Entrevista exclusiva a Raúl Rivera Andueza


Entrevista exclusiva a Raúl Rivera Andueza

Raúl Rivera Andueza , emprendedor social latinoamericano y autor del libro Nuestra Hora, nos cuenta acerca de su fundación “ForoInnovación”, donde desde 2005 pone en marcha iniciativas latinoamericanas para llegar a ser una región más innovadora y emprendedora.¿Cómo te presentas a aquellos que no te conocen?Es una muy buena pregunta y la verdad, siento que no tengo una buena respuesta para dar: siempre tengo una respuesta que no me gusta para nada. Fíjate que le he dedicado tiempo a la pregunta y sigo sin respuesta. A ver… soy un emprendedor social, básicamente. Toda mi vida me he dedicado a poner en marcha cosas que tienen que ver con impactar en la sociedad y trascender el mundo de los negocios para que podamos construir una mejor sociedad y, a la vez,  apoyar a la gente que está queriendo llevar  adelante la transformación de nuestros países, pero desde el punto de vista de la iniciativa, no desde lo público. Ahora estoy hablando en términos de «emprendimiento trascendental». Este es aquél emprendimiento en el cual, el emprendedor, entiende que, al hacer algo, está yendo un poquito más allá de lo que es la empresa en el día a día, viendo que hay un objetivo un poco más amplio. Se trata de cambiarse a sí mismo a través del emprendimiento y cambiar a la sociedad a través del emprendimiento.¿Desde tu experiencia, has visto reflejado esto en la sociedad? ¿Con qué cuál de ellas te sorprendiste más a la hora de poner en práctica tus emprendimientos sociales y trascendentales?Hasta hace no mucho tenía mis esfuerzos muy enfocados  en Chile. Allí desarrollé algunas iniciativas que apuntan a esta dirección y que buscan esto. Uno de ellas es Foro Innovación, que es una propuesta del sector privado del mundo civil, con el reto de que nuestra sociedad se base más en la innovación que en los recursos naturales, en vistas de alcanzar la prosperidad. Es una fundación que he puesto en marcha y apunta a ayudar a pasar de una sociedad bastante tradicional a una basada en el conocimiento y el emprendimiento. ¿Qué hemos hecho? Los premios chilenos a la innovación: “Los Avonni”,  que sería «Innova» al revés. Esta idea loca que teníamos hace 7 años, en la actualidad es EL premio a la innovación de Chile.  Es un reconocimiento público-privado, y el año pasado el presidente fue quien entregó los premios. Es algo que está transformando a la gente que hace innovación en Chile y son reconocidos por todos.¡Héroes!¡Claro! Son los nuevos héroes. Hace doscientos años ¿Quiénes eran los héroes? Los héroes eran los que ganaban la batalla de Ayacucho. Son ellos ahora los que hacen innovación y emprendimientos innovadores. Justamente, los premios buscan ponerles un foco y decir: «esta gente es un ejemplo para todos, es lo que todos debemos tratar de hacer, cada uno en su campo».Hablaban de una ruta de la innovación y el emprendimiento. Es interesante la palabra «ruta», recién mencionaste «héroes». Utilizás palabras que no se utilizan mucho pero tienen significados de peso. La ruta implica un camino que hay que transitar y en donde uno tiene que saber adonde va.Exactamente. Es un camino. La ruta nació como una provocación en regiones. Chile es un país muy centralista, al igual que Argentina con Buenos Aires. Tiene la costumbre de darle la espalda a las regiones. Cuando Santiago ya tenía muy claro el camino que tenía que recorrer a futuro, en el sentido de la innovación y el emprendimiento, en las regiones, se suponía que esto no era así. El gran descubrimiento que hicimos fue que en ellas había muchísima inquietud.  Cada una se sentía un poco sola, un poco aislada de las demás.¿Serían los equivalentes a las provincias Argentinas?Exactamente. Le dijimos a cada región que tenía que planificar su propio camino y juntos avanzar en dirección hacia una sociedad más innovadora, en donde la riqueza viniera de lo que hacemos y no de lo que tenemos. Nuestra oferta fue recorrer el camino todos juntos. Hoy por hoy tenemos programas para hacerlo, si ustedes los hacen propios, los vamos a apoyar. Ahora estamos tratando de aplicarlo en el resto de América Latina.La Redde Mentores empezó como una idea que trajimos de Nueva Zelanda -y que es muy exitosa allí-. Probamos algo similar en Chile: buscamos 30 personas del mundo de los negocios que tuvieran ganas de apoyar emprendedores que necesitaban un poquito de apoyo y funcionó tan maravillosamente bien que ya vamos casi 300 y lo estamos extendiendo a todo Chile. Estoy en tratativas con alguien que lo quiere poner en marcha en Perú y estoy pautando reuniones también en México y Argentina.Te escuchamos decir en alguna entrevista que en Latinoamérica se suele subestimar mucho a la gente, porque el mismo pueblo se siente subestimado, como diciendo «las cosas buenas no nos pueden pasar».  Está aquello de la importación de ideas y de pensamiento, que es lo peor que te puede pasar. Ya cuando las ideas las traes de otro lado y no generás las propias, es grave.Lo cierto es que nadie inventa de la nada. Einstein decía: «yo estoy parado sobre el rostro de gigantes». Él no inventó la teoría de la relatividad, sentado en algún lugar de Alemania, sin leer a Newton, no sé si me explico. Acá sucede lo mismo: una vez que traes una idea, se transforma. La red que tenemos en Chile no se parece tanto a la de Nueva Zelanda porque acá  inventamos a partir de algo que nos pareció bueno.Entiendo porqué lo relacionás por este lado. Yo lo pensaba en términos de cierto pensamiento generalizado, donde siempre lo de afuera es mejor que lo que hace uno.Creo que nosotros tenemos una fórmula bastante potente para Latinoamérica y quizá para buena parte del mundo emergente.  