus significados. “El libro y los valores de la humanidad” (1998), “Una ciudad de libros” (2002), “Un escenario para los libros” (2005) y “Pensar con libros” (2009) son ejemplos de ello. El objeto leído cobra importancia y la fuerza de la palabra es meramente descriptiva.En la actualidad, uno va recorriendo los stands y encuentra todo dispuesto comercialmente para el potencial cliente. Los lectores empedernidos ya no corren con la ventaja de los precios especiales de la feria (como por ejemplo la editorial Planeta, que mantiene los mismos precios que en las librerías) y lo que en teoría era el marco del contacto más cercano entre quienes crean obras literarias y quienes las disfrutan. Hoy es un circuito de promoción de libros de gran tirada y enorme mediatización. Claro que para todo hay excepciones: en los stands de modestas editoriales, con estructuras no tan llamativas, se venden libros con pequeñas fallas estéticas a precios que ya no existen. También hay clásicos muy baratos. Todo es cuestión de darse maña para la búsqueda.Por Carolina Quiróscarolina@medioslentos.com