La puerta giratoria de los primeros ministros de Japón
Japón sufre, no sólo por la problemática a la que se enfrenta con la apreciación de su moneda frente al dólar, algo que podría provocar una baja en las exportaciones, sino además, por una crisis política en la que los primeros ministros no consigue estabilidad en su cargo y ya han sido seis los que ocuparon ese lugar desde 2006 hasta la actualidad.El actual primer ministro, Naoto Kan, asumió en junio y su popularidad cayó al 24 por ciento en poco tiempo. Hasta su propia mujer escribió un libro hace dos meses criticándolo. Son muchas las presiones que tiene hoy por hoy los mandatarios para dejar su lugar, tanto por parte de la oposición que le exige una adelantamiento de las elecciones como de algunos miembros de su partido, que le piden que dimita.Por su parte, Kan aseguró que no piensa renunciar a pesar de que el domingo pasado lo haya hecho su ministro de Relaciones Exteriores, Seiji Maehara, y esto suponga un duro golpe para el Gobierno, ya que estaba considerado como uno de los laderos más fuertes del premier.Cabe destacar que en Japón este importante cargo se nombra de manera indirecta, no es con voto popular de los electores, sino que los diputados y senadores eligen a un presidente del partido mayoritario para que ocupe el puesto. Desde 2009 el Democrático (PD) lidera el Parlamento luego de una hegemonía, casi ininterrumpida, del Liberal Democrático (PLD) durante 60 años.Alberto Matsumoto, Licenciado en Relaciones Internacionales y Profesor de la Universidad de Kanagawa y de Rikkyo en Japón afirmó sobre la situación: “Es una crisis política sea cualquiera el partido gobernante; el LPD o el actual PD, ninguno logra sostener al primer ministro para que tenga una duración apropiada”.Para Matsumoto, uno de los principales factores es la rivalidad dentro del bloque mayoritario: “Los grandes partidos políticos poseen un arco muy amplio de izquierda a derecha, cuyos clanes tienen compromisos con organizaciones empresariales, cámaras de profesionales, sindicatos, etcétera. Es sumamente compleja la red de intereses que hay y supera, en muchas ocasiones, toda consideración ideológica. En algunas ocasiones, los clanes internos son, en realidad, mucho más duros que los opositores”.Cecilia Onaha, Profesora de Historia en la Universidad de La Plata (UNLP), y coordinadora del Centro de Estudios Japoneses del Instituto de Relaciones Internacionales de la UNLP, aseguró: “Desde los años ‘90 se viene profundizando una crisis vinculada a la aplicación del modelo neoliberal que también, siguiendo el camino indicado por los Estados Unidos, aplicó Japón. El resultado fue un deterioro que año a año se va agravando”. Sin embargo, en cuanto a la repercusión en la sociedad, resaltó: “Esta situación de crisis de liderazgo prolongada está generando la renovación del interés por parte de los jóvenes, sobre la política y es importante prestar más atención a la sociedad civil”.Matsumoto, por su parte cree que esto no es así y sostuvo: “En lo interno, en la ciudadanía hay más apatía política, algo que no favorece los verdaderos cambios que se requiere hacer”.La realidad marca que el actual partido gobernante no comenzó con una gestión firme. Horacio Seno Díaz, Director de la cátedra Asia-Pacífico de la UCES declaró: “En 2009, el PD ganó con el 70 por ciento del electorado a su favor, asumió en aquella oportunidad Yukio Hatoyama, y a los ocho meses tuvo que renunciar cuando no pudo cumplir con la promesa fuerte de campaña que era lograr el acuerdo sobre la reubicación de las tropas y bases norteamericanas fuera de Japón”.Si bien todavía la calidad de sus productos y marcas aseguran un mercado, es importante tener en cuenta que Japón ya no es la segunda economía del mundo, ya que China le arrebató ese lugar, y si se suma eso a la inestabilidad política, podría comenzar a pensarse que algo no anda del todo bien en aquel país asiático.AutorLeandro De Marcoinfo@medioslentos.com