Ser hincha de fútbol
Generalmente alguien que se reconoce como un verdadero hincha de algún club de futbol es uno de esos «enfermos» que espera los domingos para ir a la cancha, uno de los que “necesita” ir a la cancha. De esos que viven, respiran, desayunan, almuerzan y cenan fútbol. Quizás muchos no entiendan esa pasión que tienen los futboleros por los colores, como algún futbolero no entienda de otras pasiones que le parecen ridículas, de las cuales no vamos a nombrar ninguna para no herir susceptibilidades, pero como una pasión no se explica ni se entiende, se vive y se siente…es inútil tratar de explicarlas.Hinchas hay muchos, lo hay de clubes grandes, lo cual es indiscutiblemente más fácil, pero también los hay de los denominados “chicos”, de uno de esos que se hace por herencia, de esos clubes de barrio, de los que te llevaba tu abuelo a verlo los sábados…de esos de ascenso. Y ser hincha de un club del ascenso es ser un “verdadero hincha”, ir a esas canchas es realmente estar “enfermo” por los colores. Ir a la Isla Maciel, al doke, a Casanova, a Floresta, eso sí que es pasión por los colores.Pero lamentablemente, hace ya 15 o 20 años se metieron en este submundo que es el fútbol para quedarse, los ultra famosos y re contra nombrados “barrabravas” y trastocaron todo. Estos hinchas han ganado un inusitado terreno dentro de este negocio . Desde entonces es que la pasión ha sufrido progresivamente una mutación, ha ido girando y se ha ido transformando hasta caer en la cultura del “aguante”. Hoy la discusión de los hinchas es ver “quién tiene más aguante”. ¿Qué es tener “aguante” para estos mercenarios? Aguante es ver quién le roba más banderas a otra hinchada, es quién le mató mas hinchas al otro, es quién tiene más “batallas” ganadas, es ver quien se “plantó” más veces con la policía, es “correr” a las hinchadas rivales…y toda esta cultura del “aguante” tiene y tuvo un resultado ¿cuál? 224 muertos en el fútbol. Uno de los primeros hechos de violencia se dio en 1939 en un partido de la cuarta división entre Boca y Lanús y por la ineficacia de la policía federa. El resultado fue la muerte de un chico de 9 años que viajaba en un micro.Pero ¿desde cuándo se incrementó esta ola de muertes? Justamente de la época de los 80 para esta parte, desde que empezamos a tener “aguante”. Ahora ¿quienes son los culpables de que estos personajes se hayan instalado en el fútbol y cueste tanto sacarlos?Los dirigentes son grandes responsables de lo que está pasando hoy. En el año 1986Osvaldo Ardizzone, un gran periodista y escritor ya fallecido, que trascendió las esferas del fútbol, en un reportaje a la revista “Goles Match” decía: “En cuanto a las barras bravas, no tengo ninguna duda que empiezan con el grueso de la hinchada, y luego son utilizadas por los dirigentes. Los dirigentes son los principales responsables de la existencia de las «barras bravas». Ocurre como ocurre en todos los terrenos cuando hay guardaespaldas: el guardaespaldas se convierte en el tirano del amo y el amo, al final, le tiene miedo al guardaespaldas. Eso lo dice la historia. Todos los guardaespaldas, al final, son los tipos que atemorizan y el amo no se los puede sacar nunca más de encima porque se convierte en cómplice, lo que le impide liberarse, está sometido, porque donde el otro habla lo puede chantajear. Acá hay una especie de chantaje. El tipo de la barra brava se convierte en el individuo que el dirigente necesita en épocas de elecciones, porque es el que influye en el electorado para que vote a determinada persona. Lo necesitan porque en las canchas custodia a los dirigentes y al equipo. Son «garde du corps». Eso no lo hacen gratis. Ni tampoco por la entrada… sino por dinero, asado, vinos, etc., aparte de la entrada, el viaje…»A lo dicho por Ardizzone, habría que agregarle que hoy los barras también están metidos en los pases de los jugadores, en puestos de ropa cerca de las canchas, en la seguridad de espectáculos en estadios, manejan puestos de comida dentro de las canchas los días de los partidos, regentean a los “banderitas” que cuidan los autos y trabajan para distintos políticos haciendo las veces de custodia o bien para asistir a los actos de campaña, y muchas otras lo utilizan como fuerzas de choque. Son, en algunos casos, una pequeña PYME.Hace poco estuvo en el país un holandés llamado Otto Adang, especialista en mantenimiento del orden público, quien actualmente asesora a 16 países europeos sobre seguridad en estos acontecimientos. Vino invitado por la SubSef (Subsecretaría de seguridad en los espectáculos futbolísticos) para que analice el tema de los barras aquí en la Argentina. Adang fue contundente y afirmó: «La solución europea en la Argentina es impracticable. Allá los hooligans estaban concentrados en grupos marginales sin relación con el sistema. Acá los barras están vinculados al negocio de manera sorprendente. Tienen pases de jugadores, manejan el merchandising en las calles, estacionamientos, venta de drogas y tienen vínculos con el poder político que asombran. Por eso el problema en la Argentina es mucho más grave que en el resto del mundo, porque acá hay que cambiar todo el sistema. Mientras eso no ocurra, es naif pensar en reeducar a los barras o generar un vuelco total desde la educación…”El Ministro de Seguridad y Justicia, Aníbal Fernández, desde su rol del Estado, avanza contra los dirigentes al asegurar que muchos son cómplices de los barrabravas. «No sólo los apañaron, sino que financiaron su accionar. No hablo como ministro sino como dirigente», afirmó el ex titular de Quilmes. “No se resuelve la inseguridad en los estadios si no se saca a los que no tienen que estar. La única forma es ponerle a la Justicia blanco sobre negro y decirle quiénes son los responsables», señaló. Es cierto lo que dice el Ministro pero también es notable que la justicia misma no apure las causas con muchos de estos delincuentes que tiene pendientes. Es el Estado quien se tiene que encargar de hacer cumplir las leyes y detener a estos mercenarios, pero por el momento esto no ocurre. Pasa todo lo contrario.Otro párrafo aparte merece el accionar de la policía. En la cancha trata a todo el público como si fuera barrabrava, entonces esto genera una rivalidad entre ellos y los hinchas, “los verdaderos” lo que a veces hace que la gente se ponga del lado de los barras. A estos últimos se los custodia en todo el trayecto que realizan camino a los estadios, para que no hagan desmanes. Y lo que es más preocupante es que hace una semana salió a la luz que barras de Vélez y un grupo de policías actuaban en conjunto haciendo secuestros.En fin, a todo esto hay que sumarle un marco de violencia general en la sociedad y el fútbol. El negocio es muy grande. Mientras tanto, no queda otra que “aguantar”.Por Ezequiel Di Salvo