Lilia Saavedra, madre coraje, nos cuenta su vida, la familia y su origen solidario
“Sin justicia no hay democracia” (Parte I)
Lilia Saavedra es, entre tantas otras cosas, testigo en el juicio por Marita Verón que se desarrolla en Tucumán y es, además, mamá de Ramón Santillán, una víctima del gatillo fácil. Desde la muerte de su hijo, en 1999, Lilia se propuso luchar por justicia, por igualdad, para evitar que otras madres sufran tanto como ella. Creó la Fundación VEI (Vidas En Interacción para el desarrollo de la comunidad), es productora ejecutiva del programa Nación Zonámbula que se emite la TV Pública todos los domingos desde hace siete años, está cerca de publicar su primer libro sobre trata de personas y tiene un proyecto avanzado sobre violencia de género.
Lilia transformó en acción el profundo dolor que le causó el asesinato de su hijo Sugus, apodo con el que se lo conocía, el 6 de junio de 1999, cuando recibió un balazo en la cara en un caso de gatillo fácil, cerca de una estación del ferrocarril San Martín.La Justicia condenó a 10 años de prisión domiciliaria a Juan Sebastián Acosta, cabo de Gendarmería, pero quedó libre a los 6. Hoy, Lilia junto a su fundación VEI, asesora de manera gratuita a 10 familias que pasan por una situación similar. Pero, ¿quién es y de dónde viene esta mujer que derrocha solidaridad y convicción?
¿Sirve el reconocimiento?Hemos recibido muchos premios, pero uno no trabaja para eso, aunque es una caricia al alma que esta lucha no caiga en sacos rotos. Alguien nos ve y alguien nos tiene en cuenta, por eso somos “premiadas” entre comillas. Ojalá estas cosas no estuvieran, porque si el país o los funcionarios o la seguridad funcionaran como corresponde, no estaríamos haciendo todo esto. Pero bueno, pasa y no nos podemos quedar entre cuatro paredes lamentándonos. Creo que está bueno salir a la calle, exigir ala Justicia, a las autoridades, a quien corresponda, para que esto cambie. Si no lo hacemos, entre todos nos vamos a quedar en un país mediocre. Yo creo que sin justicia no hay democracia, sin justicia no hay trabajo y sin justicia va a haber siempre impunidad.
¿Cómo eras Lilia antes de hacerte tristemente célebre? ¿Qué hacías de tu vida, cómo era tu círculo?A los 16 años empecé militando dentro dela Juventud Peronista.Me escapaba de mi casa. Yo vivía en Coronel Díaz, entre Charcas y Güemes, e iba al Liceo Privado Número Uno de señoritas, ahí sobre Santa Fe. Iba a militar con mis amigas ala Villa31, con el padre Carlos Mujica. Fui invitada por una amiga, por curiosidad llegué y nunca más salí, en el sentido de la lucha. Por eso es que hoy hago periodismo social. A mi hijo lo matan, justamente, por defender a un chico de la calle. Él colaboraba con el centro cultural William Morris porque en la época de los 90 había muchos chicos en la calle y muchos padres sin trabajo. Era la época de las privatizaciones y se empezaba a ver los pibes con las bolsitas del pegamento. El centro cultural acogía a estos chicos, primero les llenaban la panza y luego los capacitaban en computación, en electricidad y venían de José C. Paz, de Pilar, de mucho más allá de Morris. Mi hijo estudiaba en la facultad, comercio exterior, y había armado un grupo de compañeros con los que iban a colaborar con el Centro. Creo que ese compromiso lo mamó tanto de mi marido, que era militante político, como de mí, una militante social. Y durante la última dictadura no la hemos pasado nada bien. Mi hijo nace un 30 de diciembre de 1977, yo fui a parir a mi hijo sin documento. Él nació a las 6 de la mañana y a las 10, yo me escapaba de una puerta y mis compañeros sacaban a mi hijo por otro lado. Él no tuvo documentos hasta que no entró la democracia. Mi hijo era NN, no hizo jardín. Yo fui una militante y aprendí muchas cosas de la gente, muchas experiencias muy lindas. La humildad que siempre nos enseñó a tener el padre Carlos Mujica, él era un grande y un humilde.
