“Se notan lis pilis que estudian, porque son molto migliore per parlare”, la frase nos la decía mi abuela y a mí me marcó a fuego…


91-juliana-notaEn esta entrega decidimos que nuestra invitada del mes sea una integrante de nuestro staff. Hoy Juliana Bertucci Busso, periodista de nuestro portal desde Islas Canarias, España,  nos abre sus puertas y nos cuenta parte de su vida. No te pierdas de conocer a esta interesante mujer, de esas que piensan, que son inteligentes, perspicaces, piolas, en definitiva una gran profesional, y nuestro portal tiene el orgullo de contar con su participación.

¿Dónde nacíste?
Nací en Vedia, un pueblo agrícola-ganadero del noroeste de la provincia de Buenos Aires (Argentina) en plena primavera de mediados de los ’70. Crecí en una familia muy unida donde en la intimidad de mi casa se hablaba el «lingerlo», un dialecto salpicado entre el italiano, el francés y el portugués que nos transmitió mi abuela paterna. Tal era su gracia para hablar, que todas las personas como mi madre, mis tías, incluidas las personas que se iban integrando a la familia, aunque no lo hablaran, al menos lo entendían, hasta mis abuelos por parte de mi madre se les había pegado. Ñiet@s y bisniet@s seguimos acuñando frases de esa lengua transmitida verbalmente por aquella abuela que llegó de pequeña a Argentina desde Italia, bordeando la costa sudamericana.

La vida en mi pueblo fue tranquila. Tuve una infancia feliz y mi adolescencia fue el despertar a la vida, ahí vino la época de las preguntas, de las dudas, de los porqués.

¿Dónde estudiaste?
En la ciudad universitaria de las diagonales. Tengo una hermana tres años mayor que yo que decidió estudiar Ingeniería en Sistemas en la ciudad de Berisso, invitada por un familiar de mi madre se fue para La Plata, de manera que a mis padres no les hizo falta ni siquiera aclararme que, si quería estudiar, ese sería mi destino.

No tuve dudas que la Escuela de Periodismo sería el sitio perfecto. Encima, al segundo año de empezar la carrera, la vieja escuelita de la Avenida 44 subió un peldaño y comenzó a ser Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Estaba claro, allí acabaría mi carrera y la vida entera no me alcanzaría para aprender y estudiar, el gigante mundo del conocimiento que se estaba abriendo, ante mis pueblerinos ojos de estudiante.

¿Por qué periodismo?
Podría haber sido Profesorado de Lengua y Literatura, podría haber sido Magisterio, pero no, fue Periodismo. Tendría unos 10 años más o menos cuando una de mis tías (y retomo lo de las relaciones familiares) que era maestra y profesora de Lengua y Literatura, se le ocurrió la genial idea de crear un Taller de Lectura donde nos contagió la pasión por leer. Nos enamoramos de las historias leídas, recuerdo muchísimo la del libro “Corazón” de Edmundo De Amicis (que ahora viviendo en España, me vengo a enterar de que aquí la historia, se llevó a la televisión en forma de dibujos animados, fue una serie llamada “Marco, de los Apeninos a los Andes”). En ese taller, reímos, improvisamos, jugamos a ser poetizas, jugamos con las palabras, a mí ese juego no se me quitó jamás.

Cuando llegó la época de elegir una carrera, si algo tenía claro era el no. No quería saber nada que tuviera que ver con números, álgebra, cuentas, debes y haberes. Las ciencias médicas, muchas gracias y hasta luego. Yo quería contar, contar historias y no solo contar cuentos, era a un público más grande al que yo quería llegar. Quería partir del respeto al que te escucha, te lee o te oye, quería ser partícipe del aquí y ahora y eso forma parte del inmenso mundo del periodismo.

Y tras los madrugones, clases teóricas y prácticas, cuando faltaba casi un mes para la llegada del famoso año 2000, obtuve mi título de Licenciada por la Universidad Nacional de La Plata. Eso en el papel y en la memoria, un collage de cosas, alegrías, decepciones, risas, llantos, pero sobre todo un inmenso aprendizaje, el que te la vida, vivida dignamente y aprendiendo de todas las personas que te rodean, más allá del cargo, puesto o titulación.

