En algún momento dejamos de ser los protagonistas o espectadores de todo lo que vivíamos para convertirnos en periodistas, fotógrafos, camarógrafos y hasta productores audiovisuales.
La foto ya dejó de ser ese momento que uno inmortalizaba, para convertirse en un momento creado pura y exclusivamente para inmortalizarlo, o bien, para subirlo en forma storie en alguna red social. Inclusive, las redes sociales no funcionan como herramienta para contar al mundo lo que estamos haciendo o lo que pensamos, sino, como motor para crear situaciones que puedan ser compartidas.
Muchas personas hacen determinada cosa o van a un determinado lugar solo para poder tomar una foto o grabar un pequeño videíto que luego pueda ser compartido en sus RRSS. La gente, en muchos casos, ya no hace lo que le gusta o quiere, sino lo que potencialmente podría publicar.
Pareciera que si no se publica, no se hace, no se vive. Hay personas que cuando van a ver un partido de fútbol en un estadio, prefieren filmar el penal a mirarlo.
Obviamente, cada persona es dueña de hacer o de actuar como quiera, siempre y cuando no atente contra los derechos de otros, pero lo que yo planteo es qué así como el avance de la tecnología acerca amigos o familia que viven a miles de kilómetros, aleja a las personas de lo que les está pasando frente a sus narices.
No me parece mal que una persona tenga la capacidad de documentar un pedazo de historia de forma rápida, económica y sencilla. Inclusive, que cualquiera tenga la posibilidad de hacerlo hace que los grandes medios de comunicación no elijan qué contarnos y qué no en algunas situaciones.
Lo que no comparto es que una persona se convierta en el productor audiovisual de su propia vida condicionando de esa manera cada una de las decisiones que toma.
Como los de la foto, en la que por lo menos un tercio de los presentes en el estadio estaba esperando la salida del equipo con su dispositivo móvil, lo que da un número aproximado de 16 mil personas que no vieron ese instante único e irrepetible para cualquiera que alguna vez fue a ver un partido. Sí, esa cantidad de personas miraron la salida de Boca al campo de juego a través de la pantalla de su celular.
Por: Leandro De Marco