Generación Ni-Ni: “Que se vayan todos”, según España


Generación Ni-Ni: “Que se vayan todos”, según España

Con el Partido Popular se indignaron por la relación casi servil hacia Estados Unidos. Años más tarde, bajo el gobierno socialista, se desencantan al ver que nada ha cambiado y, para colmo, la economía sigue en caída libre. Los jóvenes españoles salieron a la calle para pedir alternativas y caras nuevas en la política. Un 2001 a la europea.Argentina y España tienen y tuvieron, a lo largo de la historia, lazos indiscutiblemente fuertes, que van más allá de un idioma común y de la relación entre una colonia y su metrópoli. Son siglos de cultura similar y de solidaridad entre ambos pueblos.Un breve repaso de dos hechos que grafican a la perfección esa relación: a principios del siglo XX la situación europea era desesperante. A los inminentes conflictos armados que terminaron materializándose en 1914, se les sumaba una crisis económica que expulsaba a poblaciones enteras, obligándolos a buscar nuevos horizontes. España no fue la excepción sino más bien la regla. Del otro lado del Atlántico, Argentina les dio lugar (para disgusto de Sarmiento y sus ansias de una inmigración anglosajona) para que puedan forjar el futuro que su propio país les negaba.A comienzos de este siglo la situación se revirtió. Los estragos del neoliberalismo en nuestro país hicieron que miles de argentinos buscaran en la tierra de sus abuelos lo que aquellos vinieron a buscar acá. El grito “que se vayan todos” ganó las calles y multitudes se agolpaban en los consulados con la esperanza de emigrar hacia Europa. Pese a las trabas gubernamentales, el pueblo español en general recibió a los recién llegados.Ahora la historia, en su afán de repetirse una y otra vez, vuelve a poner a ambos países en una situación similar. España está viviendo su propia crisis, con un 20 por ciento de desocupados (“parados”, según el término usado allí) y es en ese contexto que nacen los Ni-Ni, es decir, ni PP ni PSOE. Cada vez son más los que, asqueados por las políticas de derecha del Partido Popular del gobierno de José María Aznar, terminaron desencantados ante un gobierno que de socialista tiene solamente el nombre.El término Ni-Ni fue utilizado en un principio para definir a los miles de jóvenes que “ni estudiaban ni trabajaban”. En 2009, una encuesta en España revelaba que más de la mitad de los jóvenes de entre 18 y 34 años no sólo no tenían ningún tipo de proyecto sino que declaraban sentirse satisfechos de sus vidas. El fenómeno, claro está, no es exclusivo de España sino que puede verse en cualquier parte del planeta, pero fue allí donde caló más hondo. A partir del mencionado desencanto de buena parte de la población española con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, la expresión Ni-Ni pasó a ser sinónimo de lucha contra un sistema en el que, a la usanza del caso norteamericano, se suceden los gobiernos de dos partidos distintos sin que nada cambie demasiado. Un “que se vayan todos” con acento español.Por lo general, los hacedores del movimiento son los mismos que eran reflejados en la encuesta del 2009. Son jóvenes, con estudios universitarios y grandes dificultades para encontrar trabajo acorde a su capacitación. Cansados de no ser escuchados y de ver cómo la situación se mantenía siempre igual, decidieron alzar la voz.Basados en las experiencias de Egipto y Túnez, donde las redes sociales fueron una parte fundamental en la organización de las marchas que terminaron con los gobiernos de esos países norafricanos, surgió la “Acampada Sol”, en la que estudiantes, trabajadores y amas de casa se reunieron en la Puerta del Sol para declarar su derecho a indignarse por la marcha del país. La consigna es clara: “No los votes”. Tras varios días de protesta, el campamento fue desalojado a la fuerza por la policía madrileña, pero promete dejar huella de cara a las próximas elecciones generales que se llevarán a cabo en 2012 y en las que Rodríguez Zapatero ya aseguró que no será parte. Las encuestas lo muestran en su momento de menor popularidad, por lo que la decisión del jefe de Gobierno no sorprendió a casi nadie. En la otra vereda, el PP suma dificultades a la hora de encontrar un candidato que aproveche el momento. En 2001, los argentinos hicieron oír sus reclamos de recambio generacional en la política. Diez años más tarde, los candidatos que buscarán la presidencia en las elecciones de octubre poco tienen de novedosos. En España el clamor es el mismo. Sólo el tiempo dirá si se trató de un fenómeno aislado o un proceso de cambio que puede mantenerse en el tiempo.AutorIgnacio Genizinfo@medioslentos.com