¿Qué está pasando en Irán?
Por Rafael García PalavecinoNo es loco hacerse esta pregunta, sobre todo cuando en toda esta semana vimos como todos los ojos del mundo posaban sus miradas en este país de medio oriente. Si sumamos, acusaciones exageradas de fraude electoral, levantamientos populares, muertes y…. ¡Twitter! El resultado será, sí, adivinaron, otro (intento de) revolución de color.Evitemos un extenso análisis sobre lo que pasa en Irán y por qué esa es una región tan conflictiva. Los medios vienen anticipando desde hace rato una guerra con Estados Unidos e Israel, también malinterpretaron algunos dichos de Ahmadineyad sobre el holocausto, exasperan los miedos por proyectos de energía nuclear, y ahora, las elecciones «robadas» son motivo de histeria colectiva en estos días.Lo que pueda arrojar en estas líneas difícilmente resuma en conceptos claros qué es lo que está pasando allá, pero una correcta analogía sería que Irán es un suculento bife en frente de un perro doberman hambriento con hilos de baba cayendo de su hocico.Y las razones son las siguientes: Irán posee una de las más grandes reservas petrolíferas del mundo. Reservas con hidrocarburos de gran calidad. Sin embargo, lo que hay que destacar es lo siguiente, y es que Irán no es Iraq, el régimen de Ahmadineyad tiene alta aceptación en su pueblo y no estamos hablando de un dictador que se codeó en los ochenta con halcones neoconservadores.Pero hagamos un poquito de historia.En los años 70, en medio de la crisis del petróleo, el régimen del presidente estadounidense, Richard Nixon, firmó el abandono de Bretton Woods, es decir, el dólar no tenía más respaldo en oro y todo gracias a Henry Kissinger que negoció que los países de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) cotizaran las ventas de los barriles sólo en dólares. Los que se negaron a realizar transacciones en dólares fueron Irán, Iraq y Siria.Rebobinando un poco más la cinta histórica, ya en 1953 nos encontramos en la revolución iraní, Donde su primer ministro, Mohammed Mossadegh, era derrocado en una sangrienta revolución (sin twitter ni facebook, por supuesto). Es que Mossadegh tuvo la brillante idea de nacionalizar hidrocarburos que eran pretendidos por la British Petroleum, conglomerado anglo-iraní.Sin hacer dedos, y sin caer en lo que mucho tiempo se pensó (en el under) como una teoría conspirativa, podemos pensar que Mossadegh fue derrocado por tocar intereses sensibles de la elite. Durante un discurso en El Cairo, el presidente Obama dijo lo siguiente: «En medio de la Guerra Fría, Estados Unidos jugó un rol en el derrocamiento de un presidente iraní elegido democráticamente por su pueblo». Es sorprendente a veces de dónde vienen las piezas que faltan integrar en el rompecabezas de la historia.Entonces, se necesita desempañar un poco el vidrio con el que miramos hoy a Irán, y desempañar las cámaras de los celulares por los que nos llegan las imágenes de las protestas. Irán es un país clave en el tablero geopolítico y es por eso que tiene que tener caballos y alfiles a su alrededor para que los conglomerados multinacionales dominen el corredor eurasiático que va del Mar Caspio a Turquía.Sumado a lo que fue el intento de revolución de Color en Moldova, con el que tiene un sinnúmero de parecidos, la táctica de revolución de color está quedando obsoleta. Irán está por rechazar la anulación de las elecciones y proclamará la reelección de Ahmadineyad.Más que revolución de color, los que quedaron pintados fueron los agentes de inteligencia.