¿Qué te acordás de esa época?Tengo muchos recuerdos lindos, pero el que me marcó fue el día que asumió Héctor Cámpora al poder. Nosotros fuimos con un micro, salimos de la villa y estábamos en el acceso de la calle Leandro Alem, por donde entraban todos los diplomáticos. Estábamos de costado, fue cuando se armó la gran bataola. Entonces el Padre Mujica me acuerdo que nos dice a todos nosotros que nos tiráramos al suelo y tratábamos de que las mamás y todos estuvieran tirados en el piso, y cuando levanto la vista veo al padre Mujica parado al lado de la puerta de madera rezando con las manos juntas. Era el único que no estaba en el piso. Se resistía a la dictadura. Y lo otro que me acuerdo fue la llegada de Perón a Ezeiza, la llegada que nunca fue porque tuvo que bajar en otro lado. Las corridas de la gente, los gritos.
¿Y a tu marido como lo conociste?En la militancia. Él militaba enla Villa 31, inclusive él se fue a vivir allí, alquiló una habitación en la villa porque decía que salía tarde, entre que iba a trabajar y terminaban las reuniones. Inauguramos una “Unidad Básica dela Juventud” en el barrio Comunicaciones, que estaba al lado de la salita de primeros auxilios y los sábados hacíamos un baile, después de las charlas, políticas y discusiones. Primero comprábamos para hacer un asado y luego concursos de rock, en ese momento se bailaba mucho Creedence y los Beatles y todo eso… Y el que no sabía bailar rock no existía, y era también una forma de compartir con los compañeros los momentos libres y también dar un esparcimiento más allá de la política, si bien se creaban cuadros políticos y yo me formé dentro de una villa en donde estaba la necesidad de la gente, no me formé políticamente en Coronel Díaz. Esa gente me enseñó un montón de cosa que, a lo mejor, yo no las veía o no las sufría.
LA MUERTE DE SU HIJO
Y vino la triste noticia de tu hijo. Pero primero, ¿por qué le decían “Sugus”?Mi marido era morocho y cuando nació mi hijo era tan parecido a la propaganda del caramelo, me brillaba de negrito.
Y le quedó Sugus….Y le quedó Sugus. Mi vieja, me acuerdo que una vez me dijo: “Nueve meses estuviste buscando nombre para ponerle y apenas nace todo el mundo lo reconoció por el apodo y no por el nombre”. Salvo en el colegio, después todo el mundo, en el barrio, en el club, en todos lados “Sugus”. Era fanático de Boca, lloraba cuando perdía Boca, de chiquito, y nadie le enseñó, porque mi marido era de River.
¿Cómo se transforma tu vida a partir del asesinato de tu hijo?Yo creo que el asesinato de mi hijo a mi me vuelve a reparir en otra persona, si bien con una base social ya formada. Yo vivía en ese momento en Santos Lugares a una cuadra y media de la comisaria, viene tipo 11 de la noche un policía, abre la puerta mi hija casada y le pregunta si estaban todos los habitantes de la casa y ella le dijo: “No, faltan mis dos hermanos”. Y él le dice: “¿Quién es Ramón?”, ella responde “mi hermano”. “Bueno decile a tu mamá que lo vaya a buscar a la comisaria de Morris. No te puedo dar más información”, le dijo el policía y se fue. Claro, como el policía nos conocía no nos quería informar que Sugus estaba muerto, ellos lo sabían. Nosotros estábamos por irnos del país por todo el problema económico. Mi marido ya había dado la quiebra de una pequeña empresa familiar y por una propuesta que me hace un primo que vive fuera, yo me iba a ir con Sugus y el hermano más chiquito, Gustavo, a trabajar a otro país y seis meses después se iba a ir mi marido.
