Luego de la apelación a la injusta sentencia que en 2019 condenó a Marian Gómez a un año de prisión en suspenso y el pago de las costas del juicio por besar a su compañera, se espera una nueva resolución y se sigue exigiendo justicia.
Son las 8 de la mañana del 18 de febrero de 2021, pálida y descompuesta, arranca su marcha a la audiencia, 3 años después de sufrir otro avasallamiento en su vida. La espera su abogado Lisandro Teszkiewicz, uno de los que nunca le soltó la mano, creyó y sostuvo a Marian.
Pensativa, reflexiva pregunta: “¿Y ahora qué?”. Su esposa la mira y camina a su lado. Repite mientras caminamos, es tortura.
Marian y Rocío desde chicas intentan obtener justicia. ¿Por qué y para qué? eso es lo impensado para un sector social que no podría vivir con la respuesta.
Es que ambas fueron, víctimas de abuso sexual en esa etapa de mayor fragilidad de la vida, en sus infancias. Hoy se consideran sobrevivientes, dado que han salido del horror, han denunciado y han cortado ese círculo del que parecía no haber salida.
Rocío pudo llevar a juicio a quien abuso de ella, su progenitor, la persona de más poder en su vida. Quien debía cuidarla, protegerla y no distorsionarle todos los parámetros posibles para un desarrollo libre y de satisfacción.
Marian por su parte, tenía tres años cuando su padrastro y abuelastro comenzaron a abusar de ella, para cuando denuncio, enterarse que también les sucedía lo mismo a sus hermanas.
Es que el 2 de octubre de 2017, Marian y Rocío se despedían en un domo semi abierto en Constitución, fumaban y se daban ánimos para otra de las audiencias que le tocaba a Rocío prontamente.
Un empleado de Metro vías, que las veía a diario buscó la forma de “molestarlas”, siendo ignorado por la pareja, llamó al oficial Jonathan Rojas, para mostrarles ese pacto entre “caballeros” y recordarles que ese espacio público es de machos, que no es de ellas e intentaron la maniobra.
El policía la empujó y puso sus manos sobre sus pechos, tratándola de pibe, sabiendo que Marian era mujer, por eso llamo a su refuerzo Villarreal quien es personal femenino. Es lo habitual cuando se quiere detener a otra mujer.
Marian a esta altura, reviviendo la violencia a la que había sido sometida cientos de veces se trabó en discusión con los efectivos hasta que cuando la quisieron detener, casi cayendo al piso por las maniobras, se enreda con el pelo de la policía y al terminar de caer, le arranca un mechón.
Se pone en marcha todo el mecanismo patriarcal y misógino para adoctrinarnos, cada vez que decimos basta y ponemos de manifiesto el límite.
Marian y también Rocío, fueron sometidas, una vez más a un tortuoso proceso. Marian expuesta y esposada, Rocío teniendo que mostrar la partida de matrimonio para acreditar el vínculo.
Marian en un calabozo era obligada a desnudarse frente a un montón de extrañas que revisaron sus cavidades. Rocío desesperando afuera para conocer, cuál era la suerte que correría su esposa y compañera.
Marian vomitó antes de salir para la audiencia, Rocío va con el estómago retorciéndole las tripas.
No son sensaciones y malestares que desconozcan. En todo el tiempo que lucharon por justicia, hubo un Estado ausente. No saben lo que es ser escuchadas, contenidas ni llegar a una terapia que no se pague. Por ende, muchas veces a pesar de necesitar esa terapia, debieron desistir. No saben lo que es tener un plan de asistencia a la salud, ni conocen otra forma más que la de sobrevivir ya que como cientos, han pasado por la amargura de un sistema judicial que se ampara en la fría letra y que poco le interesa la administración de justicia y que cuando se plantan ante el atropello de este sistema, rápidos y furiosos las quieren seguir adoctrinando.
Marian no sabe que más debe, cuando la llevaron a un calabozo porque había dicho basta y la humillaron de la forma que lo hicieron. ¿Qué le estaban cobrando?
Cuando el año pasado por primera vez vio la posibilidad de salir de la debacle económica e ingresar a un trabajo formal con salario y prestaciones, ingreso que se vio frustrado porque sus antecedentes dicen: Resistencia a la autoridad.
Marian siente que este sistema está empeñado en castigarla porque dijo basta, porque ella pudo defenderse y porque puso un parate a la discriminación y a la impunidad con la que se manejan muchos.
Hoy un tribunal tiene la oportunidad de decirle a quienes son discriminados/as, que esto no va a seguir pasando. Hoy ese tribunal puede reparar lo que a nadie le importo sanar ya que nada pudo evitarlo.
Hoy ese tribunal puede tomar su lugar y ejercer su rol, el de impartir justicia.
#absolucionparamarian