Neumonía rock y resfrío boogie woogie
Supersnazz puede no significar nada para muchos pero si está en esta sección haga click con su mousse, el mismo que lo trajo hasta medioslentos.com, y escuche al menos algunas de las canciones de este álbum. No nos responsabilizamos por su contagio. Pocas bandas pueden explicar su historia a través de su sonido. En Around the Corner, undécima pista del álbum Supersnazz, se puede apreciar el origen en San Francisco, Estados Unidos. Allí empezaron a tocar haciendo covers de sus bandas preferidas de los 50’s y de la Invasión Británica. Gene Vincent, Chuck Berry, The Kinks, The Beatles, The Rolling Stones, a ellos querían tributar de alguna manera y supieron como: los metieron en una licuadora con un poco de pop y espíritu californiano. De esa mezcla nace este virus contagioso que es Supersnazz, la opera prima de este conjunto. La banda comenzó en 1965 y aunque siguió hasta 1992 puede ser considerada como una banda de los 60’s y 70’s dado que sus mejores producciones las hicieron en esos años y su estética y estilo musical son identificables con los de esas décadas. Para identificar la influencia sonora de los Caballeros del Rock, si Elvis fue el Rey entonces tuvo que tener sus Nobles, basta escuchar Rockin’ Pneumonia and the Boogie Woogie Flu. Esta canción fue conocida en 1957 cuando Huey «Piano» Smith & The Clowns llegaron con ella al puesto 52 del Billboard Hot en agosto de aquél año. Los Flamin’ Groovies hicieron su propia versión. Suena descontracturada, divertida, joven y con mucho tino por momentos suena lastimosa. Es que la letra habla de un chico que no puede conseguir lo quiere con su novia ¿existe acaso algo más frustrante que eso? Por otra parte, Around and the Corner es la canción ideal para escuchar mientras se va a la playa. Especialmente cunado faltan esos últimos kilómetros para llegar y el aire de mar nos invade y trasforma nuestro espíritu. Como si California Dreamin’ de The Mamas and the Papas tuviera un hermano menos famoso. Bam Balam coquetea entre el blue grass y music hall. La batería marca la velocidad y la guitarra se dedica a mantener la armonía entre las voces y l rsto de los insutrmntos. El piano es lo que recuerda a las bailarinas en blanco y negro que entretenian a las personas a fines del siglo XIX y comienzos del XX. En la misma sintonía se encuentra Pagan Rachel, canción número siete. Es un CD muy pulido que puede atraer a cualquier persona ecléctica porque recorre varios géneros sin adentrarse de lleno en ninguno. Sin ser una obra maestra de la música es lo suficientemente sólida como para merecer un lugar en la discoteca de un amante del rock.