¿Cómo fue el último día de Sugus?Todos los domingos o los sábados llevaban a los chicos a conocer el centro, porque había chicos que no conocían ni el Obelisco. Y esa noche fueron a la cancha de Boca. Eran chicos en situación de riesgo. Entonces cuando están volviendo en el tren, Sugus tenía que entrar a trabajar a las 6 y media de la mañana, me llama de Retiro y me dice “Mira mamá que vuelvo en el último tren que sale a las doce menos veinte”. Le digo: “Tené cuidado….”. Me dice: “Donde me van a hacer el asado es cerca de las estación de Morris”, así que no era mucho lo que se tenía que mover. Cuando Sugus venía en el tren, ya cerca de Morris, alguien se sentó o tocó o manipuló la manivela, la manija del freno y el tren empieza a detenerse. Como recién estaba privatizado, había guardias de seguridad que andaban con los perros, con las tonfas que en la punta tenían puntas de acero. Entonces cuando se empieza a parar el tren, entre el paso a nivel y la estación, entran los vigiladores y le empiezan a pegar a todo el mundo: a mujeres a chicos, a grandes, a todos. Y entonces los pibes se bajaron para ayudaban a las mujeres, junto con Sugus, las agarraban para que terminen de bajar. Cuando mi hijo está por bajar ve que el vigilador tenía a un chico de la mano y dándole con la tonfa, entonces Sugus se vuelve y le dice: “Loco, ¿por qué le pegas al pibe? Si el pibe se mandó alguna macana, llamá a la policía para que busquen a los papás o que intervenga un juez de menores, pero vos no sos quién”. Entraron a discutir, “que vos pendejo no te metas”, mi hijo se lo arranca de la mano al nene y salta por la puerta del vagón donde van las bicicletas, y cuando se está levantando, de ahí recibe un impacto de bala en la cara, un impacto de una bala hueca que está prohibida porla Convenciónde Ginebra. Eso también es premeditación, porque si vos cargas una bala hueca quiere decir que vas preparado para lastimar mal. Inclusive cuando yo hablé con los peritos, me dijeron que si esa bala hubiese sido una bala común, pega, entra y sale. Pero acá no había orificio de salida porque la esquirla le corta la yugular y la carótida, y muere casi al instante. Entonces, a partir de esa noche, empieza mi lucha por conseguir justicia.
No me quiero imaginar el momento en que te enteraste… ¿no?Cuando me enteré, fue en la comisaria. Yo estaba con Betiana y el comisario, y no lo podía creer, porque algunas veces uno ve las cosas en televisión y piensa que nunca le va a pasar. No podía creer lo que me estaba pasando, decía “No puede ser”. Le dije al comisario: “¿No puede ser que mi hijo haya perdido su documento y lo haya agarrado otro chico?”. ¡Mirá! Pensando el egoísmo de madre, que le pase a otro y no al tuyo. ¿Por qué? ¿Quiénes somos? Somos todos iguales. Nadie está exento de que nos pase nada. Pero algunas veces ese egoísmo tan cerrado que algunas veces sentimos por cuidar a nuestros hijos no nos hace ver más allá.
Y es un mecanismo de defensa tambiénPuede ser.
Que vos para defenderte de tanto dolorLe pedí que sea el otro pero porqué. Entonces, también tiene que ver algunas veces todos esos años vividos con el “No te metas”, “que no te importe”… A pesar de todo eso, nosotros nos involucramos en la situación social que pasabala Argentina.
Eso, ¿por qué decidiste? Porque te podrías haber ido y te quedaste…Yo creo que no valía la pena quedarme en una pieza, encerrada entre cuatro paredes lamentándome. Tenía que luchar, ya que mi hijo no tenía voz y yo era la voz de mi hijo. Tenía que luchar para que esto terminara, ya que tengo hijos, tengo nietos y por todos los jóvenes que hay en el país. Que nadie más haga abuso de su poder, de su uniforme, de sus armas.