¿Qué tiene de mágico y real el periodismo?
Esto es lo mágico del periodismo, lo que te está pasando a vos y a mí ahora mismo. Justamente cuando aún están calientes las cenizas en las que se convirtió el cuerpo de Gabo, me hacés esta pregunta. Él, que hizo periodismo y fue capaz de contar historias que sonaran con elegancia como lo hacía en sus libros, eso es el realismo mágico que también tiene el periodismo. Las noticias bien contadas.

Después está el manejo que hay detrás de la información. Y la construcción de la realidad que hacen los medios de comunicación y la política.

Podríamos decir que la magia está en lanzar una pregunta a el/la entrevistada. Otras  veces, el lugar es lo mágico. De todas maneras lo mágico y lo real está en la mirada, en la perspectiva que se le dé a las cosas.

¿Por qué te fuiste?
La Argentina de principios del 2000, no ofrecía muchas posibilidades a l@s jóvenes que acabábamos una carrera, los requisitos eran muchos y las posibilidades pocas, bueno eso siempre ha sido así. Sobre todo porque los que fuimos a las grandes ciudades a estudiar, en muchos casos, nos queríamos quedar allí. Cuesta mucho hacerse un lugar en los “mass medias”, hay mucha competencia y buena. No tener una mano amiga, o una “manga” como se le llama en España, que te ayude, entrar es toda una cuestión de deseos. En algunos casos se cumplen, pero en otros no. Leila Guerriero, hay solo una, las demás a veces somos “medias lentas” y nos pasamos años revolviendo en nuestro yo para descubrir aquello que nos diferencia de l@s otr@s y así ofrecer un trabajo diferenciado. Es frustrante querer y no poder. El oficio se aprende haciéndolo y si no estás en el medio, es una cuestión complicada.

Yo me fui porque volé, sí literalmente. Emigrar estaba un poco de moda por aquellos años, aunque yo estaba convencida que lo mío sería por un tiempo, conocer otras latitudes, tenía a España en la mira y ahí ataqué. Las cuestiones del corazón hicieron que el retorno fuera lento. Volví pero para blanquearle a mi familia que había elegido quedarme con un palmero en la pequeña, pero bonita Isla de La Palma, una de las siete islas Canarias que pertenecen a España.

¿Dónde estás ahora?
Y, aquí sigo. Once años llevo ya residiendo en este pequeño paraíso natural. Formamos una familia con aquél muchacho de acento dulce y canto canario. Tenemos dos hijos. Y vivo como quiero. Haciendo lo que quiero. Al principio, mientras se homologaba mi título, “carpetié” como decía mi abuela en su “lingerlo”, como se vivía y como se trabaja aquí. Bueno hice, etnografía que dirían los antropólogos.

Después me lancé al ruedo y busqué trabajo, y fui presentadora y redactora en los informativos en una tele local. Dos años allí, luego un cúmulo de cuestiones, que dan para otra entrevista, ahora trabajo pero sin sueldo. Colaboro en algunos blogs, y miro el mundo desde mi pecera, tengo varios proyectos en mente, van a ir saliendo lo sé, pero todo a su tiempo.

¿Cuál es la palabra que más te gusta?
Igualdad.

¿Y la que no te gusta para nada?
Es una composición de tres palabras: ¡Hij@ de puta! Porque siempre se ataca a la mujer, y está tan asumido, que hasta nosotras mismas llegamos a hacernos daño como pares.

¿Cuál otra profesión tendrías?
Profesora de alguna ciencia social.

¿Crees en Dios?
Lo dejo para mi foro interno. Si existe, me debe muchas respuestas.

¿Cuál es el sonido que más te gusta?
La respiración de mis hijos cuando duermen.

¿Y el que no te gusta para nada?
El de las ambulancias.

¿Cuál es tu mala palabra favorita?
Me “cago en la mierda” jajajaja.

¿En qué sos media lenta?
En elegir, una imagen, una palabra…