El juego del supuesto, ¿está chequeado?
“Un hombre, cuya hacha había desaparecido, sospechaba del hijo de su vecino.El muchacho caminaba como un ladrón, vestía como un ladrón y hablaba como un ladrón. Pero el hombre encontró su hacha mientras cavaba una fosa en el valle y la siguiente vez que vio al hijo de su vecino, el muchacho caminaba, vestía y hablaba como cualquier otro muchacho”. Lie Dsi.Son infinitos los diálogos que brotan de nuestros pensamientos para armar historias, que de una interpretación y prejuicios, pasan a cobrar vida por el sólo hecho de a veces creer que “pensamos en los demás”.Nos cansamos de hacer ademanes con nuestras manos y alzamos la voz para aclamar “La verdad” porque con ésta, una vez dicha, los demás van a saber qué tienen que hacer.Muchas veces las inferencias que hacemos al observar una imagen, una situación, un diálogo, nos facilita tomar decisiones.Aunque me detuve a reflexionar muchas veces, con el lema; “pienso en los demás” obviamos dar el paso que nos pone en el peldaño de preguntarle al otro; éste otro nuestro amigo, hermano, padre, madre, hijos, compañeros, etc.Abrir el juego de indagar (preguntarle) qué es realmente eso que puede estar necesitando, sintiendo, pensando o experimentando a quien tenemos frente nuestro.Por qué tiene que hacerme caso en lo que digo; le pregunté ¿qué necesita? ¿Cómo sucedió? ¿Está chequeado?Si tomo la decisión de no llamar por el sólo hecho de pensar que “creo que está durmiendo”. Abrir el juego de plantear qué pienso yo, y qué tan cerca o lejos está mi pensamiento de lo que realmente está ocurriendo?¿Cuánto nos animamos a equivocarnos, será que esto nos deja en una situación de vulnerabilidad hacia el error, en función de nuestra inferencia?Cuántas veces dijimos, ya se lo que estás sintiendo, si a mí me pasó lo mismo.Que hayamos vivido la misma situación o parecida, lejos está de experimentarla del mismo modo de quien nos la está contando.Entonces ¿porqué la costumbre de generalizar las vivencias, sin darnos la oportunidad de conocer y escuchar de qué modo lo vive y experimenta el otro?¿Quizás cerrar estos diálogos nos hace creer que poseemos la verdad?; Es auto convencernos de un mundo que se hace pequeño y hasta imposible que en él entren más personas a explorarlo, porque sólo está lleno de nuestra única y pura verdad.El punto es ¿cuántas veces cuidar nuestra verdad al inferir nos deja en un mundo pequeño por descubrir y con pocos recorridos por hacer?Al Inferir, en muchas ocasiones, los supuestos facilitan el futuro, permiten ahorrar tiempo, palabras y continuar nuestro camino. En muchos otros, por el contrario, retrasan procesos, entorpecen la comunicación en las relaciones y hasta llegan a ser el elemento fundamental para dar por cerrado un tema.“El proceso de inferir es tan automático, que uno lo hace inconscientemente, convencido de que la inferencia realizada es la única manera razonable de interpretar el mensaje. En esa seguridad de estar en lo cierto, a uno ni se le ocurre verificar con el otro su comprensión” Fredy Koffman.A partir de la observación y un sin fin de pensamientos, le siguen declaraciones que los ponen de manifiesto y que para materializarlos concluyen con acciones que modifican nuestro presente, por ende, el futuro. Inferir nos facilita tomar decisiones. A veces con resultados buenos y otros no tan buenos.Inferir entonces implica; observar, interpretar, emitir juicios sobre esto, armar una conclusión y tomar decisiones.¡¡¡Si bien puede ser algo inconsciente, quizás es importante aprender a incorporar las preguntas y ver que esté chequeado!! AutorVanesa AmenabarLic. en Adm. Coach personal y de negocios. Practitioner en Programación neurolingüística Certificada.mujeresquehablan@yahoo.com.ar