Lili, ¿cómo hacés para hacer carne todo lo que estudiaste y lo que aprendiste en este último tiempo? Porque vos hasta ese momento tenías en claro la teoría, apoyabas a otras mamás porque ya desde tu actividad, desde tu nacimiento desde lo social, vos siempre fuiste solidaria. Pero tu lucha, ¿es una forma de reparirse?Sí. Yo creo que mi hijo me volvió a parir, a reparir en esta lucha. Que si bien uno veía por televisión, yo he acompañado muchas veces a las madres de Plaza de Mayo cuando hacían su lucha cuando ya entrada la democracia. Me acuerdo cuando se hizo la marcha nacional de María Soledad Morales, fui con mi familia, con la vela a Plaza de Mayo a acompañar, pero nunca pasó por mi imaginario estar en esa situación, y estar en esa situación es horrible, es espantoso. Y vos te tenés que decir “no puedo darme el lujo de parar y bajar los brazos”. Todos tienen que hacer, cada uno aportar un granito de arena, desde el lugar que corresponde podemos hacer muchas cosas. Yo enterré a mi hijo el día lunes y el viernes hicimos la primera marcha de justicia en Morris. Primera vez que había una marcha desde mi militancia un lugar emblemático porque ahí fusilaron a varios compañeros, uno de ellos era Abal Medina, el tío de Juan Manuel. Y bueno, para mí, Morris es un pueblo que tiene historia pero no a partir de mi hijo, sino anterior, desde la época de la dictadura, es un santuario por muchas cosas.
¿Tuviste justicia?A partir de la noche del crimen participé de la investigación. Mientras mi hijo se velaba, yo iba y venía a la comisaria mirando y viendo y escuchando las declaraciones. Yo tenía más de 70 testigos. Gente que acompañaba a mi hijo, gente que estaba en la parada del colectivo, que estaba pegada a la estación, gente que estaba dentro de la plataforma de la estación, gente que estaba en el paso a nivel para pasar porque estaba la barrera baja. Mi marido me decía “¿Por qué no te quedas tranquila? Quedate acá que la policía se va a ocupar.” La policía no se va a ocupar, se va a ocupar pero si nosotros estamos al lado. Porque a nadie le puede interesar estar causa más que a nosotros. Lamentablemente conocemos el accionar de la policía. Yo le insistí al comisario “Quiero ir al lugar del hecho”, y me llevaron. Yo recogí las piedras con sangre que eran de mi hijo. No habían vallado la zona. ¿Viste, toda esa, como te puedo decir, brutalidad de la policía, esa inoperancia? No te digo toda la policía porque tampoco quiero poner en la misma bolsa a todos pero hay una gran parte de inoperancia. Pero algunas veces es por complicidad. En lo único que no participé fue el día en que iban a detener a Sebastián Acosta, me llamó el policía y me dijo “Vamos a allanar la casa, vamos a detener, ya tenemos la orden judicial, ¿quiere venir?”. Le dije que no, porque no sabía cómo iba a reaccionar. Hacía una semana que había matado a mi hijo, entonces, el ser humano es impredecible y yo no sabía cómo iba a reaccionar, entonces traté de hacer mi autoayuda psicológica. “Todo va a estar bien”, “La justicia va a hacer lo que corresponde”, “Esta persona va a pagar por lo que hizo”, más allá de que a mi hijo no lo voy a volver a tener. Trabajé y colaboré para que Juan Sebastián Acosta tuviera la sentencia que la justicia dictaminara y yo la iba a respetar. Así sean 5, 10 ó 50 años, yo respetaba a la justicia pero la justicia me tenía que demostrar que era justa. Trabajé hasta el día del juicio, fue un desastre, no nos dejaban entrar, nos manosearon las policías femeninas, mi hermana salió llorando por la prepotencia, viste, porque Juan Sebastián Acosta, el asesino de mi hijo, era cabo de Gendarmería y aparte era jefe de seguridad privada. Entonces estaban todos mancomunados con él y nosotros éramos nadie. Éramos personas, ciudadanos comunes y corrientes que no teníamos corporación y ellos sí. Entonces fue el juicio, donde se demostró primero el tema de la bala, que la seguridad privada no puede portar armas, un montón de fallas que había para condenar a esta persona. Él dijo que le tiró por legítima defensa y después se comprobó por el perito que él estaba arriba del tren y mi hijo abajo, agachado. Un montón de cosas que agravaban la causa de él.
