Clase de genética en el mes de la identidad


Clase de genética en el mes de la identidad

En el caso de Ernestina de Noble, tema de agenda hoy en el país, se ve claramente cómo actúa la ciencia y la política en situaciones de derecho a la identidad con respecto a sus hijos adoptivos. En esta nota se encuentra la ciencia, ya que las discusiones políticas las dejamos a reflexión del lector, al cual a su vez brindamos las herramientas para llegar a sus propias conclusiones. La identidad de Marcela y Felipe son las que están en disputa en este caso tan emblemático, pero, ¿cómo se identifica a una persona? ¿Qué es el ADN? ¿Cómo se hace si sus padres no están presentes? Los estudios científicos resolvieron estas preguntas para contestar las inquietudes de quienes dudan de su origen.Los primeros estudios realizados no fueron del ADN en sí, ya que no se conocía con exactitud sobre el tema, sino de antígenos de histocompatibilidad (HLA), que son moléculas proteicas que se encuentran en las células y se encargan de diferenciar lo propio de lo ajeno. Este método se basa en que en los genes que producen el HLA hay cuatro variantes y cada una de ellas tiene decenas más, lo que da como resultado que la probabilidad de que dos personas de distinta familia tengan la misma combinación es muy baja, por lo cual puede usarse para la identificación de las personas.Pero existen otros tipos de estudios que resolvieron los problemas ante la falta de algún miembro de la familia. Una de las soluciones surgió al estudiar el ADN mitocondrial. El ADN (ácido desoxirribonucleico), es una molécula hereditaria que se transmite de padres a hijos cuyas unidades de información, llamadas genes, codifican la producción de energía de las células. El 99% del ADN se encuentra en los cromosomas, el núcleo de las células.La mitocondria es una pequeña organela dentro de la célula que tiene material genético propio. A pesar del saber común de que el ADN es una “combinación de los cuatro abuelos”, esto se cumple en el ADN nuclear. El mitocondrial se hereda exclusivamente de la madre, y en ellas es una copia casi exacta. Por lo cual en situaciones donde el único miembro de la familia disponible para realizar estudios de filiación es la “línea materna”, la identificación sigue siendo posible.Otra herramienta son los marcadores del cromosoma “Y”. Los cromosomas en humanos están constituidos por ADN y proteínas. El genoma humano nuclear, es decir la información genética que se encuentra en el ADN del núcleo de la célula, presenta 46 cromosomas de los cuales dos son llamados sexuales, X e Y, cuya combinación determina el sexo femenino (XX) o masculino (XY). Por una herencia de cromosomas todos los varones de una familia comparten el mismo patrón genético, por lo que existe también un estudio “de la línea paterna”.En la actualidad, se utilizan estudios de marcadores polifórmicos que se encuentran en todos los cromosomas de una persona. Los más estudiados son los marcadores llamados microsatélites o STRs. Para cada uno de estos marcadores, la persona hereda dos alelos o características; uno de estos alelos proviene de su padre biológico y el otro de su madre biológica que a su vez, provienen de sus abuelos biológicos.Algunos nietos al llegar a la mayoría de edad se negaron, por distintos motivos, a hacerse los estudios para averiguar sobre su origen, por lo cual no se les pudo realizar extracciones de sangre. En esos casos, la ciencia consiguió extraer la información genética de objetos personales, como el cepillo de dientes y el peine, mediante un allanamiento por orden judicial, debido a que el ADN no se encuentra sólo en la sangre sino en cualquier célula del individuo. Dicho procedimiento quitó a los nietos del lugar de “objeto de prueba”, disminuyendo los posibles efectos psicológicos de sufrir una extracción de sangre. Aquí se ubican los hijos adoptivos de Ernestina de Noble, que en diciembre, luego de haber accedido a un estudio de ADN por parte del Cuerpo Médico Forense que depende del Poder Judicial, a pedido de las Abuelas de Plaza de Mayo, se realizaron allanamientos en las casas de Marcela y Felipe de donde se retiraron cabellos y material genético. Sin embargo, los abogados de los jóvenes apelaron y todavía no se logró la resolución del caso.En el prologo del libro “Las abuelas y la genética”, donde se encuentra parte de la información de esta nota, Víctor B. Penchaszadeh, profesor de genética de la Universidad de Columbia, destaca: “La genética había tenido una triste historia durante el siglo pasado, pues estuvo asociada al racismo, la discriminación y hasta al genocidio. La genética ha podido ponerse del lado de los derechos humanos y posibilitar la efectivización del derecho a la identidad”. Es interesante reflexionar cómo la ciencia puede ser utilizada para fines opuestos, y depende de cada persona, científico o no, el interés por guiarla hacia un bien común.AutorDaniela Raschcovskydaniela@medioslentos.com