El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) se incorporaría al caso Luciano Arruga


El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) se incorporaría al caso Luciano Arruga

A un año y nueve meses de la desaparición de Luciano Arruga del barrio 12 de Octubre de Lomas del Mirador, Vanesa Orieta, hermana del joven de 16 años, cuenta la violenta situación que viven todos los días al salir a la calle, cómo la justicia le dio la espalda, la lucha de los familiares y amigos hasta lograr ser escuchados y la incorporación del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) al caso.“A mí no me interesa que ocho policías vayan presos, porque a mi hermano no lo recupero y su cuerpo, que es lo que quisiera encontrar, tampoco lo voy a encontrar porque la justicia no lo está buscando. Yo estoy participando de un circo, el circo de la justicia. Lo que pretendo va más allá, va a que reconozcamos socialmente, que entendamos, que el gatillo fácil es algo que se da en los barrios todos los días. Mi denuncia apunta a eso, todo lo que se genere alrededor de la causa de mi hermano con la justicia es algo que yo simplemente lo voy a vivir como un acto simbólico que genere en otros familiares las ganas de salir a denunciar, que otros familiares pierdan el miedo, porque lo que domina este tipo de causas es el miedo a denunciar a la policía”, manifiesta Vanesa al relatar la situación de amenaza permanente que vive su familia.Luciano Arruga desapareció el 31 de enero de 2009 tras ser detenido y llevado al destacamento de Lomas del Mirador que depende de la comisaría 8va. Según cuenta su hermana, Luciano era perseguido por la policía hacía ya un tiempo por haber rechazado la posibilidad de colaborar con robos organizados por policías que involucraban a menores de edad del barrio, y es a partir de ahí que comienza esta historia que, al día de hoy, no llega ni al nudo principal.“Durante 45 días, hasta que aparece el primer testigo, no ocurre absolutamente nada. Lo único que podía hacer era escribir en papeles que me daban en la fiscalía que en ese momento intervenía, la unidad fiscal n°7 a cargo de Roxana Castelli, que sólo me permitía dejarle unos escritos en donde le comentaba a ella mis serias dudas acerca del papel de la policía”, describe Vanesa, quien se hizo cargo completamente del caso junto con su familia y quien, además, consiguió luego de golpear muchas puertas la ayuda ad honorem del abogado Juan Manuel Combi. En simultáneo, fue contactada por Pablo Pimentel, presidente de la Asamblea permanente por los derechos humanos y, sumado a esta, la llegada de un testigo pudo activar el caso Arruga. Fue en este momento donde se solicitó y logró el cambio de fiscal. “Se ordenan algunas medidas: el secuestro del libro de guardia del destacamento, que por supuesto después la pericia da como resultado que tenía hojas tachadas, borroneadas, se hace una pericia con perros en el destacamento, en un patrullero y en un descampado en los tres casos el resultado es positivo, se encuentra algún tipo de rastro de Luciano. Lo que nosotros creemos es que en esos 45 días tuvieron tiempo de sacar el cuerpo de uno de los descampados en los cuales se hace el peritaje para darle otro lugar que no sabremos cuál es”, relata Vanesa.El caso es hoy llevado adelante por Pimentel y Combi, quien tuvo que mudarse de barrio por las amenazas recibidas a raíz de esta investigación, pero comenzarán a trabajar a partir de este mes con los abogados del CELS. “Para nosotros es importante que empiecen a moverse otros circuitos, porque el hecho de que haya un organismo de derechos humanos trabajando sobre este tema nos da un respiro para decir no estamos solos y a ellos los pone en una situación límite a la hora de trabajar”, destaca Vanesa.Las amenazas a la familia y amigos de Luciano Arruga fueron constantes desde su desaparición. Vanesa ni piensa en salir sola de su casa después de las 12 de la noche y lo mismo sucede con su entorno. Sabe que en cualquier momento pueden ir a recordarle su situación, y esto, en parte, sucede porque los ocho policías que la familia acusa de haber torturado y desaparecido a Luciano aún cumplen sus funciones en Lomas del Mirador y patrullan el barrio. Vanesa reclama que “cuando se quiere apresar a un pobre no se necesita ni tanto tiempo ni tantas pruebas, de hecho hay muchas personas detenidas sin pruebas que esperan que les salga su juicio para tener una sentencia digna. En el caso de Luciano, parece que estos tiempos se respetan a rajatabla y que sobre los policías no se toma la misma medida que se toma sobre un delincuente pobre”.Ahora familiares y amigos de Luciano Arruga trabaja en el barrio 12 de Octubre con los niños y jóvenes mientras se espera la instancia de juicio y se buscan mas pruebas para que los policías que hoy se presentan en la causa como testigos pasen a ser implicado. “Yo no necesito más para saber lo que paso con mi hermano, pero la justicia, cuando se trata de encarcelar a los policías, necesita hasta la prueba mas mínima. Bueno, habrá que darle hasta la prueba mas mínima”, afirma Vanesa.AutorDaniela Raschcovskydaniela@medioslentos.comProducciónLuciana Mazza Toimilluciana@medioslentos.com