El vínculo con la madre de Marita Verón, la Fundación VEI, Nación Zonámbula, su libro y los Derechos Humanos: “Nos tenemos que comprometer en todas las luchas” (Parte II)
La Fundación, además de asesorar a las víctimas de gatillo fácil, colabora con clubes barriales de fútbol donde acuden niños y adolescentes de sectores humildes, tanto de capital como de la provincia de Buenos Aires. Con el programa Nación Zonámbula, que se emite por la TV. Pública, alienta el pedido de justicia, los reclamos de los pueblos originarios, la lucha por lograr una minería que no contamine. “También tengo un proyecto bastante avanzado sobre violencia de género que posiblemente vaya por Canal Encuentro”, agrega Lilia.
Pero no es su único interés relacionado a la solidaridad: “Acompaño a los familiares en el pedido de justicia, a los familiares de víctimas dela Tratade Persona, estoy terminando un libro sobre ese último tema desde la captación, traslado y explotación sexual de niñas y jóvenes en nuestro país y países limítrofes”, cuenta orgullosa esta luchadora.
LILIA Y EL CASO MARITA VERÓN
Vos estás incluida en el juicio que lleva Susana TrimarcoSí, soy testigo. En el juicio tenía que declarar el 21 de marzo, pero se suspendió unas semanas, se fueron corriendo los días y ahora tengo que esperar a un nuevo aviso. Soy testigo de la causa porque acompañé a Susana en muchos momentos y hace más de 10 años que nos acompañamos mutuamente. Aparte de ser compañeras de lucha también hemos creado una amistad. Lamentablemente uno se conoce en estas circunstancias, hubiese sido muy lindo conocernos y hacernos amigas en un lugar de vacaciones, pero nos tocó vivir esto, entonces creo que se afianza más el compañerismo y la amistad.
La trata de personas es un tema muy grave, de hecho viene gente de todo el mundo para asistir al juicio por el caso Marita Verón, vos estás ahí, ¿cómo ves el tema? ¿Cómo la conociste a Susana Trimarco (mamá de Marita Verón)?A Susana la conocí en 2003, yo pertenecía al Consejo Consultivo de Familiares del programa Nacional de Anti-impunidad. Ahí vino Susana a pedir ayuda a la Naciónporque en su provincia no era escuchada ni por la justicia, ni por la policía, ni por los políticos, ni por los gobernantes. Entonces en la desesperación, ella se vino a Buenos Aires y con la primera persona que se encuentra es conmigo. Empezamos a charlar, y si bien conocíamos la trata de blanca, siempre lo mencionábamos como algo lejano, como algo que no ocurría tanto acá, porque cuando ibas a hacer una denuncia por la desaparición de tu hija lo ponían como “fuga de hogar”, y tenías que esperar 72 horas para que recién empiecen a buscarla, y si no te decían “no, porque se habrá ido con un noviecito, seguro tuvo problemas con la familia, por eso la piba se escapó, ya va a aparecer”, siempre tratando de menospreciar la desesperación de los padres y de los familiares. También puede ser por la falta de información que tenía en ese momento la policía. Hoy la policía no puede decir lo mismo. Para mí Susana, aparate de como yo le digo “la mujer coraje”, es el ícono de la lucha contra la trata de personas, tanto acá como en el mundo entero. Yo estuve en la época en que desapareció Fernanda Aguirre de Entre Ríos. Fui llamada por el gobernador de Entre Ríos por este acompañamiento, aprendí mucho de ellas porque yo soy una madre de gatillo fácil pero yo sentía que me tenía que involucrar, informarme para poder acompañar a esta madre y ayudar a denunciar, porque no únicamente nos podemos abocar al gatillo fácil, nos tenemos que comprometer en todas las luchas, en todos los pedidos de justicia. Inclusive me involucré con las madres que luchan contra el paco, me formé, me informé, caminé con ellas. Estuve invitada hace 2 ó 3 años a Guaymallén, Mendoza, por medio de Marita Perceval, que por esa época era senadora, a un congreso a dar charlas junto con otros funcionarios de esa provincia, y también desde mi experiencia contarles cómo una mamá podía darse cuenta cuando un hijo viene drogado. Y se da cuenta por muchas cosas: primero, cuando empieza en las drogas