Nueva Zelanda no era tan distinta a Argentina hace 50 años. Lo que pasa es que ellos fueron haciendo bien las tareas y nosotros no.Si uno importa una semilla y la siembra en suelo propio, no siempre es lo mismo. ¿Cómo influye en su caso? ¿Cómo se hace para separar los acontecimientos y procesos políticos latinoamericanos de lo empresarial?Tenemos una cierta obsesión con lo político, en parte porque se ha hecho mucha mala política. A medida que uno va haciendo buena política es cada vez menos importante. Cuando tenés reglas del juego claras y un gobierno enfocado en su gobierno y no en otras cosas, se abren enormes espacios de oportunidad para que nosotros, los ciudadanos, comencemos a hacernos cargo de nuestras vidas. No esperemos a que el gobierno nos vuelva un país más innovador y emprendedor. Saquémonos el chip de «el Gobierno lo hace o nadie lo hace». ¡No! ¡El gobierno a duras penas si llega a fin de mes! Apenas si se administra a sí mismo. Como sociedad tenemos que hacernos cargo de nuestro destino y poner nuestra parte. Ojalá que el gobierno no nos torpedee todo lo que hacemos. Hay países en los que esto sucede, lamentablemente: están empecinados en hacerte la vida difícil. Suponiendo que los gobiernos se repliegan un poco y dejan de molestar tanto, yo creo que es imposible pensar que ellos serán los héroes del puerto. Creo que hay que dejar un poco tranquilos a los políticos y preocuparse más en ver cómo vamos a hacer las cosas  que en verdad nos van a cambiar la vida. Esto lo haremos a través de activistas sociales; emprendedores; gente que busca distintos fines: altruistas y no tan altruistas, pero innovadores en un sentido profundo.¿A qué llamarías innovador?Es alguien capaz de soñar con algo y hacerlo realidad. Crea algo que no existe y lo transforma en algo que crea valor para todos.También están aquellos que toman ideas existentes que nadie puso en práctica, ¿No es así?Exactamente: mirá a Steve Jobs. Fue a Xerox y dijo «mirá todos estos giles están repletos de tecnologías que nadie usa. Las voy a utilizar, las voy a reempaquetar y voy a armar una cosa espectacular, que es lo que se llama Apple hoy día». Hay muchas ideas dando vueltas. La gente tiene miedo de que le roben «su» idea. La idea es el 5% del total. El 95% restante es cómo la llevas a la práctica.¿Y qué sería Nuestra Hora?Nuestra Hora es la hora de nosotros, la hora de dejar de lado las tonteras que hemos tomado como verdades y que no resisten análisis. Desde chicos hemos pensado que éramos una región marginal del mundo, pequeña, bastante miserable, llena de gente pobre. Una región súper violenta: la región de los dictadores; de la violencia permanente; de las drogas; de la inestabilidad política y económica; de la crisis permanente; de la gente fea. Pareciera que queremos ser un poquitito más altos o más rubios. Es un poco el estereotipo. Queremos ser lo que no somos. Pero los datos arrojan que somos una región espectacular: enormemente importante para el mundo. Sin nosotros, el mundo prácticamente dejaría de existir. Dejaría de alimentarse, de respirar, etc. Somos profundamente esenciales, somos una civilización tremendamente importante. Somos la confluencia de dos de las 6 civilizaciones originarias: la mesoamericana y la andina. Las cuatro restantes son Egipto; la mesopotamia; India y China: dos de ellas potencias mundiales en la actualidad. No tendríamos que sentirnos menos. Los datos que verás en el libro indican que somos la región más pacífica del mundo. Tenemos muy pocos muertos en los últimos 100 años en comparación a Europa; Asia y África. En algunas partes de América Latina tenemos problemas con los homicidios, que están un poco fuera de control, pero es a causa de las drogas: una industria estadounidense y europea. Siempre se habla del cartel de Cali y el de Tijuana. Pero lo cierto es que nos quedamos con menos del 10%  de la industria. Más del 90% se la quedan en EEUU y Europa, en manos de carteles anónimos. Es un negocio de 70.000 millones de dólares. Hemos tenido la tendencia de tomar ficciones como realidades, sobre todo las que se refieren a nosotros. Somos la región más feliz del mundo y la cuarta economía mundial. Somos la región con más Miss Universo del mundo.¿En qué proyectos andás?Estoy tratando de difundir los mensajes del libro «Nuestra Hora». Creo que hay que viralizarlo. Es una prioridad: llegar a 600 millones de latinoamericanos. Hay que crear ACELA: la asociación de emprendedores de América Latina. Con un grupo de amigos  hemos creadola ASECH:la  Asociaciónde Emprendedores de Chile. Tiene más de mil socios y tiene apenas un año. Además hay muchos interesados en Chile; México; Argentina y otros lugares, en poner en marcha emprendimientos. Todos juntos pondremos en marcha ACELA y todos juntos vamos a cambiarle la cara a América Latina a través del emprendimiento y la innovación.¿Cómo surgió su idea?De toda una vida de vivir en Latinoamérica y de salir de la región para darme cuenta que era una región maravillosa.  El libro demuestra que todas las fronteras entre nuestros países son artificiales. Ni siquiera son mentales: la mentalidad está integrada a la cultura ¿Dónde termina Borges y dónde empieza Neruda? No tenemos fronteras culturales y nos conecta el español o su versión más bonita: el portugués. Argentina quiere cada vez más marginarse, pero no le resulta porque el mundo va en otra dirección. AutorLuciana Mazza Toimilluciana@medioslentos.com