Decisión Ejecutiva
“Pro Vida”, “Pro elección”. En esas dos facciones se divide el mundo, mucho más que en raza, religión, clase social. El aborto lleva a cualquier persona a adoptar una posición. A favor o en contra. No importa si uno es taxista o médico, contador o abogado, estudiante o jubilado. O Presidente y su partido.La decisión del jefe de Estado uruguayo Tabaré Vázquez de vetar la ley que legalizaba el aborto hasta los 3 meses posteriores a la concepción, un proyecto de ley que fue presentado y aprobado por diputados miembros de su propio partido, ha dejado consecuencias durísimas para el Frente Amplio.Este fue el cuarto intento para aprobar la ley en los últimos 25 años. Vázquez había anunciado que si la ley se aprobaba la vetaría. Los diputados oficialistas, en una demostración de valor democrático desoyeron las amenazas del presidente y aprobaron la ley. “Necesitamos una legislación que proteja a las mujeres uruguayas. El último año hubo cerca de tres mil muertes por abortos mal hechos”, explica la diputada frentista Nora Castro, una de las principales impulsoras del proyecto, y agrega: “tenemos el deber como representantes de cuidar a la población de la mejor manera posible, y sólo con la legalización se puede impedir la muerte innecesaria de tantas mujeres”. El presidente Tabaré Vázquez es, además de político, médico, y su razón para vetar la ley esta intrínsecamente ligada a su sentir personal que a una decisión racional, como habitualmente ocurre cuando el tema que se trata es el del aborto. “El presidente ha jurado defender la vida a toda costa dentro de sus posibilidades, y no podía aprobar es ley sin estar en conflicto con ese juramento que hizo como médico”, intenta justificar Gerardo Martinez, diputado del partido Colorado, uno de los tradicionales de Uruguay. Para el periodista uruguayo Julio Silvera el veto tiene un tinte más político: “Tabaré viene teniendo disidencias con el Frente desde hace un tiempo. Aprovechó el tema del aborto para dar una muestra de poder. Además considero que no era este el momento para lanzarse en una batalla contra la Iglesia por esta cuestión”. A causa de este tema se desató dentro del oficialismo uruguayo una fuerte interna que fue sacudida con la renuncia de Tabaré Vázquez al Partido Socialista, al no sentirse identificado con el parecer del partido con la cuestión del aborto. La crisis interna ha golpeado tan fuerte que está en duda la candidatura del presidente en busca de una reelección, y ya asoman dos candidatos, el tupamaro José Mújica, actual ministro de Producción, y Danilo Astori, ex ministro de economía, y más de centro.En Latinoamérica no hay antecedentes de una ley que permita la realización de abortos de manera legal. Es la primera vez que se está tan cerca de conseguirla. Es conveniente aclarar que la antinomia mencionada en el comienzo del texto es cuando menos errónea, quienes están a favor del derecho de la mujer a elegir, no son anti vida, como se los caracteriza. “La legalización no generaría abortos en masa como temen muchos de sus detractores” analiza el sociólogo Eduardo Gutiérrez, “simplemente permitirá que este procedimiento se haga de manera estéril, y gratuita en los hospitales”.Dentro de las potestades de un presidente se encuentran las decisiones ejecutivas. Este tipo de medidas son pertinentes solo al primer mandatario y dentro de ellas se encuadran los indultos, los decretos, y los vetos. El gobierno de un pueblo es mediante sus representantes y los diputados uruguayos se vieron coartados en su decisión de llevar adelante el proyecto de legalización del aborto, en representación del pueblo uruguayo, por su presidente que haciendo uso de sus potestades determinó que esa ley no era en el mayor beneficio de los uruguayos. Es difícil señalar quién tiene mayor peso en la decisión, y es quizás un tema para un debate profundo a tenerse no sólo en Uruguay sino en toda Latinoamérica.Federico García del corro