vos fijate el cambio de actitud del chico, del entorno, cuando se te empiezan a perder cosas en tu casa. Todo es un aprendizaje continuo. Y así me fui involucrando e informando y formándome en el tema de la trata de personas, donde en 2008la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dio un comunicado diciendo quela Argentina era el lugar de captación y traslado de las chicas, donde había 5 millones de personas abocadas a este trabajo por redes. Cuando yo fui a hacer ala Triple Frontera el programa sobre la trata de personas estuve en Brasil, en Paraguay y en Argentina. Nosotros tenemos vanguardia en las leyes, en la ley federal que salió en 2008. Yo estuve en Asunción con funcionarios que estaban trabajando el tema de la trata en Paraguay, la mayor cantidad de chicas que son captadas para la explotación sexual en la trata de personas son traídas de Paraguay, de Misiones, de Corrientes, de Formosa… ¿por qué? Porque son chicas muy lindas, hay una mezcla de razas europeas y cada vez son más chicas las pibas que traen, a partir de los 10 ó 12 años. Cuando las pibas no son muy humildes, les ofrecen modelar, que las van a llevar a Miami, que pasaporte, le hacen todo un trabajo fino. A los padres, cuando son muy humildes, les sacan la autorización para viajar a Argentina con el pretexto de que van a trabajar de niñeras, que ganan tanto y los padres ante la necesidad lo firman. Hay otros que entran haciéndose los novios, hay muchas formas de captar a una chica.
Contame de la fundación, ¿cómo la fundaste y cómo surgió?Bueno, la fundación, si bien desde el momento que matan a mi hijo yo trabajo en pos de la justicia y para combatir la impunidad, no estaba organizada como ONG. Hacía trabajos para todos lados, hasta que un día me dije “si no me organizo no puedo funcionar, no puedo hacer cosas por los demás”, tengo que tener una estructura orgánica, y así fue como nació la fundación en el 2007 recién. La cree, me costó mucho pero con la ayuda de mis hijos, de mi familia, de amigos, de compañeros pudimos salir adelante y después empecé a hacer proyectos. En el 2003 le presenté al presidente Néstor Kirchner el proyecto de televisión, lo aprobó, me dijo que estaba buenísimo, que él quería cambiar la cara de la televisión pública y que ese proyecto le parecía bárbaro. Desde el 2005, entre que se hicieron los papeles y todo esto, al 2012 seguimos con el programa Nación Zonámbula.
Contanos un poco por qué Zonámbula y por qué nación…Nación Zonámbula porque va basada justamente a la justicia y al peregrinar nuestro. La justicia representa a la nación, y sonámbulos somos nosotros, los que peregrinamos por este país pidiendo justicia. Este proyecto empezó como algo local, de Capital y Gran Buenos Aires, pero después lo hice más ambicioso y lo federalicé. Cuando lo federalicé, recorrí los lugares más insólitos, no era el lugar justamente de turismo sino a donde la gente lo necesitaba. Te voy a contar una anécdota: viajo al interior por una denuncia de una mamá a la que un policía le había matado al hijo. Resulta que no únicamente mató al hijo sino que se le burlaba, era vecino de ellos y la amenazaba que si seguía denunciándolo le iba a matar los otros hijos que le quedaba vivo, con esa impunidad. Le pateaba las puertas de la casa, los insultaba, le tiraban tiros en la puerta. Entonces le dije a la mamá “Bueno, armá una marcha, vamos a venir con otras mamás”, porque aunque vos no creas, cuando van las de Buenos Aires, en el Interior también surge ese “wow, esto lo saben en Buenos Aires, le van a caer como cuervos encima”. Entonces van viéndolo ya de otra forma, y cuando vamos nosotros hablamos con los funcionarios, vamos con las familias, pedimos las audiencias y algunas veces no está bueno porque a mí me gustaría que las cosas funcionaran normalmente, que los funcionarios recibieran al familiar sin esa presión. Pero si no funciona así tenemos que presionar, no nos queda otra. Creo que es la función de la fundación: acompañar, no perder de vista las causas y que sea una herramienta entre la familia y la búsqueda de justicia.
DERECHOS HUMANOS
¿Por qué hay un sector de la sociedad que no quiere saber nada con los Derechos Humanos?Porque los derechos humanos son para los delincuentes… Bueno, eso es lo que te hablaba de la dictadura, de cómo le ha lavado el cerebro a la gente. El “no te metas”, “por algo será…”. Esas son las nuevas consecuencias, derechos humanos para delincuentes. Hay un sector de la sociedad que realmente lo cree, lo avala. Hay muchos delincuentes sueltos y muchos inocentes en la cárcel y sin ir más lejos, y a lo mejor me pueden llegar a hacer un juicio, ¿por qué Menem está suelto? ¿Cuán responsable es Menem de todo esto? Menem y su gobierno, por supuesto.
POLICÍA, VIOLENCIA
¿Quiénes educan a la policía?Siempre digo que los policías de hoy y los gatillo fácil y todo esto, son la secuencia de la dictadura, no la consecuencia, son la secuencia porque esto nunca se terminó. ¿Quién los educa? Los profesores de estos policías son los que estuvieron ligados a la dictadura. Hasta que esto no se limpie, las fuerzas de seguridad no van a cambiar mucho. Entonces creo que todos nos debemos acá un trabajo fino para colaborar o ayudar ala Justiciao al Estado, o a la seguridad. Quizás yo no voy a ver el cambio, quizás no lo van a ver mis hijos, pero quizás lo van a ver mis nietos. Nosotros luchamos por todos. Por los jóvenes de hoy, por los que no están y por los que vendrán. Por eso siempre digo “defendemos a los hijos de los hijos”. Porque si nosotros nos hubiésemos quedado en nuestra casa llorando, de qué serviría la lucha inquebrantable de las Madres de Plaza de Mayo.
¿Qué pasó con tu compañero de la vida? Porque viste que los hombres…Mi marido falleció a los seis meses y ocho días que mataron a Sugus. No soportó el asesinato de su hijo. No soportó.
¿Se lo perdona al asesino?No sé si lo perdono, porque a mí me hizo mucho daño. Creo que el único que perdona es Dios. Lo único que deseaba para él, era que cumpliera los diez años que le dio la justicia en la cárcel. Lamentablemente, la justicia lo condenó a diez años de prisión domiciliaria, nunca pisó la cárcel. Yo fui asesora enla Cámarade Diputados, en la parte de derechos humanos, e hice un proyecto de ley donde haya cumplimiento efectivo de las condenas. Basta de darle privilegios a tantos, a los asesinos que causan tanto dolor. No te podes imaginar cómo destruyen a la familia, a los hogares, al entorno, a los amigos, a todos. No tenés idea.
Se destruye todo, como si pusieran una bombaHacé de cuenta que a mí me tiraron una granada y me partieron en mil pedazos. Porque a partir de la muerte de mi hijo, está la muerte de mi marido. Tenía hijos adolescentes que estaban terminando la secundaria. El chiquitín que ahora tiene 19 años, estaba empezando la primaria. Tenía una hija casada y tenía un nieto que no conoció ni a su tío ni a su abuelo porque tenía tres años. Mi hijo tenía una novia que gracias a dios hasta el día de hoy nos visitamos, hablamos. Ella formó su familia, sus hijos me dicen “abuela” porque hay un vínculo muy fuerte entre nosotras. Era su primer novio. Ella era su primera novia que venía a casa. Se han creado vínculos muy fuertes. Y ella hasta el día de hoy, si bien quiere a su esposo, creo que el amor de su vida fue mi hijo, me lo dice y se lo dice a su marido “estoy enamorada de vos, pero mi amor imposible fue Sugus”. Porque no la dejaron. Porque no es como una relación que vos la terminás.
¿Qué opinas, es interesante lo que estabas contando, del tema de las cárceles superpobladas? Gente que es inocente, por portadora de rostroExacta mente. Yo creo que hay que empezar a ver el tema de las cárceles, porque hay mucha gente que es inocente, que está cumpliendo condenas a lo mejor por portación de rostro, por pobreza, que son involucrados injustamente. Hay que empezar a fijarse en las causas, ver cuántos chicos salieron y pudieron demostrar que estuvieron 3, 5, 8 años en la cárcel y son inocentes. Y también ver la otra parte, de los condenados que son propiamente condenados, que son culpables, no por eso se los puede dejar librados al azar. Yo creo que hay que empezar a capacitar, a enseñarles lo que es el trabajo, que el día de mañana esas personas van a salir y tienen que estar capacitados para ir a trabajar. Y que el pueblo también le de la posibilidad de que se reinserte. Porque algunas veces prejuzgamos, decimos que somos solidarios, que no discriminamos, y sí discriminamos y prejuzgamos. Porque si ya cumplió la condena, más allá del dolor que nos causó y de la pérdida grande que es para un padre perder un hijo, creo que también tenemos que ser más abiertos, yo sé que nunca se nos va a ir el dolor. Este dolor lo vamos a tener hasta el último día de nuestra vida pero también sabemos que hay un tiempo de condena que hay que cumplir y esa gente tiene que salir. Entonces veamos la posibilidad de que cuando salga no haga más daño. No produzcan más dolor a otras familias. Por eso trabajamos, por eso luchamos.
EL LIBRO «NO CALLARÁS»Contame acerca del tu libro, No callarásEste libro lo hice más que nada para que quede plasmado lo que pasó, hay casos conocidos y no conocidos.
¿Por qué algunos casos no son conocidos?Porque no llegan a la televisión nacional. Cuando el caso no tiene repercusión a nivel nacional, en los medios nacionales, hacé de cuenta que no existe, y desgraciadamente son muchos más los casos que no salen que los que salen. Sale el 1 por ciento de los casos de gatillo fácil. Hoy me decías que iban a dar un informe sobre gatillo fácil, creo que eso lo hacela Correpi(Coordinadora contrala Represión Policiale Institucional) también.La Correpi, que es lo que yo quería armar en su momento pero por tantas actividades que tengo no tengo el tiempo ni el equipo necesario, hace un entrecruzamiento de datos con las provincias, con otras ONGs. Primero el tiempo, después las personas que estén capacitadas para hacer este trabajo y el dinero que lamentablemente no lo tenemos. Esto es historia, para que algún día, ojalá no sea muy lejano, no haya más gatillo fácil. Esto es lo que ocurrió en Argentina en la época de la democracia. No están todos los casos, sino no me hubiese alcanzado el libro, pero sí decir que esto es parte de la historia dela Argentina.
Una secuelaUna secuela es la dictadura: cuando logremos terminar el gatillo fácil es porque no existen más los profesores que dictan clases y que pertenecieron a la dictadura, que son los que educan a los futuros policías. Yo creo que hay más de 30.000 desaparecidos porque también son desaparecidos los que se salvaron, que sufrieron y siguen sufriendo las consecuencias. Para ellos el daño fue peor, en los pibes y en los nietos que se están recuperando. Voy a decir una mala palabra: cómo le cagaron la vida y el futuro, y la posibilidad de los hijos de ellos de no conocer a sus abuelos, le arruinaron toda su existencia. Y el día que terminen los juicios, tenemos que cerrar esa etapa, una etapa dura, negra dela Argentinay muy dolorosa para todos, y sobre esa etapa empezar a crear una Argentina nueva, sólida, libre y soberana, creo que esa es la función de ustedes, los más jóvenes. A lo mejor con la experiencia nuestra, con lo que dejemos escrito, se ayuda para que no se cometan más errores.AutorLuciana Mazza Toimilluciana@medioslentos.comFotografíaCarolina Amengualcarolina@cruachanfotografia.com.arEdiciónMaximiliano De Mingomaximiliano@medioslentos.com